"Que triste todos dicen que soy
Que siempre estoy hablando de ti
No saben que pensando en tu amor, En tu amor
he podido ayudarme a vivir"El triste - José José
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D A N I E L S M I T
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— ¿Estás listo para la cena, cachorro?
El sonido de su voz lo embriagaba. Dan sólo quería seguir escuchándole como si fuese su canción favorita, a pesar del té tan raro que le daban cada vez que se ponía violento y lo convertía en un hablador.
— Sí, sólo dame la camisa.
Estaba tan ligero. No cargaba preocupaciones consigo. El olor tan peculiar de la planta seguía colándose por su sistema y oía su propia risa ocasionalmente. Aquel sonido suyo tan en desuso.
— ¿Usarás el saco?
— Como tú gustes.
En cualquier momento de su subida Chelsea ató el dispositivo a su torso. Luego le puso la camisa blanca y planchada.
— ¿Qué hay de tu niñez, Dani? Me haz hablado de todo menos de eso.
Respiró con fuerza. El pensar en aquello no le causaba tanto cariño como creyó.
— Siempre quise ser militar, pero Riley Smit, CEO de una empresa en Hollywood, quería que yo formara parte del creciente boom infantil en la academia. En cambio, Margaret Smit, prefería gastar su dinero en casinos o salones de belleza.
Daniel sabía que no debía revelar información totalmente privada, sabía que estar en Tatum lo transformaba en alguien que no era, sabía que Chelsea lo estaba manipulando, pero nada de eso importó cuando entendió que su lucha no valía la pena. Parecía estar condenado a ser imperfecto y miserable por el resto de sus días. La sola usanza de ponerse violento ya no funcionaba y la respuesta a ello, era que Chelsea lo calmara metiéndolo en una burbuja. Una en la que Daniel no se sentía tan mal.
Si es que no lo habían hecho ya, los Calaveras irían al Santuario a buscar lo que tanto deseaban, incluso teniendo en cuenta que su equipo U siguió al 3 del Santuario, pero no hicieron nada, sólo resignarse a ver cómo corrían al auto semi escondido entre el follaje, con unas bolsas y un perro herido, con Clarisse pero sin Felicia, ni Jack, ni Nancy. Obviamente, los Calaveras llegaron antes y se llevaron a la familia de Phillip. Así que ya no valía la pena recuperar el Santuario, por lo menos no ahora —solía decirse a sí mismo—
¿Y como sabía todo esto? Chelsea se lo dijo a los dos días de ocurrido, y ya ha pasado un mes desde entonces. Parecía que disfrutaba poniéndolo al día, controlando la información a la que él podía acceder.
Rió, cabizbajo y con los ojos cerrados en plena confianza con Chelsea.
— ¿Tienes cosquillas?
— No —volvió a reir—. Una vez, salimos a un pueblo a buscar recursos —cerró los ojos ante el agradable recuerdo— y el equipo 10 y 3 fue junto. Yo pertenezco al equipo 10, allí estamos los que tenemos más tiempo y estamos especializados en estrategias, soluciones y eficacia de ataques, Leyla está en el 3. Entonces la noche anterior habíamos estado hablando...
Desde que ambos pelearon entre sí y terminaron en la enfermería quejándose por el alcohol que Silvia y Carson les colocaron en sus heridas faciales, no se habían vuelto a hablar; eso fue cosa de un par días antes de la salida, pero la lejanía a Daniel lo estaba irritando.
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RELIQUIA: Silentium (hiatus)
أدب الهواة"Pocos saben lo crucial que pueden ser unas pocas personas para el rumbo del mundo... La historia tal y como la conocemos fue forjada por las grandes personalidades, y destruida por las grandes personalidades, pero puede ser reconstruida, por las pe...