3. INOCENTE PECADOR

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CLAUDE FORD

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Había una mujer. Sí...Claude apenas la visualiza en su mente, con los rasgos difusos y un largo cabello dorado que caía por sus delgados hombros cuales cada oportunidad en las que la casualidad los acerca, se echan hacia atrás.

Nunca le dirigió la palabra o una mirada de más de un minuto porque parecía afligida ante él. Él cree que ella lo veía como un monstruo, aunque carecía de motivos para hacerlo.

Esa misteriosa mujer que los esquivaba.

También hay otra persona, Calvin, ese lo conocía Raquel y todo aquel. Lo vio pasearse varias veces con Dan por el recinto y prestarle ayuda a la señora Felicia con lo que hacía de guardería. Compartió un par de palabras en alguna ocasión, pero nunca le pareció un tipo tan despreciable como para hacer lo que hizo, mas no le quita razón a Dan. Aunque su apoyo esta vez oscile hacia el lado de Negan.

Y ahí está, de frente a dos hombres que a causa de la pérdida consumieron una botella de licor, negándose a buscar la siguiente; visualizando las lágrimas secas marcadas en sus respectivas mejillas.

Claude fue astuto. No la buscará al saber que si lo hace tendrá que jugar al camarero hasta que vomiten o mueran. Lo que pase primero.

Pareciera que sobre el ahijado y el padrino la sobriedad bailaba alguna sonata cuya melodía es suave y se deja llevar por el licor, su compañero.

- Señor - aclara su garganta. Esperaba que esté lúcido por lo menos -, me pidió que le avisara sobre el estado de...

- ¿Qué? - Negan llevó su torso hacia adelante, entrecerró los ojos y Dan en compañía liberó una risa gutural casi adormilada.

- Me pidió que le avisara sobre el estado de...

- ¿Qué? - volvió a preguntar. Claude no tenía tiempo y empezó a alterarse.

- Que Clarisse sigue...

- No te entiendo - soltó y la fuerza de su aliento empapado en alcohol golpeó directo a la cara de Claude, no le agradan los borrachos.

-¡Me cago en los huevos de satanás! ¡Clarisse sigue sin hablar! - espabiló y tragó en seco al descubrir su voz ida de tono. No es su culpa, él no tiene mucha paciencia - Carson dice que Sei le ayudará. Algo así como una terapia canina.

- Jesucristo te la ve esa boca niño. - entonces allí el mal humor de Claude parece disiparse con lentitud al recordar con melancolía a su tío, ese militar que fuera del uniforme actuaba como doña y lo ve, por unos segundos que desea se estiraran, reflejado en el líder - Toma las llaves. El perro está durmiendo. Ah, y tráeme también una carpeta, tiene escrito: "No abrir", así que ni se te ocurra abrirlo.

Primero pasó por su habitación, dejó la mochila sobre la cama y sacó la billetera, donde da la cara a una foto familiar.

"No te atrevas a morir", y fue muy tarde cuando lo dijo. Los ojos permanecieron abiertos, blancos y sin vida, pero el aún se aferraba a la camisa sangrienta de su padre, como si con el esfuerzo volviera a regañarlo por ir a sacarlo. Alguien gritaba su nombre, eso lo recuerda muy claro. Era una voz tornada histérica, era su hermana pidiéndole entre sollozos que se apartara. Un gran cuerpo lo arrancó y lo arrastró, era el tío Abe.

RELIQUIA: Silentium (hiatus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora