§ Nunca §

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Antes

     La alarma no sonó esa mañana. Ni siquiera recuerda por qué aún la tiene puesta si está de vacaciones. Despertó con pereza restregando sus ojos y vió la hora.

     7:00 am. Suspiró.

     Últimamente tenía esta pesadilla que le quitaba paz en sus primeros segundos de lucidez. Era él mismo muriendo y despertando sin vida, sin fuerza ni brío. Él mismo viendo caras que desconocía pero que le resultaban familiar llorando por su nombre. Pero era una pesadilla, sólo eso. Claude estaba en su nueva casa en Washington, la que compartía con Enid.

  Miró a su esposa aún durmiendo y no pudo evitar sonreír. Cada mañana se despertaba sabiendo que ella lo ama, que él la ama y eso le basta para seguir adelante.

     Para dicha o desgracia de la familia Ford, Dan Smit, su mejor amigo, vivía a tan sólo unas cuadras. Y para más inri, el hombre de 27 años le dijo que estaría a primera hora de la mañana en su casa para celebrar que no tenía cáncer.

    Realmente usaba cualquier excusa para reunirse con alguien.

   A principios pensó que sería incómodo, pero Dan siempre supo respetar el espacio para la familia que Claude como un hombre de tal, dedicaba.

   Y Claude lo agradeció en silencio.

   Ya se había vuelto costumbre ver por lo menos una vez al mes al pálido muchacho en su Jeep verde acompañado de alguna persona. En esta ocasión, fueron su padrino y su novia.

   Ya para entonces Claude se había arreglado decentemente al recibir el mensaje de que estaba cerca de su casa, por lo que al abrir la puerta Dan apenas lo recibió con un "Buenos días" pasando directamente al patio con una bolsa de hielo en la mano y con la otra cargaba una caja de cerveza sobre su hombro.

   — Sí, yo también me alegro de verte, viejo. — Saludó al padrino de Dan con un apretón de manos antes de que él también entrará a su casa haciendo algún comentario que no escuchó y pronto saludó a Helena, la novia de Dan.

   — Lamento que hayamos llegado tan temprano. Espero que Enid e Hilda estén bien... realmente está muy emocionado — dijo, haciendo referencia a Dan.

   — Ya lo creo. Después de ese susto no creo que vuelva a fumar como si su vida dependiera de ello.

    Alcanzaron al otro par en el patio. Estaban preparando las carnes sobre una gran mesa de madera que dejaron los vecinos anteriores a los Ford. Pensó en su esposa al ver otra vez la hora. Normalmente ella era quien lo despertaba, pero había pasado la noche hablando con Claude para que pudiera dormir y ella misma perdía energía.

  Está cansada. Pensó Claude.

  Nuevamente se dio cuenta de que la amaba como el primer día que la vio.

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