❝OO7: Congratulations❞

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Yo no podía dejar pasar aquel tema por más que yo quisiera, él es mi mejor amigo y también me afectaba saber que estuvo llorando, no me sentiría bien sabiendo que puedo hacer algo por JiSung pero no me dice nada.

—No estaba llorando— le escuché decir.

Yo me levanté del sofá y caminé hacia él, y trató de evadirme, cosa que jamás había pasado, trató de evadirme a mí y al tema. Me preocupaba, y quería que él me dijera que estaba sucediendo, porque quería ayudarlo.

—No puedes engañarme, JiSung. — y aquello era cierto, no podía, porque yo lo notaría. —Te conozco lo suficiente como para saber que algo te afectó mucho y por consecuente, te hizo llorar.

—Me conoces bien,— dijo y pues era más que obvio. —pero MinHo, son niñerías, no quiero aburrirte con ese tema.

—No hay problema, puedes decirme. —le dije susurrándole. Él es mi amigo, y en secreto el chico que me gusta y no lo dejaría pasar. —Yo voy a escucharte, siempre.

Nos dirigimos a mi cuarto, ahí había más privacidad y aunque si es cierto que dijo que era niñerías, parecía ser un tema algo delicado para él, ya que no era de esas personas que se dejan intimidar fácilmente por cualquier cosa, es un chico muy fuerte. 

Una vez en mi cuarto, tomamos lugar en mi cama, yo busqué la parte donde generalmente ponía mis pies, y él donde yo ponía la cabeza. Se sentó ahí y cruzó sus piernas, como un niño pequeño, y suspiró.

—Jamás había estado solo, nunca.— y ya entendí por donde iba todo esto. —JaeSung siempre me cuidó desde que tengo memoria, porque como sabes es mayor que yo por unos años, entonces jamás supe lo que es estar solo, lo mismo con MinHee, los dos me cuidaron, hasta que noona se fue, y quedó hyung conmigo.—explicaba.— Con el paso del tiempo, mamá fue alejándose y concentrándose más en su trabajo, casi no la veía, pero él estaba ahí para mí, pero ahora estoy solo y tengo miedo. Tengo miedo de estar solo.

—Te entiendo, aunque no lo creas. Yo nací aquí, pero aún muy bebé me llevaron a Australia y ahí me crié hasta los quince años, que fue cuando me vine a vivir aquí. Tuve mucho miedo e incluso no podía dormir en las noches, pasé casi un mes sin poder dormir cinco horas completas, pero luego conocí a Félix, y sí, te dije que lo conocí en Australia, pero nos separamos cuando regresé aquí, pero para mí sorpresa, él también vino y fue mi rayo de luz. No me refiero a que yo soy tu rayo de luz, me refiero a que puedes confiar en mí y si quieres, puedes quedarte conmigo unos días, no tengo problema en ello.

—Muchas gracias por acogerme esta noche aquí, espero no ser molestia a estas horas.— dijo bajando su cabeza, con algo de pena.

—No, para nada.— le dije acariciando su brazo por encima de su hoodie.

Él tomó posesión de la cama y yo simplemente le puse la cobija por encima y me aseguré de que quedara bien cobijado para que no pasara frío, y luego de eso me fuí del cuarto

Me encanta cuidarlo.

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Había despertado muy temprano. Preparé los tres desayunos y los coloqué en la mesa y me dediqué luego a la parte más difícil del día, despertar a Félix. Subía las escaleras y como de costumbre, yo merodeaba sin camisa y en pantalón por la casa. 

Estaba llegando al último escalón y escuché la puerta de mi cuarto, cerrarse y con ella, a JiSung restregándose los ojos. Pero este al verme, se detuvo en seco, y no entendí por qué se sonrojó hasta que recordé que no vestía camisa y me maldije por dentro, era costumbre con Félix, no con JiSung.

—Lo siento, no quería ver.— dijo él tratando de ocultar sus obvios cambios de colores. 

—Descuida, es la costumbre, me pondré algo.— Yo iba a bajar por las escaleras hasta que volvió a llamarme por mí nombre, y entonces me devolví.

—Quédate así, no me incomoda.— pero esta vez fuí yo quien me puse nervioso y sonrojado y a decir verdad, mi piel me jugó una mala pasada y de notó la diferencia de color.

—Preparé el desayuno— traté de evadir aquello. —despertaré a Félix y bajo.

—¿Félix está aquí?— preguntó. —¿Puedo despertarlo yo?

—Bueno, si eso quieres.— dije haciéndome de lado para que él pudiese pasar. —Te dejo el lado libre, después de todo, merezco un día de vacaciones.

JiSung se aventuró en la habitación y yo también, entonces salió corriendo del lugar. Me quedé totalmente estático sin saber que hacer, hasta que nuevamente escuché en las escaleras, las pisadas de sus pies en ésta.

Traía un vaso de agua y supe lo que estaba a punto de hacer. Felix se molestará contigo y conmigo por esto. Pensé. Y entonces le tiró el vaso en la cara y éste reaccionó rápidamente, sentándose de un brinco en la cama.

—¡¿Qué estás haciendo tú aquí?!— gritó.

—Buenos días bello durmiente—. respondió sarcástico él, mientras yo me reía de aquel espectáculo. 

—Voy a veng-— pero Félix cortó su oración justo ahí y luego recapacitó sobre aquella escena. Yo sin mi camisa y él aquí en pijamas aún. —Esperen un momento, ¿por qué tú estás aquí y tú estás sin camisa con JiSung presente? ¿Pasó algo mientras dormía?

Él y yo nos observamos ahora avergonzados por la conclusión de Félix y luego los dos negamos al mismo tiempo. Ahora era Felix quien reía. 

Poco tiempo después nos encontrábamos todos en el comedor ingiriendo la comida que yo mismo había preparado. Mientras comía, llegué a la conclusión de que JiSung fue el primer chico -luego de Félix- en usar mi cama, y me sentí privilegiado.

—Ahora que estamos los tres aquí, yo quería compartirles algo.— Félix quería decirnos algo ayer, pero debido a que atendimos dos de tres, lo guardo para cuando estuviésemos completos, osea, este momento. —Seo me dijo que sí quería ser su novio, y yo dije que sí.— una gran sonrisa apareció en la cara de Félix, sabíamos cuanto le gustaba él y ahora que eran pareja, estaba más feliz todavía.

Felicidades.— JiSung se levantó de la silla, y luego lo abrazó, realmente estaba muy feliz de mi amigo y que por fin estaba saliendo con la persona que tanto le gustaba. 

—Felicidades, pecoso. Te dije que sí se podía, y esto hay que celebrarlo.— le dije dándole un abrazo ahora yo.

—Hagamos algo en mi casa.— ofreció JiSung. —Puede ser algo como una pijamada, incluso podemos invitar a ChangBin. Si quieren verdad.

—No oigo un no de parte de Min.— dijo Félix.

—Y no me niego tampoco.—contesté yo.

—¡Maravilloso!— dijo él.

A fin de cuentas celebraríamos una victoria para Félix, cosa que nos hacía felices a los dos. Él era tan importante en nuestras vidas que obviamente se merecía una celebración de gran tamaño, y por supuesto, teníamos donde, el resto sería pan comido.

 Él era tan importante en nuestras vidas que obviamente se merecía una celebración de gran tamaño, y por supuesto, teníamos donde, el resto sería pan comido

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[Editado; 02/Noviembre/2020]

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