Una vez más se vió al espejo, la hoodie que llevaba, fue una que JiSung le prestó, y también una que le dejó la noche que se fue, la única Hoodie negra que tenía, casualmente.
¿En serio estaba haciendo esto? Pues sí, no habían mejores planes, era sábado y estaba solo, además, la sorpresa era para él y no desperdiciaría la idea de conseguir algo regalado.
—Espero no estar haciendo mal—. Dijo dándose la última ojeada para salir de su cuarto.
Llevaba todo, las notas, la hoodie, su teléfono, todo, lo llevaba todo.
Al llegar hasta la cocina, vió a Félix. Quiso hablarle, pero no tuvo la cara para hacerlo, no aún.
O bueno.
—¿Esa no es la hoodie favorita de JiSung?— le preguntó el pecoso. Había extrañado tanto escuchado su voz.
—Sí, es esta.
—¿Vas a salir?— le preguntó otra vez, pero se dió la vuelta.
—Sí, ¿te acuerdas del que me escribía notas y las dejaba en mi casillero?— y con eso bastó para que Félix se diera la vuelta con su cara de asombro.
—No me digas que-
—No y no lo sé, dijo que iba a darme una sorpresa y como no tengo mucho que hacer, iré.
—Oh-
Fue lo único que dijo para que el silencio inundara el lugar.
—Y... ¿cómo has estado?— preguntó MinHo tratando de romper aquel incómodo momento.
—Considerablemente, sólo eso, sabes cómo soy. ¿Y tú?
—Mal, Lixie, mal, yo-
—Shh, no es momento de disculpas, dejémoslo para luego, ve por tu sorpresa.— dijo con su habitual sonrisa, el pecoso.
MinHo simplemente le devolvió la sonrisa y se fue. El día había estado yendo más bien de lo pensado, Félix había vuelto a hablarle y estaba llendo por su sorpresa. ¿Qué más mal podía pasar? Nada.
De su casa, la cafetería no estaba tan cerca, de la escuela, sí lo estaba, pero venía saliendo de su hogar, por lo que era el camino más largo.
De la nada se sentía extraño, un poco pesado, pero principalmente, feliz. Como el típico MinHo, por decir algo; no ese irritable, insoportable, no, el de antes.
En la pasada por la escuela, pudo ver una ardilla bajando por un árbol, llegando hasta las flores, era muy adorable e inconscientemente pensó en él, en JiSung.
Siguió caminando, llevaba diez minutos de ventaja a la cafetería, y por ende a su sorpresa, estaba tan ansioso de que la hora llegara, que se alistó con toda prisa.
Luego de varios minutos y de haber entrado en el gran recinto del centro comercial, el logo de la cafetería favorita, Smile, se veía brillar en color café, y todo le dió un vuelco en el corazón, se sentía ansioso y temoroso por lo que pudiera encontrar ahí dentro.
Se había imaginado varios escenarios de lo que pudiera encontrar ahí, una caja, un sobre, un café ya pagado, una tarjeta de regalo, mil cosas pasaron por su mente temiendo lo que pudiera encontrar.
Al entrar, buscó la mesa que el escritor de las cartas le había pedido asignar, la que estaba frente estaba ocupada y decidió por la de al lado de la ventana, que estaba libre, y optó por ella, y fue a sentarse.
Esperaba que algo hubiera en esas mesas pero nada; entonces se sentó dándole la espalda a la puerta, para apreciar mejor el paisaje del lugar, aunque generalmente eran autos.
Pidió un café, un dalgona, para estar el rato. Y cuando vió el reloj, marcaba las 4:30 p.m en punto, y un nudo se hizo en su garganta. En teoría su sorpresa iba a estar frente suyo a esa hora.
Vaya susto se llevó cuando sintió una sombra detrás de él, pero no le sumó ni le restó.
No hasta que estuvo en el asiento frente a él.
Sus ojos grandes, brillantes y redondos, sus labios tan lindos, finos y besables, su cabello, ahora de color miel claro y apenas largo, su nariz redonda, preciosa y casi perfecta, y dios, dios, dios.
Sus mejillas, sus hermosas mejillas regordetas seguían ahí.
Era él.
Era Han JiSung en frente suyo, sentado con una hoodie negra, igual que la suya, unos jeans y sus distintivas tennis de plataforma que tanto adoraba usar, simplemente, Han JiSung.
Si quiera podía seguirlo viendo, y fue cuando vió como JiSung se acercó con su regordeta manito y le limpió una lágrima que involuntariamente había salido de su ojo, y luego le sonrió.
Esa preciosa sonrisa que tanto anheló ver hace un año, cuando sin rastro se fue, dejándolo solo, prometiéndole que volvería, y aunque se había borrado la idea de que volvería, la espera siempre estuvo presente, pues ahora lo volvía a ver.
Volvía a ver a su mundo, a esa persona que ama y que nunca lo dejó de hacer, volvía a ver a JiSung, lo tenía al frente suyo con una sonrisa en sus preciosos labios.
Las lágrimas de felicidad le llenaban los ojos, y los sollozos comenzaban a ser presentes, se sentía en una ensoñación, podía verse como una, pero la idea se borró cuando JiSung le sonrió, y le extendió un papelito con ella.
¿Te gusta la sorpresa?
Hoodie Clown.
No podían hablar, pues sí, era un poco incómodo, por lo que su medio de comunicación fueron las cartas, cartas que JiSung brindaba, bajo su pseudónimo: Hoodie Clown.
¿Vamos a casa? Creo que
tenemos una conversación
pendiente, ¿no crees, Min?Hoodie Clown.
MinHo sólo asentía a las cartas que le daba JiSung, y a su vez se limpiaba el restante de las rebeldes lágrimas que salían de sus ojos, chorreando por sus mejillas y dejando rastro, y seguía siendo involuntario pues seguía sin creerlo.
Primero termina el
café, yo te espero,
descuida.JiSung.
En ese momento, ni siquiera quería café, el dalgona ya había pasado a mejor vida desde que lo vió sentarse frente a él, pero a fin de cuentas, era dinero, e hizo lo más rápido por tomárselo.
Y deja de llorar, ¿sí?
No me gusta verte
llorar innecesariamente.Hoodie Clown.
Cómo había extrañado verlo otra vez, las polaroids que le había dejado no era lo mismo, que tenerlo frente a él, definitivamente no, pero ahora se sentía incluso diferente.
Terminé, vamos
a casa, Sunggie.Escribió en la misma nota, MinHo. Y dicho eso, tomaron rumbo fuera de la cafetería.
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hoodie clown ✧ minsung
Fanfiction❝A JiSung le gustaba dejarle notas a su mejor amigo, MinHo❞ ⊱꒱ main: lee minho, han jisung ⊱꒱ menciones de otros ships ⊱꒱ pobres intentos de soft, fluff y drama ⊱꒱ variación en la extensión de los capítulos ⊱꒱ incluye un único capítulo de lemon ✧ li...