❝A JiSung le gustaba dejarle notas a su mejor amigo, MinHo❞
⊱꒱ main: lee minho, han jisung
⊱꒱ menciones de otros ships
⊱꒱ pobres intentos de soft, fluff y drama
⊱꒱ variación en la extensión de los capítulos
⊱꒱ incluye un único capítulo de lemon
✧ li...
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Al dejarle frente a su casa, sintió sin dudas las cosas totalmente pesadas, sabía que nada bueno están pasando, pero por más que insistió en quedarse y tratar de ayudarle, JiSung se negó, en todas las veces en las que se ofreció, se negó.
Esperó a que él desapareciera en la puerta y luego se marchó, pero no tranquilo, por supuesto. Estaba totalmente preocupado sobre lo que pasara cuando Han cruzara esa puerta, y es que no quería pensarlo pero realmente le aterraba que algo malo le llegase a pasar.
Por su lado, JiSung estaba completamente atemorizado después de aquella llamada que tuvo con Bang Chan, empezando por el tono de voz, pero luego de que le dijo que su madre había vuelto y que no se le veía con buena cara, lo dejó totalmente atónito y listo para sentir aquella pesadez.
No es que la extrañara, ni nada por el estilo, su madre siempre había sido totalmente temperamental con respecto a su vida. La señora quería lo mejor para su hijo, pero esto incluía hacer que cambiase de cuidad, y pues no era la primera vez que lo hacía.
Por supuesto, no dejaría que MinHo estuviese presente ante aquello, lo lastimaría completamente. Sabía cómo era su mamá, era dura con él y no quería que la persona a quien más amaba escuchara aquellas palabras que posiblemente le soltaría.
Los pies le temblaban cuando comenzó a quitarse los zapatos. Las manos le sudaban y pensaba lo peor, que era nuevamente cambiarse de ciudad, por tercera vez.
—Ya estoy en casa.— dijo cuando pasó el recibidor. —¿Mamá?
La señora estaba en la cocina, tomaba algo de una taza. Para su hijo, era normal verla haciendo aquello, a pesar de que nunca estuvo ahí siempre, le había tomado costumbre haberla visto haciendo sólo eso durante el tiempo que estuvo ahí en sus antiguas casas.
—Hijo— le habló. Habían pasado cerca de un año desde la última vez que lo vió, el trabajo de la señora era otro nivel. —Te ves más guapo, has crecido en tan sólo un año.
—Gracias, mamá.— respondió. —¿Cómo te fue en tu viaje? ¿Finalmente trabajarás desde casa?— lo último lo tragó con total dificultad, pues si ella volvía así de tranquila significaba solo una cosa.
—Sobre eso.— le llamó. La señora se levantó de su asiento y caminó al lavaplatos, donde dejó la taza y se arrecostó a éste. —Tenemos que movernos, otra vez.
El menor decayó. Sabía que nada podía irle tan bien, y ahora su madre estaba buscando como salir de esa ciudad, e ir a dar a otra que por supuesto sería totalmente desconocida.
