hoodie clown ✧ minsung

❝O3O: Note six❞

Odio esto, ¿sabes?
El hecho de no poder verte,
de no tocarte, de no poder si
quiera oler ese rico perfume de
menta que siempre andas, de no
poder escucharte, de no nada, lo
odio tanto. Te extraño, Min, mucho.
Pero descuida, pronto te veré reír a mi
lado; por ahora, cuídate, nos vemos el
mes que sigue. ¡Bye!

Hoodie Clown.

Se le hizo tan, pero tan extraño el mensaje de esa carta. Era completamente anormal, ¿cuando pasó todo aquello? ¿En qué momento llegó a oler su perfume de menta? O pero, ¿en qué momento llegó a tocarlo?

Parecía que JiSung la había escrito, por el hecho de extrañar, pero JiSung si quiera estaba en la cuidad, así que la opción era complemente descartada.

MinHo había mantenido, básicamente, que cero por ciento de contacto con cualquier otra persona que no fuera su círculo de amigos, por lo que se le hizo tan, tan extraño.

Por otro lado, ChangBin estaba nuevamente en el teléfono, en una llamada con aquella misma persona que le llamaba todos los días a la noche, esa misma persona que le recordaba que debía hacer su trabajo, -aunque ya sabía que tenía que hacerlo-, esa misma persona que le llamó dos días después de que JiSung se fuera.

Los contactos eran siempre tan certeros y nunca fallaban, siempre era puntual.

—Se ve confundido— dijo observando desde lejos. —Lo sé, lo sé, bien, debo irme, adiós, cuídate.

Trató de caminar nuevamente, cuando se topó a Félix de frente, y pensó que había escuchado todo. Pensó lo peor.

—Hola, Binnie.— dijo Félix, tan deslumbrante como siempre. —¿Dormiste bien?

—Hola, precioso— dijo y besó su mejilla. Increíblemente, a casi un año de relación, seguía provocando muchas cosas en él, y viceversa. —Bastante bien, ¿tú?

—MinHo estuvo bastante inquieto, así que medio dormí. Ya sabes cómo es esto cada mes.— suspiró pesadamente el de pecas.

Bin lo tomó de la mano y antes de comenzar a caminar, dejó un beso en ella, aquella pequeña manita mágica. —Lo haces excelente, cielo, eres el mejor amigo que alguien podría tener, bebé.

—Gracias— dijo comenzando a caminar junto a él. Parecía que Félix no había escuchado nada de esa llamada. —Pero a veces siento que no es suficiente, ya sabes, eso me afecta a mí, verlo a él así, y verme así, te afecta a ti, y... ay.

—Ya, Lixie, estás dando tu mayor esfuerzo y eso es lo que cuenta, amor, si él ha superado gran parte es gracias a ti también, no te pongas así. ¿Qué te parece si hacemos una pijamada en su casa hoy?

Por algo ChangBin se había ganado el cariño de todos, se preocupada tal y como quisiera que alguien se preocupara por otra persona.

—Me gusta la idea, puedo cocinarles brownies.

—Si eso quieres. Digámosle a MinHo.

—Decirme qué.— MinHo con el semblante sereno y serio apareciendo frente a ellos, causando leve susto a Félix.

—¡Haremos una pijamada hoy! ¿No es lindo?

—¿Cocinarás tu?— preguntó MinHo.

—¡Obvio! ¿Quién más?

—Entonces sí.— dijo. Hasta que recapacitó. —Un momento, ¿ustedes dos, en el mismo cuarto, durmiendo juntos? Dios, qué horror.

—¡MinHo!

Y finalmente Félix cobró su venganza, pegándole con un libro.