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Lo tomó por sorpresa esa acción tan repentina. Ya que lo último que esperaba era ser tomado de la muñeca y ser arrastrado hasta el departamento del mayor. Así que empezó a quejarse de nuevo.

- Suéltame... - Yugyeom tironeó de su brazo, lo cual no hizo ninguna diferencia. - ¿Acaso estás sordo? - reclamó una vez que vio al mayor cerrar la puerta.

- Si sigues poniendo las cosas difíciles, en vez de curarte aquí tendré que llevarte a un hospital, así sea por la fuerza- amenazó Jinyoung con firmeza. Y esas simples palabras calmaron el espíritu combativo del más chico.

- Te dije que estoy bien.

- No me interesa lo que digas. Solo basta ver cómo tienes ese ojo para saber que no es así, y si no te pones hielo se hinchará más. Y esos cortes que tienes si no los cuidas adecuadamente se te pueden infectar.

- Así que ahora aparte de ser un seductor de mujeres jóvenes también eres médico.

- No, tengo sentido común. Cosa que al parecer tú no tienes, ya que te haces el malo y terminas todo golpeado.

- ¿Y tú qué sabes cómo terminó el otro?

- Se nota que no tienes talento para pelear, con eso te digo todo.

- Te sorprendería la cantidad de talentos que tengo y tú desconoces, idiota.

Jinyoung trató de ignorar aquella respuesta y buscó en sus cajones un trapo limpio para ponerle el hielo.

- Tienes que poner esto sobre tu ojo - le ordenó junto con una mirada que no daba chance de contradecirlo.

Yugyeom lo hizo, aunque antes soltó un bufido de disgusto.

- ¿Feliz?- le dijo molesto.

- Satisfecho - asintió el castaño.

El pelinegro por primera vez desde que había entrado, se dedicó a mirar su entorno. Ese departamento era mucho más grande que el suyo. Repentinamente el menor había olvidado el enojo y comenzó a caminar por la extensa sala. Notó que todo el frente era un gran ventanal vidriado que daba hacia un balcón, por lo que la luz natural iluminaba el recinto lleno de muebles muy elegantes. Caminó hasta la gran ventana mirando a través de ella. Sonrió levemente fascinado ante aquella vista.

Jinyoung miró toda la situación con curiosidad, pues no se imaginó que la cara del niño cambiaría al ver el paisaje detrás de la ventana.

Yugyeom respiró hondo y su cuerpo tembló al sentir la intensidad de aquel aroma en sus fosas nasales. Todo el maldito departamento olía a aquel hombre. Tragó saliva y trató de ponerse serio de nuevo.

- Es impresionante este lugar... Digo, a pesar de ser tú la persona que vive aquí.

El mayor suspiró. Ese chico no podía estar mucho tiempo tranquilo.

- Mejor siéntate y yo iré por unas gasas y antisépticos.

Yugyeom se sentó en el gran sillón de la sala, pero un mueble ubicado en una de las esquinas llamó su atención y fue hacia él. Era una estantería de vidrio adornada con fotos de Jinyoung en diferentes épocas de su vida. Sus ojos curiosos se posaron en una serie de fotografías donde salía el mayor acompañado de otro hombres. A juzgar por lo que veía, podía darse cuenta que ese chico formaba parte de diferentes épocas de la vida de su vecino.

- ¿Te entretienes? - la voz de Jinyoung detrás suyo lo hizo brincar en su lugar.

- Me asutaste - gruñó.

- Pues eso te pasa por andar de chismoso - le sonrió y se sentó en el sillón.

- El chico que sale en las fotos contigo, ¿es tu novio? - el menor señaló con su dedo a Mark.

¡Problemático! ##Jingyeom##Donde viven las historias. Descúbrelo ahora