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Una vez que Yugyeom habló con el señor Soo, volvió a su casa. Recordaba que el señor Soo siempre había sido amable y cortés. Siempre le recordaba que cuando ya no quisiera ir, sólo tenía que decírselo y él lo aceptaría sin obligarlo a nada. Pero muy en el fondo, Yugyeom sabía que no tenía otra alternativa.

- ¡Hey!- La voz de Jinyoung lo sacó de sus pensamientos. Volteó a verlo. El mayor estaba en la puerta de su casa.- ¿Vienes del colegio?

- ¿No es obvio?- Yugyeom señaló su uniforme y Jinyoung sonrió.

- ¿Ya comiste?

El pelinegro negó con la cabeza.

- Entonces ven. He pedido comida y hay suficiente para ambos.



- Wow... realmente es mucho. ¿Por qué pediste tanto? - dijo mientras jugaba con los palillos alejando uno que otro vegetal que no le gustaba.

- Yugyeom, no juegues con la comida.

- Sí señor - se burló el menor.

- ¿Dónde estabas?- preguntó de repente logrando que el menor se detuviera en lo que estaba haciendo - Normalmente llegas más temprano del colegio, pero hoy se te hizo muy tarde.

Jinyoung sabía que estaba tentando a la suerte ya que fácilmente, Yugyeom podría ignorarlo o enojarse con él y decirle que donde estuviera no era de su importancia. Pero al levantar la vista se topó con la imagen del menor mordiéndose el labio inferior totalmente incómodo.

- Yo... Estaba en detención - habló por fin, mintiendo.

- ¿Te peleaste de nuevo? Yugyeom, si sigues así te meterás en serios problemas.

- No eres quién para decirme lo que tengo o no que hacer.

- Eso es cierto. Pero pensé que eras más inteligente que eso y que no tenías ganas de terminar en un internado.

- Sabes que no quiero eso...

- Pues te voy avisando que si sigues con esa actitud te van a expulsar del colegio y tu hermana tendrá la excusa perfecta para mandarte a un internado. Y eso hará también que dejes de ver a tu madre.

Jinyoung se quedó callado al ver cómo la expresión del menor cambió en ese momento, sus ojos mirando un punto fijo en la mesa mientras apretaba los labios.

- Permiso, tengo que ir al baño- se levantó justo antes de que la mano de Jinyoung se acercara a la suya y se encerró en aquel pequeño cuarto.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas sin poder evitarlo. Yugyeom sabía por experiencia propia cómo la vida puede cambiar de un momento a otro, ya que pasó de ser un niño mimado y querido, a ser simplemente un mocoso problemático y con una vida de mierda. Se miró al espejo, se limpió las lágrimas y abrió el agua del grifo para lavarse la cara y no dejar ningún rastro de ellas.

Salió cuando logró reponerse y antes de sentarse a la mesa le dio una pequeña sonrisa al mayor para que no se preocupara.

- ¿Estás bien?

- Sí. Es solo que tuve un día día difícil. Pero prometo no volver a meterme de nuevo en problemas.

Jinyoung asintió y esta vez pudo llevar su mano hacia la del menor, que descansaba en la mesa, acariciando levemente su dorso. Yugyeom no lo rechazó. Al castaño le intrigaba saber qué era lo que realmente pasaba por su mente pero descartó la idea de preguntarle ya que el menor ahora estaba sonriendo y eso era lo único que importaba, porque el poder apreciar esa sonrisa se había convertido en una de las cosas que más le gustaban.

¡Problemático! ##Jingyeom##Donde viven las historias. Descúbrelo ahora