Magical Love in our Hearts |Finalizada|

-Magic 28. La unión de nuestras palabras. -

Nuestro valeroso rey corrió con todas sus fuerzas por mucho tiempo, solo para evitar ser alcanzado por ese cálido sentimiento; sin entender que no podía escapar de lo que ya poseía en su interior. 

-(Se levanta) No puede ser, eres tú... Natsu.

-Cuide la forma en la que se dirige al rey, princesa atrevida.

-Pero...

-No seas tan rudo con su alteza, Jellal. No querrás verme enojado.

-Como usted ordene, majestad.

-Gray...

-Si. Venga conmigo, alteza.

-Si.

-Regresemos al campamento.

-Qué alegría verla tan bien de salud, princesa Lucy.

-Lo mismo digo, Gray.

-Su melena se ve más larga y resplandeciente como el sol.

-Si... ¿Cómo han estado Juvia y los demás?

-Todos gozan de buena salud y están deseosos por verla de nuevo.

-Me alegra escucharlo.

-(Susurra) Aunque no son los únicos que la extrañaban.

- ¿Eh?

-Me imagino que August y los demás están escapando de nuestros guardias.

-Si, espero y estén bien.

-No se preocupe, no les harán daño. Se lo juro.

-Gray.

-El rey ha arribado, estén atentos.

-Le ayudo a bajar, alteza.

-Te lo agradezco.

-Vuelvan todos a sus puestos, yo me haré cargo de la visita.

-Ya escucharon a su majestad.

-Le deseo buena suerte, alteza y disculpe la rudeza con que la trataron los guardias.

-Entiendo y gracias por tus deseos. ¿Puedes cuidar a Happy un momento?

-Será un honor.

-Maulló-

-Estaré bien, Happy.

-Venga conmigo, alteza.

-Si... Natsu.

-El que la haya defendido de mis subordinados no le permite hablarme como si fuésemos iguales. Respete mi título, alteza.

- (Se está comportando frio de nuevo.) Si, su majestad.

-Supe lo de su madre, le ofrezco mi más sentido pésame.

-Se lo agradezco, aunque no debería. Todos en mi imperio piensa que usted fue el causante de su muerte.

- ¿En serio?

-Si.

- ¿Y usted que piensa?

-(No será tan sencillo hacerlo desistir) Tal vez no le importe la opinión de una princesa, y menos de la que es hija de su enemigo.

-Puede ser.

-Por un momento caí en tal idea, pero mi primo me hizo comprender que no debía permitir que los pensamientos llenos de ira de mi padre invadieran la opinión que tengo sobre su persona.

-...

-Usted no es tan despiadado como para lastimar a un ser que lo trato con amabilidad, como lo hizo mi madre.