Capítulo XI - Una búsqueda, una profecía y una visión

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En cuanto Alaiza y Sylphe llegaron de vuelta a casa, se fueron directamente a dormir, aunque les costo bastante, pero por la mañana, tras desayunar la primera se puso a entrenar y la segunda enseguida se levantó para recoger las llaves de su negocio y salir de casa. Tenía pensado encontrar toda la información que pusiera, si lo que el dragón les había contado era cierto, tenía que haber algún libro sobre el tema, al fin y al cabo, en su librería también había libros muy antiguos.

Ese día no era como cualquier otro en el que recorría el camino tranquilamente, paseando hasta su negocio, ese día quería llegar lo antes posible para ponerse a investigar todo el tiempo posible. No quería perder ni un solo instante, tanto es así que al llegar intentó abrir la puerta sin haberla abierto con llave. Respiró un momento, abrió la puerta y entró.

La librería Versos de Tinta era un negocio espacioso con innumerables estanterías repletas de libros perfectamente ordenados alfabéticamente por el nombre del autor, y seguidamente nombre de la obra. Había toda clase de géneros literarios, para todas las edades, a la izquierda de la puerta había un mostrador sobre el cual reposaba un libro cerrado en el que se podía leer "Préstamos, adquisiciones y ventas: volumen 3". Era claramente el libro en el que Sylphe apuntaba lo que el título mencionaba, tanto los libros que había prestado por una fracción del precio de venta y por un periodo de dos semanas; las adquisiciones de libros que había tenido, tan solo habían sido un par que alguno de los vecinos tenía olvidado por casa y no quería; y finalmente las ventas que aunque no eran muy numerosas eran suficientes para mantener el negocio a flote.

-Necesito encontrar los libros sobre leyendas, e historia -pensó Sylphe avanzando hasta las últimas estanterías ojeando rápidamente los nombres de las secciones tallados en unas placas de madera que se encontraban en los laterales de las estanterías. Aún siendo su propia librería a veces le costaba un poco encontrar los libros, bien porque no recordaba en qué sección estaban o bien no recordaba el autor o título. -Tenía que estar aquí Bel, fue él quien me ayudó a organizar todo esto.

Cuando Sylphe adquirió originalmente adquirió el local, apenas había tres estanterías y las tablas estaban destrozadas. Los libros estaban en su mayor parte tirados por el suelo o en cajas de madera amontonados, incluso alguno tenía las hojas casi completamente arrancadas. Por suerte Taranis había conseguido madera para nuevas estanterías, entre el y Ankou las habían construído, con ayuda de Muspell que había forjado las juntas de acero, entre Muspell y Alaiza las habían colocado y alineado mientras que Belenus tenía alguna clase de adhesivo para los estantes que iban insertados en las estanterías y también se había preocupado de revisar, organizar, alinear y colocar al milímetro cada uno de los libros. También le había regalado a Sylphe cinco libros como el que había sobre la mesa, para que apuntara todos los movimientos de inventario, ventas, etc... a Sylphe le parecía que el mismo los había encuadernado con pieles que le había comprado a Taranis, aunque nunca le había preguntado al respecto, y él tampoco había dicho nada al respecto.

Decidió dejar de pensar en el pasado y empezar a buscar sobre, justamente, el pasado. Miró de encontrar libros de geografía con algún mapa de la zona en la que según el dragón, estaba antes esta isla, pero nada, todos los mapas habían sido arrancados hace mucho, de los pocos libros que había de ese tema. Siguió por cuentos infantiles y leyendas, teniendo en cuenta que la gente de la isla nunca había visto una criatura como aquella, estaba segura de ello, lo más raro o grande que habían visto era un oso, dudaba de que fuera parte de historias normales, seguramente si había algo sobre lo que el dragón les había contado estaría en narraciones fantásticas.

-Tiene que haber algo -dijo Sylphe mientras revisaba libro tras libro y lo iba colocando en el mismo sitio del que lo sacaba, si los descolocaba de nuevo, Belenus se molestaría con ella, aunque la librería era suya. Siguió leyendo hasta que se paró en una página, un dibujo atrajo su atención. En el dibujo podía ver un símbolo negro, uno blanco, verde, rojo, azul y dorado, y unas líneas bajo estos que empezó a leer lentamente -"Sobre las nubes del mundo, en un reino olvidado, yace el poder que el mundo ha de salvar. Ahora se mantiene oculto, duerme y espera hasta el momento de ser liberado para a la batalla regresar. Un elemento por alma elegida, un arma por guerrero, una prueba por gurdián".

Inmediatamente Sylphe corrió a dejar el libro sobre el mostrador y siguió buscando a ver si encontraba algo más de información valiosa, pero tan solo encontró dos o tres libros de aspecto prometedor. Por desgracia estaban codificados, o en un lenguaje que ella desconocía. Sin más resultados se dispuso a recoger el libro y salir en busca del resto del grupo, pero nada más tocarlo...la oscuridad lo cubrió todo.

Sylphe vió un bosque, pero se veía borroso, difuminado, como a través de un cristal con vaho. Vió un bosque silencioso, no oía nada, de repente un animal que no fué capaz de identificar cruzó por delante de ella sin detenerse y tras un árbol vio...algo....un brazo sujetando...una espada, un bastón...no era capaz de discernirlo...¿Un arco quizás? 

Seninen Taivas: El Rey Dragón (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora