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— Hey Bieber —saludó Fredo

Se sentó a mi lado en el gran sillón de la sala de estar. Puse mi juego en pausa.

— Qué hay hermano

— ¿Ya te bañaste?

Reí y fruncí mi ceño confundido.

— Hace tres horas ¿por qué? ¿huelo mal?

Olí mis axilas con miedo.

— Asqueroso —se levantó — entonces estás listo

— ¿Para qué?

Salió de la sala. Rodé los ojos y me levanté para seguirlo.

Cuando llegué al pasillo no había nadie. Miré de un lado para el otro y no lo encontré. Ese chico estaba colmando mi paciencia.

— ¡Fredo!

Grité caminando por toda la casa.

Dios, por favor, dime qué hice para merecer un amigo extraño.

— ¿A quién buscas?

Me sobresalté al escuchar a Scooter a mi lado.

— ¿Y tú de donde saliste?

— Acabo de llegar —respondió — ¿ya estás listo?

— Es que no entiendo absolutamente nada. Primero Fredo me preguntó si ya me había bañado y ahora tú me preguntas si ya estoy listo

— ¿No te dijo?

— ¿Decirme qué? —suspiré — no sé de qué hablan

Crucé mis brazos enfadado.

Hubo un silencio de aproximadamente cinco segundos, los cuales parecían una eternidad.

— ¿Y bien? —dije

Rodé mis ojos cuando solo se dedicó a sonreírme, y no era una sonrisa normal, parecía una sonrisa mezclada con complicidad o maldad. Di media vuela caminé por toda la casa, crucé la sala de estar y el comedor, pero antes de llegar a la puerta de mi habitación alguien jaló de mi brazo.

— No preguntes —habló Alfredo — menos charla y más acción

Siguió tirando de mi brazo hasta llegar al auto, donde me subí sin decir absolutamente nada.

— Tranquilo Bieber, mientras menos preguntes todo saldrá bien —dijo Scooter en el camino

Mi ceño se frunció cuando vi que entramos a una pista de aterrizaje. Bien, no sé que demonios hacemos en el aeropuerto un sábado por la tarde, realmente no lo entiendo.

El auto estacionó y bajé con cierta inseguridad. Nos encaminamos hasta el jet que se encontraba ya preparado para despegar, supongo; luego de ingresar y tomar asiento, saqué mi móvil para revisar mis notificaciones, lo cual fue en vano porque solo eran menciones en instagram y twitter acerca de mi relación con Ariana.

Y ahora que la menciono... la extraño tanto. Hablamos por mensajes hace unos días, pero todo se sentía tan cortante, por lo que decidí dejar la conversación ahí. Ni siquiera me fijé si me respondió o algo, era lo mejor, porque no quiero sofocarla tanto con mis mensajes y darle la impresión que estoy desesperado y que quiero apurarla con respecto a su duelo.

— ¿No nos hablarás? —la voz interrumpió mis pensamientos

Los miré con cara de pocos amigos.

— Me dijeron, en especial tu —señalé a Alfredo — que no dijera nada, y eso es lo que estoy haciendo

— ¡Está bien! —exclamó el — tenemos una sorpresa para ti

— ¿Iré a ver a Beyonce en vivo?

Ambos intercambiaron miradas.

— Buena respuesta, sigue intentando

— Hablen de una buena vez, solo han pasado treinta minutos, no creo que pueda soportarlo

— Entonces ponte cómodo —dijo con gracia — faltan como cinco horas para llegar

— Uh ¿escuché bien? ¿dijiste cinco horas?

— Así es —sonrió — escuchaste perfectamente Bieber

Caí rendido en el asiento. Jalé una de las palancas para reclinarlo y me acosté encima, cogí mis audífonos y puse música en aleatorio en el celular. Si iba a estar cinco horas aquí, por lo menos tenía que entretenerme con algo.

My Dancer [Jariana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora