2. poner punto final a la vida

172 15 0
                                    

Sara es una chica de diecisiete años que estudia segundo de bachillerato. Está en su habitación escuchando música. No quiere salir a la calle,  no por ahora.

Está pasando por un momento difícil en su vida: sus amigas la están dejando de lado, su novio le ha dejado, en el instituto le están volviendo a hacer bullying y sus padres creen que necesita un psicólogo.

Lo que ella necesita es desconectar de todo el mundo; cerrar los ojos y escuchar la música,  o tal vez necesitaría desconectar más.  Sabía cómo hacerlo, hay formas que lo podrían hacer tan rápido,  sintiendo tan poco dolor... que no le importaría desconectar para siempre;  acabar con su vida.

No volvería a sentirse humillada, no se volverían a reír de ella y nada importaría porque nadie la echaría de menos, después de hacerlo ya no sentiría nada.

No era la primera vez que pensaba en suicidarse, pero sí la primera que lo pensaba tan enserio.

En esos momentos recuerda que está sola en casa. ¿y si baja a por un cuchillo y acaba con todo en el labavo? Sabía como tenía que cortar y por dónde lo tenía que hacer, lo había buscado por Internet.  Cuando llegarán sus padres ya la encontrarían muerta.

Abre la puerta de su habitación y empieza a bajar las escaleras. Va a la cocina y abre el cajón de los cubiertos.  Se decide por uno con el mango de madera, no es muy grande pero sí muy afilado. Cierra el cajón y va a subir las escaleras cuándo Lidia, su madre, abre la puerta.

Sara rápidamente guarda el cuchillo en su bolsillo trasero del pantalón:

-hola Sara. ¿que haces que no estás estudiando?  Mañana tienes examen de biología y lo sabes...

-Sí mamá, pero había bajado a beber un baso de agua. Ahora vuelvo a estudiar-. Sara le da un beso en la mejilla a su madre:

-va... para arriba

-¿cuándo esté la cena me avisas?

- ya sabes que sí.

Sara sube rápidamente las escaleras. Al llegar a la habitación suelta un suspiro.  Ha notado en la cara de su madre la tristeza por lo que está pasando.

Esa misma tristeza que llevará mostrando desde hará unas semanas.

Sabe que no ha tenido el valor a preguntarle si le habían hecho algo hoy,   pero sabe que lo hará durante la cena.

También sabe que ha faltado poco para que la pillara.

Por de momento abandona la idea de poner fin a su vida, al menos hasta que vuelva a estar sola en su casa.

Deja el cuchillo debajo de la almohada y se pone a estudiar biología.

OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora