El reloj marca las diez cuando la madre de Sara le llama a cenar. Al llegar al comedor se sienta en la mesa y empieza a comer.
Lidia clava su mirada en su marido, Marcos y le hace una señal refiriéndose a su hija; Marcos asiente con la cabeza y Lídia centra su atención en su hija.
- Sara, ¿Qué tal el día?- la chica mira a su madre, lo sabía.
-Bien mamá, hoy he hecho el examen de química y creo que sacaré buena nota.
-Y....-Lídia toma aire, no sabe si tiene el vaolor suficiente para preguntárselo, pero es lo que debe hacer.-¿Hoy te han hecho algo hija?- le pregunta su madre.
- No mira mamá, lo han olvidado de un día para otro, han continuado con su vida y me han dejado en paz. ¿A ti que te parece?- contesta Sara irónicamente. Lo que más le enfada es que encima no tenga el valor de mirarle a la cara cuando hablan del tema. Nunca lo ha hecho, y sabe que continuará siendo así:
-Sara habla bien a tu madre- Dice su padre, pero Sara continúa:
-¿Es que no puedes tener un trabajo normal?
-¡Sara, ya basta!
-No tengo más hambre- Sara se levanta de la mesa, coge la chaqueta del perchero y sale por la puerta.
-¡Sara vuelve ahora mismo!
Pero Sara ya no escucha, ella ya ha cerrado la puerta y ha salido corriendo, sin tener ninguna dirección, sin saber dónde ir, tan solo con las lágrimas resbalando por sus mejillas y desapareciendo por la fría y oscura noche de noviembre.
Tanto Mario como Sara piensan que sus vidas no pueden ir peor, pero, ¿quién sabe? La vida da giros inesperados muchas veces, o a veces simplemente el destino cruza los caminos de las personas.
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Oportunidades
RomanceMario y Sara son dos adolescentes: Mario tiene 15 años y Sara 17. Los dos vienen de familias desestructuradas y la vida no da señales de favorecerles, ¿pero acaso no tienen derecho a sentir el amor? secretos, aventuras, celos, odio, alegría, risas...