―Debes estar de coña.
―Pues no.
Asomé la cabeza por encima del hombro de Logan. Connor estaba ahí de pie mirándonos con una enorme sonrisa. Iba sólo vestido con unos pantalones de algodón. Logan tenía los ojos entrecerrados en su dirección.
―¿Qué crees que estás haciendo semidesnudo en mi casa, tío?
Connor lo miró como si fuera una pregunta estúpida.
―¿No es evidente?
―La verdad es que no. Mejor no te pongas nada ―Sophia le sonrió.
Puse los ojos en blanco, pero me detuve un momento mirando a Jay al darme cuenta de que había torcido el gesto.
―Ponte una camiseta ya ―le dijo Ryan.
―No es problema tuyo si se la pone o no ―Alice le frunció el ceño.
―Tú lo que quieres es que Logan se la quite ―Ryan la miró con mala cara.
Alice se puso roja ―Yo no quiero nada.
Claro que lo quieres, arpía.
―Bueno, ¿vas a explicarlo ya o qué? ―le pregunté a Connor para amainar la tensión del momento.
Lo cierto era que me daba un poco igual si Connor lo decía o no ―ni siquiera me había fijado en que iba sin camisa― estaba más ocupada viendo como Alice se acercaba a Logan cada dos minutos y le ponía de puntillas para susurrarle algo. O Logan no se había dado cuenta de que lo estaba matando con la mirada, o había fingido no dársela.
Al final, decidí dejar de intentar ponerme de pie a su lado y sentarme al otro lado de la habitación echando humo con Sophia babeando a mi lado. Los demás estaban apiñados en la alfombra y el sofá menos Connor, que seguía plantado en medio de todos sin camiseta. Qué raro era ese chico.
―Veréis, he pensado que a lo mejor podíamos empezar a practicar defensa personal para...
―Espera, ¿eso implica hacer ejercicio? ―Sophia volvió a la vida.
―¿No te gustaba? ―le pregunté en voz baja.
―Sí, pero estar apestando a sudor con la cara roja no es lo mejor para ligar.
Connor retomó la conversación.
―Tenemos que saber defendernos.
―Eso es una bobada.
―No lo es.
―Sí lo es ―Ryan se inclinó hacia delante―. Y que me hayas hecho venir hasta aquí por algo así me parece una tontería, ¿quién no sabe defenderse aquí?
Connor recorrió la habitación con los ojos y se detuvo en mí, sonriente.
―Mia.
Parpadeé sorprendida cuando todas las cabezas se giraron hacia mí.
―¿Yo?
―Sí, mira, ven.
Me acerqué a él preguntándome si unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes era lo más apropiado para pelear con alguien. Me quedé de pie delante.
―Ella no sabe defenderse ―Logan frunció el ceño.
Vaya, gracias.
―Gracias por el voto de confianza, Logan ―ironicé.
―No te lo tomes a mal, pero...
―No se defenderme, ¿no?
Él calló y apretó los dientes.
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Promises
RomanceSegundo libro → encontrarás el primero (Essence) en mi perfil. Mia Brenan sabía pocas cosas en cuanto a la vida, pero se las apañaba bien. Sabía que su deber era ir a la Universidad; sabía que debía disfrutar de sus últimos años antes de convertirse...