No sé cómo, habíamos terminado todos, y cuando digo todos es todos ―Sophia, Ethan, Logan, Alice y yo― metidos en el coche de Logan.
Mi primer impulso con Sophia había sido quedarme callada, o más bien helada. Si Ethan decía la verdad, Sophia me había engañado. Y no sabía hasta qué punto.
Nos había pedido que la acompañáramos a su casa, y para mi sorpresa, Ethan aceptó enseguida, como si no pasara nada entre nosotros. No había entendido muy bien por qué había aceptado, pero no lo cuestioné, especialmente cuando me lanzó una mirada significativa.
―¿Estáis bien? ―preguntó Sophia, extrañada, mirándonos uno a uno―. Estáis aquí todos juntitos sin mataros. Y en demasiado silencio. ¿Qué pasa?
Yo no sabía qué decir. Mi mirada se cruzó un momento con la de Logan por el espejo retrovisor y clavé los ojos en cualquier otro punto. Era incapaz de mirarlo.
De hecho, era incapaz de hacer nada. Había recibido demasiada información de golpe, y me sentía mareada, incluso desorientada. ¿Nada de lo que creía saber hasta ahora tenía sentido? ¿Todo era mentira? ¿Logan y Alice no estaban juntos? ¿Él estaba enfermo? ¿Ethan era el bueno? ¿Connor había estado engañándome todo este tiempo? ¿Y Sophia...? Ella era la que más me dolía en ese sentido. Había confiado plenamente en ella, le había contado cosas que ni siquiera Logan había llegado a saber en su momento, y ahora podía ser todo mentira.
Mi parte esperanzada seguía creyendo que debía haber algún tipo de explicación para justificarlos a todos, pero no lograba verla. Quizá, simplemente, no existía.
―¿Os importa que nos paremos un momento en casa de mi hermano? ―preguntó Sophia asomando la cabeza entre Alice y Logan, que estaban sentados en los asientos delanteros.
―Claro ―respondió Logan, escueto.
Intercambié una rápida mirada con Ethan, que pareció igual de receloso que yo.
Sophia me había hablado una vez de sus hermanos, pero ya no me acordaba de qué me había dicho. En estos momentos, era información vital, pero mi cerebro se había quedado en blanco desde la conversación con Alice, así que seguía sin encontrarle sentido a la situación.
No conocía el barrio en el que se metió, además, estábamos en plena noche y ni siquiera había una mísera farola que iluminara la calle. Por suerte, los faros del coche de Logan eran suficiente como para ver que se trataba de un barrio de casas viejas y pequeñas. Sophia le indicó a Logan que se detuviera delante de una. Bajó del coche y la vimos meterse en la casa rápidamente.
La espera se me hizo larga a los dos segundos. No soportaba estar en ese estado de tensión. Ethan me miró de reojo.
―¿Qué pasa?
―No deberíamos haber venido ―susurré.
―Es la única forma de saber la verdad ―masculló él.
―¿A qué precio?
Por algún motivo, no quería que Logan y Alice supieran de qué hablábamos, así que me incliné sobre Ethan. Iba a decir algo, pero Logan se aclaró la garganta de manera ruidosa y decidí separarme. Alice se mantuvo al margen, pero noté sus ojos fijos en mí.
Entonces, lo oí.
Un grito que me heló la sangre. Y lo peor de todo fue porque conocía perfectamente de dónde provenía, o más bien de quién, y no era de nadie que estuviera en el coche.
Era Sophia.
Por un momento, no supe cómo reaccionar, me quedé mirando a los demás, que parecían tan perdidos como yo. Y volví a oírlo. No era un grito estúpido, como suelen serlo los gritos así. No. Era un grito de terror. Y me provocó la misma sensación.
ESTÁS LEYENDO
Promises
RomanceSegundo libro → encontrarás el primero (Essence) en mi perfil. Mia Brenan sabía pocas cosas en cuanto a la vida, pero se las apañaba bien. Sabía que su deber era ir a la Universidad; sabía que debía disfrutar de sus últimos años antes de convertirse...