―Entonces, ¿tú y Logan sois pareja o no?
Me atraganté con la comida y miré fijamente a papá. Él me sonreía como si nada.
―No me mires así. Ayer no os hablabais, hoy ha venido a verte por la mañana...
―Somos pareja ―dije―. No hemos dejado de serlo.
―A ver, no me malinterpretes. Es que me cuesta entender a la juventud.
―Si tú tampoco eres tan mayor ―sonreí.
―Tengo cuarenta y cinco años, hija.
―La edad depende de lo que tengas aquí dentro ―me señalé la cabeza―. O eso decía mi profesora de física.
Él empezó a reír. Nos quedamos un rato en silencio, pero él se aclaró la garganta antes de poder decir nada más.
―Por cierto... ―murmuró, y pareció incómodo―. Esta noche va a venir a cenar una amiga mía que...
―¿¡Va a venir tu novia!? ―me enderecé de golpe―. ¿Esta noche? ¿A cenar? ¿Y me lo dices ahora?
―Mia, cálmate.
―¡Quiero conocerla!
Él me miró en silencio hasta que me calmé.
―Se llama Alex ―me dijo lentamente, como si le diera miedo mi reacción―. Y está entusiasmada con conocerte.
―Un momento ―lo detuve, levantando las manos―. ¿Conocerme? ¿Eso significa que voy a cenar con vosotros?
―Había pensado en que vinierais tú y Logan.
―¡Eso es genial! ―me entusiasmé, poniéndome de pie y dándole un abrazo por el cuello. Él se rio de mi reacción―. ¡Yo cocino!
***
Con la bandeja en la mano, miré por enésima vez por encima del hombro. La mesa del fondo estaba ocupada, pero una de mis compañeras se había adelantado a mí y estaba atendiendo a Ben y a los demás. Supongo que debía haber captado que no me había hecho demasiada gracia cuando pasó por mi lado y le dediqué una mirada fúnebre. Ella se puso roja y se apresuró a llevarles sus cafés.
―Mimi ―me giré hacia Jamie, que estaba sentado en la barra delante de mí―. Me estaba preguntando... si te apetece cenar conmigo esta noche.
Me lo quedé mirando. ¿No era evidente que lo detestaba? Cualquier idiota se daría cuenta. Desgraciadamente, había topado con el único imbécil que no lo notaba.
―Estaré ocupada ―dije, simplemente, agachándome para coger unos vasos.
―¿Y mañana?
Era mejor cuando se metía conmigo.
―Ocupada ―abrió la boca, pero lo interrumpí―. De hecho, estaré toda la semana ocupada.
―¿Y la semana que viene?
Tiene que ser una broma.
―Una pregunta ―no pude evitar el tono mordaz―. ¿No tienes nada mejor que hacer en todo el día que estar ahí sentado?
Para mi sorpresa, se echó a reír.
―Se supone que mi trabajo es vigilar que todo vaya en orden por aquí. Mi padre está ocupado con otros asuntos y no puede hacerse cargo. Así que, técnicamente, soy tu jefe.
―Qué bien.
Agarré la bandeja antes de que pudiera decir nada más y me acerqué a la mesa de Connor. Jamie se había puesto de pie y estaba yendo al lavabo, así que me senté delante de Connor, dándole un donut.
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Promises
RomantizmSegundo libro → encontrarás el primero (Essence) en mi perfil. Mia Brenan sabía pocas cosas en cuanto a la vida, pero se las apañaba bien. Sabía que su deber era ir a la Universidad; sabía que debía disfrutar de sus últimos años antes de convertirse...