En el momento, en el que Eve caía desfallecida, atiné a sujetarla, la imagen era dantesca: Lucifer puso su mano sobre el pecho de Eve, devolviéndola a la vida, juro, en ese momento, que se me paró el aliento, si hubiera matado a Evy, me habría lanzado a Lucifer, aunque eso hubiera sido mi último gran acto en mi existencia.
-Bienvenida...centinela Magne, querido Alastor, llévala, al cuarto, Charlie te mostrará donde es, necesita reposar, ahora está inconsciente, pero cuando despierte, va a necesitar vigilancia-
-Como desee, majestad. Princesa, ¿Me indica dónde está la habitación?
-Sí, vamos.
Charlie me llevó por los suntuosos pasillos del palacio, subiendo escaleras, con un aroma a manzana delicioso, me llevó a una habitación enorme, donde tumbé a Eve en su cama. Dormía, sus heridas aún sangraban, me preocupaba, la verdad.
-Charlie, ¿Podrías hacer que trajeran algo, para limpiarle la cara?
-Claro Alastor.
Mandó a uno de los sirvientes, un balde pequeño, y un cántaro con agua, también gasas.
Me senté en la cama, al borde, tomé una de las gasas, la mojé en agua, y la pase suavemente, por el rostro de Evy, limpiando los restos de sangre, con mucha delicadeza y cuidado.
-Alastor...-La voz de Charlie me sacó de mis pensamientos.
-Dígame alteza- respondí mientras limpiaba, la cara de mi alumna. Palpé sus labios, estaban fríos, y sus dientes, se habían afilado, ahora parecía un poco más un demonio que un humano.
- ¿Estás asustado, ¿verdad? - Se le notaba preocupada.
-Lógico, Charlie, es mi alumna, mi responsabilidad- Escurrí la gasa.
-Y tu pareja, debes quererla mucho. No te veía capaz de enamorarte.
Paré un poco, pero seguí con mi tarea.
-Bueno, procuro alejarme de los demonios del infierno. No son trigo limpio, cariño. Pero ella, no lo es, y no pretendía enamorarme, pero los demonios que tuvimos alma mortal, alguna vez, si por muy pequeña que fuera, tuvimos un lado amable, sensible, corremos ese riesgo.
-Pero tú mismo dijiste que los demonios son una causa perdida.
-Y lo somos, querida. Por eso estamos aquí.
-Yo creo que puedes redimirte, Alastor- Dijo, echando agua del cántaro, la cual tenía flores de azahar, para aromatizarla.
-Azahar...Es su perfume preferido, ¿Sabes? - Sonreí recordando el detalle.
- ¿No quieres redimirte, Alastor? ¿Ir al cielo?
Me giré hacia ella.
-Cariño, ¿Al cielo? ¿Con los ángeles? ¿Con quien permitió que sufriera, tanto yo como ella? No. Aunque no lo parezca, los malos de la historia, no somos nosotros, fue quien nos dejó de lado.
Volví a limpiarla.
-Además, me aburriría, allí no está el hotel, ni tú, ni Eve.
-Voy a redimir a cuantos me sea posible con mis propias manos.
-Admiro tu valor y tenacidad, cariño, sólo no pierdas tiempo con quien tenga el alma podrida, que los hay.
-Gracias por el consejo, Alastor... ¿Crees que despertará pronto?
-No lo sé, cariño, cuando estuvo tres días luchando, fue una barbaridad. Ahora, necesitamos estar aquí, pendientes, porque si despierta, debe ver algo que la reconforte, y debemos calmarla, sus poderes, la pueden asustar, y eso sería peligroso, ¿Entiendes?
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El Maestro.
FanfictionEve, una chica víctima de malos tratos por parte de su familia, huye, y en busca de ayuda, acude a Alastor, una entidad oscura conocida como "El demonio radio", quien acepta ser su maestro. ¿Cómo acabará esto? ¿Aceptará Alastor a Eve como discípulo?