13. Larga vida al Rey.

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Me estiré perezosamente en la cama, giré mi cabeza, y lo tenía de frente, con su expresión de sueño profundo, me asusté, miré arriba, tratando de despejarme la cabeza, intenté levantarme, pero me dio vueltas el mundo.

-Ay...mi cabeza...-Dije poniéndome la mano en la frente- ¿Qué hora es?

-Las ocho de la mañana. Tómate el vaso- Su voz seria me espantó, no sabía que se había despertado.

-Ya voy...-Me moví trabajosamente, para beberme esa asquerosa mezcla de yerbas, amarga como su puta madre.

-Qué asco...-Me volví a tumbar.

-Fue tu decisión ayer, cielo-Dijo a mis espaldas.

- ¿El qué? –No sabía dónde estaba.

- cabalgarme. Fue brutal, cielo, ¿No recuerdas nada? – El tono burlón de su voz a mis espaldas me ponía nerviosa.

-Pues...No...me duele la cabeza...

- Lo menos es eso, te subiste a bailar en las mesas del Avernus con Charlie, luego me montaste aquí. Cielo, eres un volcán cuando estás bebida. Me sorprendiste, cariño.

- ¿¿Yo hice eso?? Madre mía...- Aún no abría los ojos, me moría de vergüenza, me está costando asimilar todo eso, aún no recordaba bien, un momento, ¿Me puso a cuatro patas? Joder...me salí de madres ayer...

- Ay mamá...Qué mal...- La cabeza me daba vueltas.

- ¿Mal? Cariño, fue algo grandioso, placentero a más no poder, y divertido, aunque hoy seguramente tus marcas en mi cuello no pasarán desapercibidas, cielo.

Abrí mis ojos sorprendida. ¿¿Lo mordí en el cuello?? ¿¿Enserio??

-Ay madre...Perdone maestro...-

- Aparte, me agarraste mi cola.

Eso ya fue demasiado, me giré hacia él, y lo miré asustada.

- ¿¿Su cola?? Y Entonces recordé espantada ¡¡ Descubrí que tenía cola y tiré de ella!! ¡¡JODER!!

Me llevé la mano a la frente, aterrada, quería que se me tragara la tierra.

-Perdone, Mr. Alastor, ah...

- No pasa nada, querida, un divertido momento, pero nada de decir esto a nadie, cariño. Mi cola, es sagrada.

-No diré nada, lo juro.

-Eso espero, porque si no, del bastón cambiaré al látigo, y ya sabes a dónde irán los azotes esta vez- Su sonrisa macabra hizo que tuviera más reparo aún, estaba medio desnuda, en su cama, con el cuerpo lleno de arañazos y mordiscos de él por todos lados, y la entrepierna la tenía hecha un asco, señal de lo salvaje que había sido la noche.

Intenté incorporarme, pero la cabeza me tumbó de nuevo, y el remate fue cuando vi mi aspecto: camisa abierta, sin sostén, con la camisa abierta, desnuda de cintura para abajo, y el cuarto hecho un desastre.

-Ay...estoy muerta...Perdone mi comportamiento maestro, no fue digno...me giré de espaldas.

Se empezó a partir de risa.

- ¿De qué hablas? Despachaste a Valentino con una clase exquisita.

- ¡¡Lo olvidé, es verdad!! ¡¡Quería que me uniese a sus fulanas!! ¡¡Qué ascazo!!

- Hiciste bien, cielo, bueno, ahora, debo levantarme, ¿Desayunas conmigo?

- En cuanto ponga mi cabeza en orden, bajo, maestro.

Se rio levemente. Se levantó, y puso su mano en mi frente.

-No tardes, cariño, además, hoy te espera sesión de estudio, visitar a Rosie, y quiero, que prepares, tarde o temprano, tendrás que saber la verdad sobre todo este mundo.

El Maestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora