54. Firme, Centinela del Infierno.

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Aún recuerdo, cuando estaba aquel día, ayudando a cuidar a los heridos durante el ataque de Dimitrescu.
El hotel era un hervidero de pecadores, y nacidos en el infierno, todos, ansiosos, nerviosos, y en los pasillos se oían los quejidos y lamentos de los heridos.
- Por favor, calma, pasen por aquí- Vaggie los dirigía hacia el salón de baile, ahora convertido en improvisado hospital.
- Ayudé a cargar, con el material médico, cajas, y cajas, de sueros, jeringuillas, vendas, apósitos y demás.

- ¡Alexei, cariño ponlo por aquí!- Me llamó mi tía Charlie.
- Voy, tía Charlie- Me apresuraba a poner los materiales, en su sitio, y acababa de hacerlo, para cuando me detuve a ver la escena: una médico, con dificultad, trataba de administarle el suero vía intravenosa a un paciente, y éste no sólo no se dejaba, si no que la increpaba.
- ¡Vete a la mierda zorra asquerosa, suéltame!- Empujó a la doctora, que cayó al suelo.
No pude con eso. Aún recuerdo las palabras, de mi padre "Sé un caballero, llevas mi apellido. Que sepan que Von Eldritch es sinónimo de caballerosidad"
Agarré al tipo de la camisa, y lo tiré contra la cama-
- ¡Óyeme hijo de perra! ¡Esta mujer está tratando de ayudarte en el infierno, si veo que por alguna razón vuelves a pasarte de la raya te ensarto yo mismo en una estaca! ¿Me oyes? ¡¡Ahora discúlpate con la señorita, pedazo de mierda!!- Lo arrojé frente a ella.
- Disculpe...doctora...-Dijo tembloroso.
- Siéntate, ya pasó- Dijo con firmeza- mientras ayudaba a levantarla.
- ¿Estás bien?- Dije ofrenciéndole mi mano.
- Si, gracias...
- Alexei.
- Gracias, Alexei, buen nombre. Me llamo Monnique.
- No hay de qué, Monnique- Dije, entonces me dedicó la sonrisa más bonita del infierno.
-Nos quedamos mirándonos el uno al otro.
- Esto...ejem- Carraspeé- ¿Te parece si salimos fuera un momento a tomar el aire? Necesito tomarme algo y hay una expendedora fuera- Dije señalándole la entrada.
- Claro- Dijo nerviosa.
Salimos afuera, y me dirigí a la expendedora.
- ¿Qué quieres tomar?- Le ofrecí.
- Pues un refresco, si no es molestia- Dijo tímida.
- Para nada, deja que lo saco- Introduje las monedas, y salió el refresco. Se lo di, yo por mi parte, opté por un zumo bien fresco.
- En fin, nos quedan unos días muy, muy duros, dije mientras bebía.
- Pues si, no es la primera vez que veo algo parecido, pero no igual. Era doctora allá arriba.
- Ajá, por eso sabes lo que haces- Dije sonriendo.
- ¿Y tú? Estás muy fuerte, pero pareces nacido en el infierno.
- Así es, he nacido aquí, pero voy de allí a acá, me muevo mucho allí también.
- ¿Cómo lo haces?- Dijo curiosa.
- Mi madre me ha enseñado...- Quería decir la verdad pero era cauto.
- Interesante. Quiero darte las gracias por defenderme.
- No hay de qué, Monnique. Mi padre me enseñó a ser caballeroso.
- Raro es eso, más donde estamos y los tiempos que corren- Dijo sonriendo.
- si, la verdad- Dije poniéndome colorado- Mi madre me ha enseñado muchas cosas, también, es espectacular.
- Las madres son importantes, Alexei.
- Y que lo digas, Monnique. La mía es un referente en mi vida.
- Me alegro, Alexei, a todo esto, creo que deberíamos volver.
- Sí, yo si lo creo...oye, ten, mi número, por si te hace falta...
Ella lo tomó, en la mano, sonrojándose.
- Gracias, lo apuntaré luego,si me necesitas, sólo pregunta por mí, Alexei- Me sonrió, y se fue adentro.
-Desde luego que si...-Me quedé embelesado mirando cómo se iba, sus movimientos de cadera, su hermosa melena. Debía de ser para mí.
A los días de estabilizarse la situación en el hotel, con los heridos, me dirigí al hospital.
- Señores, busco a la Dra. Monnique.
- ¿De parte de quién?
- Alexei.
- ¿Alexei qué más?
- Alexei Von Eldritch- Podía usar los apellidos a mi antojo.
- Oh, cielos, perdone señor, debí haberlo reconocido- La enfermera al teléfono estaba apurada.
- Calma, mujer, no pasa nada- Dije sonriendo- mi madre me enseñó a tratar a los demás con respeto.
- Si, señor.
Monnique vino, apurada por el pasillo.
- ¿Quién vino? ¡Oí que un Von Eldritch pregunta por mí!
- Soy yo, Monnique- Dije riéndome. Andaba asustada.
- ¿Tú? ¿Alexei?
- Magne Von Eldritch, para servirte- Dije besando su mano- ¿Podría robarte un poco de tu tiempo? Será sólo un momento.
- Claro-Dijo ruborizándose.
- Ven, vamos- Le puse mi brazo, y ella lo tomó, nerviosa, ante la mirada de los demás. La llevé afuera, junto a los jardines del hospital.
- ¿Qué querías decirme, Alexei? ¡No me esperaba que fueras de la familia real!
- No es fácil, no quería descubrirme, y menos con lo de Dimitrescu, la opinión pública no está de parte de mi madre, ¿Entiendes?
- ¿Quién es tu madre? A Charlotte Magne la llamas tía...
- Mi madre es...la centinela, Evelyn Magne.
- ¿¿tu madre??- Se echó para atrás, nerviosa.
- Calma, la toman por un monstruo, pero no lo es, ella no tuvo la culpa de todo esto, ¿Sabes?
Le expliqué, resumido, todo el asunto, pero ella se calló, pensativa.
- Una madre es capaz de hacer lo que sea por sus hijos. Pero dime, Alexei, ¿Por qué me trajiste aquí?
- Ay, verás- Dije rascándome la cabeza- Quisiera saber, si tú, estarías dispuesta para salir luego, esta noche, a tomar algo...
Monnique sonrió.
- Bueno, viendo que me estás invitando a salir...podría hacer un hueco esta noche y pedir que me cubran...- Paseó su dedo por mi pecho, me puse muy nervioso.
- eh, ahm...tomaré eso como un sí...
- Bien, luego a las nueve, ¿sí? Recógeme en esta dirección- Me anotó la dirección en un papel- Lo tomé todo nervioso.
- Hasta luego, Alexei...- Paseó su cola esponjosa y suave por mi mentón.
-Hasta luego...- Dije suspirando.
Me fui todo feliz, a casa, donde me tumbé, sobre mi cama.
-Ay...¡Qué mujer!
Estuve toda la tarde eligiendo ropa: en familia había dos gustos, por un lado mi padre: todo elegante  y soberbio, por otro lado mi madre, toda sencilla, como ella.
- ¿Qué ponerme?
Aquella tarde me dirigí a palacio, a ver a mi madre, me presentaron al novio de mi hermana, y ahí me lancé. Mi padre, me llevó aparte para hablar a solas.
"bien hijo, te diré dos cosas, sé un caballero, sé un hombre, pero ante todo, sé tú mismo. No te denigres, ni te dejes pisar por nace, no te dejes amedrentar, saca pecho, eres el orgullo de tu familia, tú, y tu hermana. Ahora, eres el próximo centinela, y debes demostrar quién eres. ¿Tienes pensado a dónde llevarla?
- Pues...no sé, ando algo descolocado...
- Bien, toma la limusina,y ve al restaurante donde tu madre y yo solemos ir, lo pagaré todo, quiero que causes buena impresión. Eres el niño bonito del infierno, y debes dejar el listón bien alto, ahora vete, ponte tus mejores galas, estoy muy orgulloso de ti"

El Maestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora