50. La curva del Diablo.

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Abrí la puerta de la suite, con esfuerzo, ya que Sevi me estaba devorando el cuello ferozmente, con un ansia primitiva, casi animal, cerré con ayuda de la pierna, y me dispuse a besarlo, salvajemente, mientras lo ayudaba a sacarse la ropa que traía puesta.

- Cariño...te he echado de menos...

- y yo a ti, mi vida...y yo a ti...

Me tumbó sobre la cama, y me fue sacando el disfraz, con algo de trabajo.

- Verte así me ha encendido...¿Cómo se te ocurrió esto?

- Cosas mías...era una sorpresa...

- Eres una malvada, Evy...

-Si, lo sé.

Me sacó la caperuza, y se puso sobre mí.

- Espero que estés preparada.

- Sabes que lo estoy.

Entonces, de golpe, entró en mí. Por sus movimientos, palabras sin sentido que gemía, y su ímpetu, sabía que se había estado reprimiendo desde hace tiempo.

- Evelyn...la casa está tan vacía sin ti...

- cállate y no lo estropees...- Pude alcanzar entre susurros.

- Como desees, princesa mía...

Esas palabras me dejaron algo descolocadas, nunca me había llamado así, en todos estos años, parece ser que mi ausencia lo cambió en parte al menos.

- Si...Evy, me queda poco...

Lo mordí, con los colmillos postizos, y parece ser que eso lo encendió aún más.

- Eso, muérdeme, hazme tuyo, Evy...

Lo mordí, con todas mis ganas, mientras se movía frenéticamente, al compás de la música que puso, para disimular nuestros gritos y gemidos.

"I Was madre for loving you baby..."

"You are made for loving me...."- Le seguí.

Con esa manera, sensual, de cantar, alcanzamos un orgasmo casi simultáneo, ansiado, brutal.

Se puso a descansar sobre mí.

- Evelyn, te quiero más que a mi vida...perdóname, he sido tan, idiota, al pensar que podrías haberme engañado...No sé por qué lo hice...

- Calma, Sevi. Sólo, no vuelvas a hacerlo, por fa vor.

Se separó de mi, con cuidado, y se puso a mi lado.

- No, cariño, te lo prometo.

- Bien pues- Me levanté, y fui al mini bar, donde saqué una botella de cava, y con ademán, lo animé a que la abriera.

- Eso me gusta, espera, cariño, espera.

Se levantó, completamente, desnudo, al igual que yo, abrió la botella, y serví dos copas, me tomó por la cintura.

- Por nosotros- Dije.

- Por nosotros- Respondió.

Bebimos, sin dejar de mirarnos fijamente. Terminé la copa, y lo besé, me dirigí a la cama, a tumbarme, tras la sesión de sexo salvaje.

Se tumbó al lado mío.

- Evy...¿Iba enserio lo de competir?

- Ajá.

- Cielo...es muy peligroso. No te haces a la idea...

- Pues cielo, ya me conoces, y sabes que no temo al peligro.

El Maestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora