48. Elohim

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Dos semanas. Dos putas semanas, encerrada cual animal en una jaula, en el sitio más tenebroso, profundo y oscuro, de todo palacio.
En el limbo, en el sitio donde no van si no los caídos.
Donde nadie quiere ir.
En constante penumbra, sólo alumbrada por la luz del candil, y con la única compañía de mi reloj, la foto de mi familia, y los libros que me trajo el maestro.
Una vez al día, mi hijo me traía comida, y pasaba unos minutos hablando conmigo.
- ¡Mamá! ¿Cómo te encuentras hoy?
- Pues hijo, cansada, pero bien, sobre todo si estás aquí, mi niño.
- Eso me gusta oírlo, ven, mira, te traigo comida china, y Mérida te manda esto; tarta de queso que ha hecho ella misma, sabe que te encanta. Lleva varios días entrenando duro con Geralt ¡Si vieras lo buena que es!
- No lo dudo, cariño. Ella es una Von Seviatán- Dije sonriendo.
- Mamá, escucha, la gente, en el Avernus, la otra vez me vio entrar, y empezaron a aplaudirme, dicen que te echan de menos, y que quieren verte, que no es justo este trato.
Me reposé sobre los barrotes.
- Si, mi niño, esto no es justo, sabes, cuando me exilié, y volví, el abuelo Luxfer no podía ni tenerse en pie. Tuve que sanarlo, tuve que hacerme cargo de todo, y mira como me trata. Alexei, no te mentiré, no pienso aguantar ni una más. Si el infierno no me quiere, me iré- Dije con tristeza.
Mi hijo, ni habló.
- Estoy cansada, Alexei, cansada. Siempre lucho por vosotros, pero no parece ser suficiente, así que...
- ¿Así que qué?
- Me veré obligada a cambiar de aires, por el bien de todos.
- ¿Mamá? ¿No te irás a exiliar de nuevo, ¿verdad? - Alexei casi lloraba.
- No, cariño, todo lo contrario, cambiaré de profesión, con un status más alto, mejor para todos vosotros, ¿Entiendes?
- Mamá... ¿De qué hablas?
- Pues...de que no podré soportar más humillaciones, de esta clase, mi niño, voy a buscar lo mejor para vosotros.
- Mami...no te vayas, te quiero a mi lado...- Alexei lloraba silenciosamente.
- No me iré sin ti, te lo juro, mi niño- Besé su mano a través de los barrotes.
- Mami, quería preguntarte, ¿Querrás conocer a mi novia cuando salgas?
- Claro, mi niño, claro que sí. Ahora vete, estaré bien, mi niño.
- Si, mamá.
Mi hijo, mi hombretón, me besó en la frente, y se fue.
Me quedé en la oscuridad, pensado, meditando, sobre los siguientes pasos a dar en mi vida.
- Madrecita, dame fuerzas para poder seguir.
- Evelyn...
- ¿Quién habla?
- Evelyn Magne...- De nuevo la voz.
- ¿Quién eres?
- Soy la voz de Dios...
- Vale. Muy bien- Dije resoplando los ojos.
- Escúchame, soy Gabriel, el mensajero.
- ¿Qué quieres, Gabrielito? - Dije con sarcasmo.
- El señor, me envía para decirte, que no es justo ver a un ser, con tal devoción por su padre, encerrada en una jaula, cual fiera, y está dispuesto a darte la rendición, a cambio de actuar como embajadora del cielo. Podrías bajar al Infierno, limbo, cuando quisieras.
- ¿Por qué habría de interesarme?
- Porque sabemos cuánto sufres aquí abajo, luchando codo con codo, con seres infernales, para proteger a los tuyos, a cambio de ingratitud, golpes, humillación, dolor. ¿No extrañas a tu madre? Ella a ti sí. Está en el cielo, Evelyn.
Un pensamiento, cruzó mi mente.
- ¡Vete! ¡No quiero que hables conmigo! - Dije toda enojada.
- Piensa la oferta. Mi señor todopoderoso, te sigue de cerca, Él no se olvida de ti.
- ¡¡VETE!!- Dije poniendo mis manos en la cabeza.

Aquella voz desapareció, y pude descansar, sin antes llorar con desesperación.
Me quedé dormida, profundamente, tanto, que no sé cuando desperté, ya que la voz de mi señor Satanás, me llamaba.
- Evelyn Magne...despierta...
- ¿Padre? - Dije toda confusa.
- ¿Obedecerás las órdenes del rey? ¿Rendirás pleitesía a tus señores con respeto?
Era la voz de Lucifer.
- Evelyn Magne a su servicio- Respondí.
Y aparecí en palacio, donde me encontré con el drama digno de telenovela.
Fui a por Cerbero, a donde nadie quería entrar. La bestia, al principio, me gruñó, pero luego, me olió y vino a mí, esperando una caricia.
- Hola, pequeño, vamos anda, vamos.
Abrí la puerta de la estancia, y el enorme perro salió corriendo, por las zonas ajardinadas, hasta llegar a la zona, donde estaban los demás.
- Bueno, señores, voy a indicaros el siguiente plan: voy a ir, tras el demonio radio, ayudándome de este pequeño, y lo haré correr, lejos del hotel, Aradia, Axel, seguid mi rastro, ¿Ok? El abuelo os indicará como llegar. Axel, te necesitaré, para frenar a las innumerables sombras que maneja tu padre, cuando se vea arrinconado por Cerbero, desplegará todo su poder, y me hará falta tu ayuda con el Vudú, ¿Comprendes?
- ¡Si, tía Evelyn! - se golpeó el pecho, con confianza.
- Aradia, cuando tu hermano pare las sombras, deberás usar el más poderoso hechizo de amarre, para frenar a tu padre, y tenerlo bajo control, entonces, lo llevaré a palacio, ¿Entendido?
- ¡Cuenta conmigo!
- Buena chica, el resto, esperad aquí.
- ¡Mami, ten cuidado! - Mérida se asustaba.
- Claro, mi niña, no te preocupes.
- ¿Irás desarmada, pequeña Nefilim?
- Je- Dije con sarcasmo, e hice aparecer la lanza de Amenadiel en mi mano.
- Impresionante, querida. Es un placer tenerte de vuelta.
- Dadme alguna prenda de Alastor.
Charlie hizo aparecer una chaqueta de él. Se la di oler a Cerbero, y de una seña, me monté sobre su lomo, sujetándome del collar que llevaba.
- ¡Vamos, Cerbero! ¡Encuentra al Venado!

El Maestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora