Escribo esto un mediodía, 18 de junio de 2020, para ser exactos.
Hace poco me hallaba hablando con mi terapeuta sobre Manjusaka y su relación con mi insomnio, desequilibrio emocional, etc. Me quedé pensando en ésta, mi hija trunca, mi monstruo de carne, como quien recuerda su amorío más preciado y... bueno, aquí estoy una vez más, en estas cuatro paredes de madera, seda y papel. Ahora me propongo a corregirla con mis manos enlodadas, por fin terminarla, incluso si duele debido a este conflicto personal que me cargo con los dos últimos capítulos. Debo admitir que tengo miedo, porque este relato es para mí un descender a las cloacas, a la locura y animalidad; un texto que logra desgastarme psicológica, emocional y, por ende, físicamente. Es mi creación más visceral, pero justo por ello, es mi favorita y he decidido brindarle el trato que se merece. Dicho lo anterior, declaro Manjusaka en periodo de e d i c i ó n (como le dicen por acá).
Por otra parte, una maestra nos enseñó que debemos dejar que nuestros textos se defiendan por sí solos; que no deberíamos brindar explicaciones ni poner excusas, pero... sólo por esta ocasión, me permito desobedecerla en nombre de mi nena coja y abogar por ella en un paratexto que usualmente anexo al final pero que, en esta ocasión, por necesidad la encabeza. Usted, preciado lector, es libre de interpretar (y malinterpretar) este intento de novelón-chorizo como se le dé la gana. Sepa que la niña es barroca, exagerada, inverosímil, ridícula, que raya en lo pornográfico y en lo perverso/obsceno/inmoral; que sus personajes son desagradables, que los primeros capítulos son lentos, torpes y cursis; que es larga hasta la chingada; y que si con esto que le digo usted espera un 120 jornadas de Sodoma, entonces se va a decepcionar porque si bien algunas escenas son explícitas, aquellas de mayor carga transgresora/viola-tabúes son implícitas, así que si desea horrorizarse (o regocijarse), yo le planteo la situación y usted la complementa con su imaginación ¿vale?
Si con esto aún desea fungir como amable voyeur de las aventuras y orgías mal narradas de Yamada Hajime, Arimura Shun, Li Yi-Feng y Nakamura Manabu, entonces sea bienvenido y sepa que en gran parte parí esta hija con el dolor de mis entrañas por mí, pero también por usted: para su deleite, su entretenimiento y, tal vez, incluso para su inspiración y/o aprendizaje.
Gracias infinitas por todo. Adelante. No olvide usted quitarse los zapatos, que a partir de ahora nos hallamos en una Asia distorsionada.
A v e R o j a
(teñida de azul)
[Nota: En esta fotografía ¿a qué personaje de Manjusaka se parece la autora?]
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Manjusaka
General FictionLos últimos recuerdos que Yamada Hajime conserva de su padre se encuentran teñidos de sangre y agonía. De acuerdo a su consejo, para evitar una muerte por melancolía, el joven emprende la búsqueda de unos ojos similares a los suyos en el pueblo nata...