John Sullivan y Jessica Savoy tuvieron un romance sin ataduras durante su adolescencia, la exclusividad era parte del romance aunque nunca formalizaron un noviazgo ante los demás.
Una discusión hizo que John cometiera la equivocación en dejar ir a...
Baja con cuidado cuando hemos llegado al jardín de nuevo.
—¿Nos quedaremos mucho tiempo? —cuestiono al pisar el suelo.
—Saldremos por la noche —informa.
Toma mi mano para entrelazar nuestros dedos y comenzar a caminar por el jardín rodeados de flores hermosas.
—Creo que deberé disculparme —digo en voz baja con algo de vergüenza.
—No hace falta que lo hagas —alude con una cálida sonrisa.
—No fue muy sensato de mi...
—Piensan que estás embarazada —detengo mis pasos al escuchar su última palabra abandonar su boca.
—¿Qué? —pregunto frunciendo el ceño. —¿Cómo es que piensen eso?
—Hasta yo note tus intentos de controlar arcadas cuando han colocado los platos en la mesa —dice con un tono burlón.
—¿Si?
—Si.
—No estoy embarazada —trato de no sonar con brusquedad.
—También lo sé.
Jala mi mano para continuar caminando, recargo mi cabeza sobre su hombro sin dejar de avanzar.
Cuando hemos llegado frente a la fuente suelta mi mano, trato de comprender lo que hará a continuación.
No deja de sonreír.
¿Qué planea ahora?
—Tengo un regalo para ti —introduce su mano en el bolsillo de su pantalón.
¿Acaso es lo que creo que es?
Debido al nerviosismo que ahora tengo, colocó un mechón de cabello detrás de mí oreja.
—¿Qué? —trato de contener mi emoción.
—Da media vuelta —pide. Al ver que no doy vuelta, sus manos se posan en mis hombros para hacerlo.
—¿Me vendaras los ojos? —rio.
—No, está ocasión no —murmura detrás de mí oreja.
Besa la piel de mi cuello y mis bellos se erizan.
—Te amo, ¿Lo sabes? —pregunta.
—Si.
Un destello blanco me cega por algunos instantes.Al bajar la mirada, me encuentro con un copo de nieve. Mis dedos acaricias el collar.
—Listo —anuncia para que pueda girar.
—¿Un copo de nieve? —pregunto.
—Cada copo de nieve, es único. Tú eres única, soy muy aforfutano por estar contigo —acaricia mi mejilla con su pulgar—Cada que veas el collar, me gustaría que recuerdes algunas cosas; Primero, que te amare por siempre. Segundo, que el amor de mi vida eres tú.—una lagrima resbala por mi mejilla e inmediatamente su pulgar la limpia.— Tercero, que lucharé por tu amor cada día y cuarto, que nunca estarás sola, por que estaré dispuesto hacer tú refugio cuando las tormentas lleguen a tu vida.
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