C A P I T U L O 3 4

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Jessica.

De todas las cosas que me describen siempre me negué aceptar que soy una cobarde, solía pensar que era muy valiente, aunque no sé porqué. Hoy acepto que soy una cobarde.

Me marcharé.

Me gustaría decirle adiós, que me marcharé para continuar por lo que tanto había estado esperando y no puedo rechazar algo así, no cuando se trata de ayudar a las personas.

Se qué tal vez el me apoyará si le hago saber sobre qué planeo irme mañana muy temprano, pero no me gustan las despedidas ni mucho menos cuando se trata de John.

Me siento igual que la primera vez que me aleje de él, pero es diferente en esta ocasión ya que me alejo por elección.

Le diré, lo haré, pero no de frente no tendría el valor para hacerlo por qué implica que exista una probabilidad en que me haga quedarme. Pero no puedo hacerlo aunque quiera quedarme es algo que ya tenía planeado desde antes que el llegara de nuevo a mi vida.

—¿Estás lista? —pregunta Mackenzie entrando al cuarto de hotel. —John nos espera en la pista.

John se fue desde muy temprano para volver a entrenar. Desde que salimos de Roma el a estado actuando algo raro pero me reprimido por preguntar.

—¿Serán muchas preguntas?

—Solo quiero que me hables cuando John comenzaba en el mundo de las carreras —explica el productor al entrar. —Soy Edel, mucho gusto.

Me extiende su mano y la tomo para dar un leve apretón. —Igualmente.

—¿Comenzamos?

—Claro.
Hace seña a los camarógrafos para que se coloquen en las posiciones que les indica Edel, luego me vuelve a mirar.

—Se tú misma, no quiero que a patentes nada así que puedes estar en un lugar que te haga sentir cómoda o realizar alguna actividad que te guste —me da ideas.

Asiento con la cabeza. Puedo cocinar algo, cuando lo hago siempre pienso en John porque él es quien me ha enseñado la mayoría de platillos que sé, pero es una mala idea ya que me sentiré más nerviosa de lo normal.

Camino hacia el sillón dorado con flecos en la parte de abajo, cuando llegamos a este cuarto a ambos nos gustó.

—Perfecta elección —sigue mis pasos.
Tomo un cojín y lo pongo en mi regazo.

—¿Cómo has estado viviendo toda esta experiencia? —pregunta cuando la cámara ya está encendida— ¿Te habías imaginado algo así?

Dejo escapar una risa. —No, si alguien me hubiese dicho que estaría de viaje en otro continente me hubiese reído en su cara. Es una experiencia totalmente nueva y algo extraña, me alegra tener a John para alivianar todo el estrés.

—¿Qué me puedes decir sobre su insistencia en este mundo de las carreras?

—Algo que no muchos saben es sobre las veces que John tuvo que insistir para demostrar que merecía un lugar en Nascar —juego con el borde del cojín— Si el no fuese persistente no habría podido lograr todo lo que tiene ahora, se que es muy feliz al ver lo que alegrado con todo su esfuerzo.

—¿Alguna historia que quieras contarnos? ¿Qué tal de su primera carrera ganada?

—John corría en una pista cerca de la universidad en donde estudiaba, después de clases lo alcancé ya que era la primera carrera con patrocinadores, estaba demasiado nervioso —río al recordarlo caminar como león enjaulado antes de salir a correr— tuvimos que hacer técnicas de relajación, debieron verlo, cada vez que le indicaba que cerrara los ojos, solo pretendía hacerlo. Ganó la carrera.

Estúpido John® |COMPLETA| en edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora