C A P I T U L O 2 5

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Deslizo la camisa por mis brazos, me pongo los jeans,me siento en el borde de la cama para colocarme los zapatos.

Fue una mala idea el desviarnos a mi departamento... Bueno no tan mala.

—Llegaremos tarde —le recuerdo al ver que se viste con demasiada calma.

Se supone que debimos haber llegado a las oficinas hace media hora para hablar con James y el representante de Sullivan.

—Podemos llegar aún más tarde —bromea.

—No es gracioso —reprocho —Ya que nos saltamos la hora de la comida, iré por algo a la cocina, ¿Vienes?

—Voy detrás de tí —afirma.

Salgo de la habitación con una sonrisa llena de satisfacción en mi rostro. Busco algo que pueda comer en los pequeños estantes y con suerte encuentro un paquete de galletas con chocolate.

—Eso no es comida —alega.

—Lo es para mí.

Me encongo de hombros restándole importancia, abro el empaque y llevo una de las galletas a mi boca para poder saborearla. Cierro mis ojos cuando el chocolate toca mi lengua.

Dejo escapar un gimoteo.

—¿Quieres? —relamo mis labios.

—Si continuas haciendo esos gestos —demanda— No saldremos de aquí en un buen rato.

—No haga promesas que no podrá cumplir.

—Amor me ofende —lleva una mano a su pecho con drama— la poca fe que tienes en mi.

El aire comienza a llenarse de mis risas. Camino hacia el para poder abrazarlo.

Sus brazos se han convertido en mi lugar favorito.

—Te quiero —confieso lo que siento al mirarlo a la cara.

—Dilo otra vez —pide.

—He dicho que te quiero —afirmo sin poder dejar de sonreír como una tonta enamorada.

—Espero poder escucharlo por lo que me reste de vida.

—No deberemos más, nos deben estar esperando a ambos.

—No discutiré —anuncia—Me has alegrado más de lo normal mi día.

Salgo yo primero de la cocina y el me sigue sin soltar mi mano entrelazada con la suya. Pongo mi teléfono celular en el bolsillo trasero del pantalón para poder abrir la puerta. Al tratar de girar la perilla de la puerta John me lo impide.

Pega mi cuerpo a la pared en un movimiento rápido,me acorrala con sus grandes brazos y me toma del cuello, debido a la cercanía nuestros labios se rozan.

Mi respiración comienza agitarse y siento flaquear mis piernas.

No conforme con la reacción de mi cuerpo pasa su pulgar por mi labio inferior antes de inclinarse a mi oído para poder susurra;

—Yo siempre cumplo mis promesas —sus manos bajan a mi cadera para alzarme.

Rodeo su cintura con mis piernas y al sentir su erección un jadeo sale de mis labios.

—Llegaremos tarde —jadeo cerrando los ojos.

—Me vuelves loco. —susurra sobre mis labios.

—¿Vas a besarme o me dejaras con las ganas? —pregunto enojada.

—¿Qué quieres que te haga?

— Fóllame.

Logra hauyentar todos mis miedos.

Estúpido John® |COMPLETA| en edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora