C A P I T U L O 3 3

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John.

Cruzo la línea de meta y doy un fuerte golpe al ver la cara de decepción en mi entrenador. He vuelto a fallar. El sueño me ha faltado desde que me enteré lo que había pasado Jess y no puede evitarlo y debido a eso se ve reflejado en mis entrenamientos.

Salgo del auto y bajo el cierre del traje para sujetarlo en mi cadera con las mangas.

—Cinco minutos más que la anterior —murmura viendo el cronómetro— hijo si continúas de esta manera quedarás en octavo lugar.

—Lo sé, lo tengo en cuenta —tomo una de las botellas de agua que hay en una nevera y doy una largo trago— lo haré mejor.

—Vuelve al auto para una vuelta más —pide mientras reajusta el cronómetro.

—Es todo por hoy —digo mientras comienzo a caminar.

—La carrera es mañana —recuerda— si piensas ganar la segunda carrera debes esforzarte más de lo debido.

—Lo sé, lo sé —pongo mi mano detrás de mi cuello para recargar mi cabeza, el estrés y la frustración es demasiado— solo que ahora no estoy de humor.

—¿Todo en orden? —comienza a preocuparse.

—No —digo de mala gana— ¿Puedo evitar que alguien entre a la carrera?

—¿Celoso? —cuestiona, con burla.

¿Celos? De alguien como ese perdedor, no soy un santo y eso lo tengo claro pero se que jamás causaría tanto daño a una persona ni mucho menos a alguien que amo.

—Todo menos eso —le aseguro.

—¿Entonces? —insiste en saber el porqué de mi estrés.

—Problemas personales —prefiero no decir nada al respecto ya que es algo que se mantiene en privado debido ha que es la vida de Jessica. —Tengo que irme, volveré cuando haya descargado toda la furia que tengo dentro.

Por suerte los camarógrafos del documental no tienen permitido acercarse demasiado cuando estoy entrenando.

—No tardes, tienes al menos cuatro horas antes de que caiga el sol —se apresura a decir antes de que vaya.

Arrojo de golpe la botella de agua al cesto de basura que está a la entrada. Voy directo al gimnasio con el que cuenta la pista de carreras, para mí buena suerte que poco queda de ella al llegar solo se encuentran tres corredores entrenando. Voy a los vestidores para cambiarme el traje y ponerme algo más cómodo, sin pensarlo dos veces voy hacia uno de los sacos de boxeo pero antes me coloco las vendas en mis puños.

Cada golpe que doy es un poco de furia que dejó sobre él, no puedo volver a perder el control cada vez que Vander este frente a mi.

Debí protegerla, debí hacerlo y falle. No puedo sacar sus demonios de ella aunque intenté hacerlo, lo poco que puedo hacer es amarla con todos ellos sin importar nada más.

—Sigue así y tendrás que pagar un saco nuevo —hablan a mis espaldas.

Al ver de reojo me percato que es Violeta quien habla. Continuo golpeando el saco.

No he hablado con ella desde la noche en que partimos de Bolonia, la prensa ha hecho varias especulaciones sobre el moretón de mi ojo y el rostro cansado de Jess.

—¿Qué quieres? —pregunto al ver que no se marcha.— Estoy ocupado.

—¿Cómo está ella? —tamborea sus dedos sobre si casco.

—¿Qué quieres saber realmente?

—¡Oye! —reclama— A mi no me hables así, solo trato de ayudar en todo este caos. ¿Quieres dejar de golpear a ese saco y mirarme?

Estúpido John® |COMPLETA| en edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora