Lucy
Ha pasado una semana desde el extraño encuentro con Harry en el parque y con el hecho de que sea mi asistente y ahora mi vecino no ayuda mucho, no digo que su presencia me incomode pero hay algo en el que realmente me causa curiosidad y desconfianza, pero aún tengo esa sensación de familiaridad que no puedo explicar, quien sabe a lo mejor ya me volví loca.
Hoy como todos los jueves desde hace un par de semanas tengo una sesión de terapia con la Doctora Lautner.-Hola Lucy- su voz me hace dar un pequeño salto en mi asiento -lo siento no quería asustarte- me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa amable -escucha, quería pedirte una disculpa por lo que pasó en la sesión pasada- se que se refiere a su salida repentina en medio de la sesión.
-Esta bien- afirmó honesta -supongo que yo tampoco estaba preparada para hablar, así que de alguna manera me salve- rio nerviosa.
-Lo se Lucy, no puedo decir que se por lo que estás pasando pero si te puedo decir que entiendo que no puedas hablar de esto ya que aún es muy reciente la muerte de tus padres, pero es necesario que hables de esto, puedes tomarte el tiempo que necesites, recuerda que todo lleva un ritmo y un progreso de sanación,- la escucho atenta por qué realmente quiero olvidar o por lo menos sanar con este recuerdo que me atormenta - algunos son más lentos que otros pero siempre habrá un punto en el que te sientas en paz, recuerda que todo este proceso es importante para que puedas seguir con tu vida, ahora mismo se podría decir que tú mente y salud emocional están en un bucle de tiempo, te has quedado varada en ese momento que se repite una y otra vez en tu cabeza, de alguna forma tu cuerpo emocional no ha dejado que puedas avanzar y salir de ese momento de tu vida, para eso tenemos que trabajar con tus emociones y paz mental y así dejar que el curso de las cosas avancen a su manera y asimilen el veneno emocional, tu debes poner de tu parte, tu granito de arena recuerda que cada granito de arena que aportes se irá expandiéndose hasta convertirse en un desierto, así mismo pasa con tu salud mental, solo tienes que tener fe Lucy.
Suelto una risa sarcástica -Fe es lo que ya no tengo- digo entre dientes -toda la jodida vida me han repetido ¡Ten fe Lucy, Dios te lo recompensará!, Y hasta el día de hoy ningún Dios ha hecho nada por mi, siempre me quita lo que amo- lágrimas desesperadas caen sobre mis mejillas -desde que era una niña le rezaba todas las putas noches para que mi padre no me golpeara, si corría con suerte y llegaba demasiado borracho a la casa me escondía bajo mis sábanas suplicando para que no me notará, toda mi infancia creí que la culpa era mía, creía que yo provocaba los golpes, el siempre dijo que no tenía la intención de tener hijos, que yo arruine su futuro y el de mi madre, siempre sentí que yo le debía algo y por eso dejaba que me golpeara para compensarlo- rei, pero era una risa de dolor, de pasar por alto todo eso por mi estúpida ingenuidad -y mi madre- solté un largo suspiro con una sonrisa triste -habia semanas en que se mantenía limpia de drogas y alcohol, durante esos lapsos me prometía que nos iríamos de esa casa, solo ella y yo, claro que yo le creí las primeras cuatro veces, pero siempre volvía a consumir y olvidaba sus promesas, fue entonces cuando hice las esperanzas a un lado, entonces sucedió, mi madre murió de sobredosis- mi pecho subía y bajaba sin control, demasiado rápido que dolía, lágrimas bajaban por segundo de mi cara enrojecida.
La Doctora Lautner se mantenía atenta a cada palabra que decía, analizando mis gestos, movimientos, cada centímetro de mi -Esta bien Lucy, se que son recuerdos terribles pero tienes que sacarlos de tu vida para poder avanzar- dijo tomándome de las manos con una sonrisa confortable.
-Ese es el problema- volteo mi rostro al ventanal del consultorio, mi vista fija en el gran árbol que está enfrente, rayos de sol iluminando parte de sus frondosas hojas color violeta, continuo hablando -Yo ya no creo tener la fuerza para poder avanzar, mi tormento no termino ahí, después de la muerte de mi madre, mi padre me llevo a un orfanato religioso en las afueras de Filadelfia, el lugar era muy aislado, era una casa gigante que se dividía en dos áreas, hombres y mujeres por separado, en las tardes después de clases podíamos salir al patio central y convivir hombres y mujeres, pero entrando el aterdecer justo después de la cena, las hermanas del lugar nos enviaban a dormir, era ahí cuando comenzaba mi verdadero infierno- regrese mi mirada hacia la doctora, ella frunció su entrecejo confundida pero esperó a que siguiera hablando.
Tomé una bocanada de aire para poder seguir, sentía que mi garganta se cerraba en un nudo, el solo recordarlo me enfurecía -Había un padre en la casa hogar- aparte mis manos soltando las de ella, apreté mis puños sobre mi regazo haciendo que mis nudillos se tornarán blancos, una sensación de asco revolvió mi estómago -todas las noches sin falta, el hijo de puta se escabullía en el dormitorio de las niñas escogiendo a una y sacándola del lugar, al principio no sabía lo que pasaba hasta que me eligió, se excusaba con frases como; Es la recompensa que me da Dios por la labor que hago, por guiar a las personas a la luz, ¿Quién mierda en su sano juicio creía esa basura?- reí con lágrimas gruesas cayendo sobre mi regazo -Yo creía cada puta palabra, era una niña, ni siquiera era consiente al cien por ciento de lo que pasaba, sabía que era algo malo pero en mi casa jamás aprendí a diferenciar entre lo bueno y lo malo, y eso era lo que me hacía vulnerable, el violo a cada una de nosotras las veces que quiso, cada niña inocente de aquel lugar fue violada por ese maldito cerdo- sollozos incontrolables escapaban de mi boca junto con lágrimas de dolor, sentí como mi pecho se apretaba en dolor -ninguna de nosotras dijo nada por miedo, el sínico nos amenazaba con no dejar que nos adoptarán, así el seguiría tocándonos y abusando sexualmente de nosotras, por supuesto que yo jamás tuve el valor de hacerle nada mientras me violaba en la oscuridad del sótano del orfanato, toda mi vida estuve acostumbrada a quedarme callada ante el abuso, no me sorprende que desde pequeña he tenido muy jodida la cabeza- hice una pausa y llore, llore tanto que sentía mis pulmones quedarse sin aire y como quemababn por dentro.
La doctora se inclino hacia mí y me abrazo, sentir ese calor confortable de alguien me hacía tan bien -Lo siento mucho Lucy, se que ahora estás llena de rabia y dolor, esa debe ser tu fuerza para impulsarte y tomar las riendas de tu vida, yo entiendo si quieres parar aquí- dijo mientras sobaba la parte superior de mi espalda.
-No- limpie las lágrimas de mis ojos y soltandome de sus cálidos brazos -necesito decirlo todo o no podré descansar del dolor- ella solo asintió -cada maldita noche rezaba pidiéndole a Dios que ese hijo de puta no me tocará y cada vez que el ponía sus manos sobre mi yo perdía mi fe en Dios- sacudí mi cabeza en desaprobación con una risa triste -el día que fui adoptada creí que Dios me estaba recompensando por la infancia de mierda que había tenido, pensé que después de todo el si escuchaba mis plegarias, que poco me duró la felicidad ¿no?- le di una sonrisa forzada a la doctora y volví mis ojos al ventanal -no niego que fui feliz durante esos años, viví bien, me dieron estudios, mis heridas sanaban poco a poco gracias a Lana y Daniel Roberts, mis padres- mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo- me dieron cada pizca de amor que emanaba de ellos, empezaba a creer que una persona como yo podía ser feliz, que ingenua fui, en un abrir y cerrar de ojos también me los arrebataron de la manera más jodida y retorcida.
La noche en que Katy y yo fuimos al bar mis padres fueron asesinados, Katy se fue con el chico con el que quedó de verse esa noche y yo regrese a casa de mis padres alrededor de la 1 a.m, así que subí a la habitación de mis padres para decirle a mi madre que ya estaba en casa, solía hacerlo para que se quedará más tranquila- siento como mi pecho arde del dolor ante el recuerdo -no lo noté hasta acercarme a la cama, sus miradas estaban perdidas en la oscuridad de la habitación, sus pieles lucían pálidas y estaban frías recuerdo abrazarlos y llorar frente a sus cuerpos sin vida, sus manos y pies estaban atados con una soga, había puñaladas en sus pechos, la sangre se camuflajeaba con las sábanas color guinda- pongo mis manos sobre mi boca para controlar mis sollozos y siento como mi voz se quebra -por si fuera poco les dieron un tiro en el centro de la cabeza y dibujaron una cruz debajo del orificio de la bala con una navaja, como pude llame a la policía pero no encontraron rastros de ADN o algún indicio de quienes los asesinarón- el dolor recorrió todo mi cuerpo como una corriente eléctrica -así que esa mierda de la fe y su jodido Dios es pura basura para mí- grite con dolor y siento como mi cuerpo se debilita, mis labios tiemblan y siento como mis ojos están hinchados y mi cara está roja por tanto llorar, pero aún contándole todo a la Doctora Lautner no sentí ni una pizca de la paz que esperaba sentir, solo enojó y sed de venganza emana de mi ser.
Salí del consultorio de la Doctora Lautner lo más rápido que pude hasta llegar a mi casa, llore hasta quedarme dormida junto a Hades, el único recuerdo feliz de la vida de mierda que he tenido.
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N/A
Capitulo largo, aquí podemos conocer un poco más del pasado de Lucy, espero que lo disfruten personitas ♥️
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Lucy: Una Profecía Infernal [Sin Editar]
خارق للطبيعةLucy, una joven huérfana de 22 años que vive en un pequeño edificio de la ciudad de Filadelfia en Pensilvania, la noche del 4 de julio cinco hombres entran a su apartamento, desencadenando una serie de eventos violentos, sin recordar con claridad na...