01: Red

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Sumary: El sello del pájaro enjaulado se otorga a todos los miembros de la rama secundaria, una forma de someterlos por parte de la familia principal, de mantener su supremacía sobre ellos, pero todo poder tiene un precio y Hiashi Hyuuga lo sabe, por eso tiene que encontrar una kunoichi capaz de sellar a su propia familia para no terminar en la ruina, aunque eso signifique secuestrar a la alumna de Tsunade.

Advertencias: What-if donde la masacre Uchiha no ocurrió, tampoco hubo cuarta guerra Ninja. Secuestro, violencia física y psicológica. Mención de escenas sexuales.

Parejas: NejiSaku.

...

xSouh

Jaula: Kago no Tori no Juin

Capítulo 1: Red

Sus manos, envueltas en látex se movían con precisión dentro de la cavidad abdominal del ninja sobre la camilla, ordenó varios instrumentos que le fueron entregados por una enfermera de forma inmediata y sonrió cuando localizó el sitio de la hemorragia. Pidió dos pinzas más y emanó chakra verde para reparar la carne quemada y cerrarla.

―Pásenle mil de solución, analgésicos y antibióticos cada ocho horas. ―le ordenó a al medico que la estaba apoyando una vez que cerró la piel del hombre.

―Gracias por su trabajo, Sakura-sama. ―le dijeron en coro las dos enfermeras antes de salir del quirófano.

La Haruno tiró los guantes y la bata desechable en un bote de basura y fue directo a urgencias para comprobar que nada nuevo hubiera llegado. Estiró los músculos, girando el cuello en busca de quitar el dolor que se había instalado desde hace dos semanas, pero tampoco se quejaba.

Desde que Kakashi se había vuelto Hokage y su maestra se tomó unas merecidas vacaciones fuera de la aldea, la carga del hospital caía en sus hombros junto con el titulo de  nueva princesa de la medicina, tampoco se podía quejar, amaba esa vida, aunque la hubiera separado de las misiones de campo.

―¡Sasuke! ―se sorprendió de ver a su ex compañero de equipo ahí, casi sintió lastima por el pelinegro al ver a las cinco enfermeras que no paraban de acosarlo. ― ¿Qué haces aquí?

―Uno de los nuevos equipos de la Policía Militar tuvo un accidente. ―se quejó el Uchiha, señalando a los tres ninjas vestidos en tonos azules y con el emblema del abanico en sus espaldas.

La pelirosa se acercó a los tres hombres, haciendo un chequeo rápido de las quemaduras de segundo grado que cubrían principalmente los brazos, sus manos volvieron a emanar chakra mientras el ninja suspiraba con alivio al dejar de sentir el ardor.

― ¿Y cómo haz estado? ― preguntó, volteando a ver al pelinegro, secretamente alegre de poder ver al Uchiha,
le traía la sensación de nostalgia de sus años como gennin y chunnin.

―Realmente nada nuevo. ― suspiró cansado Sasuke. ―Supe que el dobe ya inició su entrenamiento para Hokage.

―Lo vi hace un par de días, Kakashi esta interesado en ya pasarle la batuta. ―rio. ―Aunque eso es esperado, nadie creería ver a sensei haciendo algo más que leer pornografía mientras entrena niños de doce años.

―hmnp...

―Sakura-sama, la necesitamos en piso de pediatría. ―les interrumpió una enfermera, Sakura no pensó dos veces antes de despedirse de su amigo con un pequeño asentimiento e ir escaleras arriba.

Para cuando la Haruno terminó su turno, ya se sentía muerta. Si no fuera por el sello en su frente y su perfecto control de chakra, no podría resistir las largas jornadas de trabajo que exigían un flujo continuo de ninjutsu médico. Caminó por las calles oscuras de la nueva zona urbana de la aldea hasta llegar a su apartamento de forma automática, conocía el recorrido y lo hacía por inercia.

―Haruno-san, Hokage-sama la solicita en su despacho. ― le dijo un ninja ANBU antes de desaparecer.

Kakashi jamás la mandaba llamar tan tarde, tenía que ser algo importante así que arrastró los pies hasta la torre roja, donde la única luz que quedaba encendida era la de la oficina principal.

― ¿Kakashi-sensei? ―llamó, utilizando el honorifico de sus tiempos de gennin, a pesar de que ya no era su sensei, sino el hokage de la aldea.

―Sakura, tengo una misión para ti. ― dijo, con una sonrisa cansada detrás de la máscara.

―¿Qué tipo de misión? ―cuestionó, acercándose al escritorio.

No podía negar que no estaba sorprendida, pronto cumpliría un año sin salir a misiones, pero tampoco hizo mas preguntas, podía aprovechar la oportunidad para estirar sus músculos y desempolvar sus habilidades de combate. Secretamente pidió que fuera una buena misión, mínimo una rango A.

―Necesitamos que escoltes a una persona de Taki no Sato a Iwagakure. Es una persona de alto perfil y muy seguramente podría haber personas que intenten matarlo.

―¿Sakura-chan? ― escuchó la voz de Naruto, interrumpiendo en la oficina.

―Entendido, Hokage-sama.

―Sales mañana a primera hora. Suerte, Sakura. ―la despidió el kage, llevando su atención a su ex compañero rubio. Era extraño la forma en que pasaba semanas sin verlos y ahora se encontraba con ambos.

―¿Cómo estas, Naruto? ―preguntó, caminando por los pasillos de la torre directo a la salida.

―Bien, continuo con mi entrenamiento. ―le respondió, aunque no con la misma emoción a la que la Haruno estuvo impuesta años atrás.

Sakura sabía la razón.

Desde la muerte de Hanabi Hyuuga las cosas cambiaron para el Uzumaki, quien había mantenido una relación con la hermana mayor de la niña, pero Hinata había terminado con todo y vuelto al complejo Hyuuga a ocupar el lugar como líder del clan para el que nació.

―Me alega...

― ¿Y tú? ―

―He tenido mucho trabajo en el hospital, pero nada que no pueda solucionar.

Se despidieron cuando el Uzumaki la acompañó hasta la puerta de su casa, prometiéndose una salida a comer como en los viejos tiempos una vez que regresara de su misión, incluso bromearon con arrastrar a Sasuke con ellos, aunque el Uchiha se negara.

Sakura se durmió en cuanto su cabeza tocó la almohada y no despertó hasta que la alarma le indicó que era hora de abandonar los brazos de los dioses del sueño para cumplir con otro día más.

Pero ese día sería diferente.

Tenía una misión fuera de los muros de la aldea.

Se sintió extraña desde que pasó la gran puerta de madera, algo no estaba bien y podía sentirlo. Pero no sabía qué era. Se concentró en buscar firmas de chakra a su alrededor, pero no detectó nada y esa sensación solo se incrementaba conforme avanzaba.

Fue una trampa y no se dio cuenta hasta cerca de la frontera del país del fuego.

Esquivó el primer senbon, pero le siguieron muchos más, cuando la primera aguja rasgó su piel supo que tenían veneno y su vista se volvió borrosa hasta perder el conocimiento.

Jaula (NejiSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora