03: Būnke

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xSouh

Jaula: Kago no Tori no Juin

Capítulo 3: Būnke

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―Aquí termina el rastro. ― les informó Pakkun.

― ¿Cómo va a terminar aquí? ―gritó Naruto alterado mientras buscaba cualquier cosa que indicara el paradero de Sakura, pero no había nada.

Akamaru ladró, secundando la opinión del perro guía.

―No pudo solo desaparecer. ―estuvo de acuerdo Kiba, olfateando el aire, aunque sabía que era imposible captar algo que ni siquiera los perros ninja pudieron.

― No podemos solo darnos por vencidos. Seguro Sakura-chan nos ocupa en estos momentos.

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Negarse a abrir el sobre fue inevitable, no había mucho que hacer en ese cuarto y nada pasaría por leer el contenido, además se sentía intrigada por lo que sea que fuera tan importante para que el líder de un clan noble se arriesgara a secuestrar a un shinobi de su propia aldea.

Sakura no se consideraba así misma una maestra en Fūinjutsu, pero su nivel era suficiente para darse cuenta del objetivo que buscaban los grabados en el papel. El sello era de muy alto nivel, tenía que haber sido hecho por un especialista de nivel superior a kage, además era de dos tiempos, la función céntrica y principal no tenía nada que ver con la segunda, la forma de la circunferencia externa era de control y alimentaba el centro.

Había oído hablar sobre el sello de la familia principal de la familia Hyuuga, más como un secreto a voces que como un hecho confirmado, nadie decía nada en voz alta y a ella nunca le pareció interesante meterse en los asuntos de ese clan, así que no entendía porqué el hombre le estaba dando en bandeja de plata la información completa de algo que guardaron con ahínco por tantos años.

Justo tres comidas después, un shinobi de mediana edad entró al cuarto donde la mantuvieron presa, su vestimenta era tradicional aún entre los viejos, el cabello castaño no era tan largo y una banda cubría su frente.

―Sígame, Haruno-sama. ―le dijo, guiándola a la salida.

Sakura metió el sobre entre su bata, bajó de la cama y comenzó a seguirlo con los pies descalzos. Sus sentidos estuvieron alerta en todo momento, los pasillos eran blancos y largos, sin ninguna puerta o una salida que le sirviera para huir, su chakra aún se sentía débil e irregular, estaba segura que si estrellaba su puño contra las paredes lo único que conseguiría seria una fractura de la mitad de los huesos de su mano.

Llegaron hasta el final del pasillo, donde solo había una puerta, el hombre la abrió y la dejó pasar primero. La sala mantenía la misma estética de blanco puro que el resto del piso, salvo las dos personas que se encontraban ahí, Sakura los reconoció a ambos.

Hiashi la saludó con un asentimiento que ella regresó más por educación que por cualquier otra cosa, frente a él estaba una camilla de acero inoxidable y sobre ella, una de sus compañeras de la academia ninja.

Hyuuga Hinata estaba acostada, con la respiración acelerada y el cuerpo cubierto de una gruesa capa de su sudor. Sakura se acercó, queriendo saber que estaba pesando, pero no se atrevió a tocarla.

―¿Qué es lo que le pasa? ―preguntó, forzando su chakra a salir de sus manos.

―No gaste su energía de esa forma, Haruno-san. ―la interrumpió el hombre, tomándola de las muñecas para detenerla. ― Ya intentamos de todo, y eso no servirá.

― ¿Qué quiere decir? ¿no me trajo a este lugar para salvarla?

― Así es, y eso es lo que hará.

― Entonces déjeme trabajar. ―exigió Sakura.

― El Būnke la reclama. ―explicó el Hyuuga. ―La única forma de salvarla es sellándola.

― Pero ella es su hija. ―gritó Sakura. ―Su única hija, los miembros de la familia principal no llevan el sello.

― Veo que conoce un poco sobre el sello. ― sonrió el hombre. ―Debe saber entonces que es impuesto por la familia principal a los miembros de la rama secundaria como una protección para los Hyuuga, Hinata no era apta para ser la heredera del clan, no cuando su propia hermana menor era más fuerte, y aún después de su muerte es incapaz de realizar el sello, esta destinada a ser parte del Būnke, por lo tanto, debe portar el sello o morirá.

― ¿Mataría a su propia hija? ― preguntó la pelirosa, sin poder ocultar el asco en su voz.

― Ahora es usted quien está juzgando sin conocimiento de causa, Haruno-san. ― suspiró el anciano sin parecer enojado por la acusación. ― La forma de salvar a la única hija que me queda es sellándola, no puedo sellarla yo mismo porque seria acabar con todos los Hyuuga. ¿Usted cree que me gusta rebajarme, al nivel de tener que pedirle a una foránea al clan, sin más antecedentes shinobi que los propios, que selle a mi propia hija, la heredera de uno de los tres clanes nobles del país del fuego?

― ¿Eso qué significa?

―Significa que si Hinata no es sellada morirá. Y sí el sello es realizado por mí, el Byakugan desaparecerá. ―

― ¿Y porqué yo? ―cuestionó molesta Sakura, todo aquello sonaba más grande de lo que le gustaría, si el hombre tenía razón, Hinata moriría, no podía dejar que eso pasara... Naruto estaría más devastado de lo que ya estaba.

― Porque es la única en su generación que podría hacerlo, que puede llevar todo el paquete de lo que significa convertirse en la opción que usted elija en el futuro. ― explicó sin dar muchos detalles.

― ¿Cuáles son esas opciones? ― quiso saber.

― Las hablaremos en el futuro, cuando usted logre lo que necesitamos que haga.

― Si sello a Hinata, ¿Ella seria libre? ― preguntó, recordando la forma tan extraña en la que la kunoichi terminó su relación con Naruto, nadie que conociera a la Hyuuga podría creer que eso fue normal.

― Si usted lo logra y eso es lo que quiere, Hinata podría ser libre en seguir su relación con el chico Uzumaki.

―Lo haré.

Sakura no estuvo segura de porqué lo aceptó, pero algo le decía que no había muchas opciones para ella de todos modos, y si Naruto podía ser feliz con esa decisión, ella ayudaría.

Sacó el sobre de la bata y se acercó a la camilla, la kunoichi no había dejado de temblar en ningún momento, su piel blanca se veía opaca y los ojos vacíos. Hiashi ya tenía todo listo en el lugar, la guió en todo el procedimiento, diciéndole con palabras claras que era lo que necesitaba hacer a continuación o la cantidad de chakra que ocuparía emplear.

No pudo negar que fue estimulante desde el punto de vista pedagógico y nostálgico, hacia un par de años que Tsunade dejó de enseñarle cosas, ahora la impulsaba más a sus propias investigaciones.

Terminó cansada y con sus reservas de chakra en niveles peligrosamente bajos, cuando la regresaron a la habitación donde la habían mantenido, notó muchas diferencias. La primera fue que dejó de ser completamente blanca, la camilla fue remplazada por una cama de madera, cubierta con colchas suaves en un tono pastel y una almohada esponjosa. Una mesa de noche del mismo material, con un par de cajones y una lampara con luz amarilla, encima había dos mudas completas de ropa y el suelo estaba alfombrado.

― ¿Por qué...?

― Mi intención nunca fue traerte como prisionera a este lugar, Sakura-san. ― respondió el jefe de los Hyuuga. ―Pero si tengo que encargarme de que algunas situaciones pasen de cierta forma para que las cosas funcionen.

― ¿Qué es lo que esta planeando?

―Aún es muy pronto para que lo sepas. ―

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Ya he dejado como mil pistas sobre lo que se viene, ¿alguna idea?

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Jaula (NejiSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora