12: Ser

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xSouh

Jaula: Kago no Tori no Juin

Capítulo 12: Ser

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―Debes acudir a curaciones todos los días, Ryu-san ―regañó al chunnin mientras sus manos irradiaban chakra verde sobre la rodilla del muchacho. ―Si no lo haces, no curará completamente y no podrás regresar a la lista de activos.

Ese tipo de pacientes podían ser un dolor de cabeza, los ninjas siempre se negaban a llevar tratamientos largos o de rehabilitación, pero esa semana nada le iba a quitar la felicidad.

Su trabajo en el hospital fue algo que jamás estuvo en duda, si no lo hizo antes fue porque sabía que tenía que acostumbrarse a su nueva visión y su chakra debía de estar en las mejores condiciones para poder soportar cirugías de largas horas y días pesados.

Ahora parecían lejanos sus recuerdos anteriores, imágenes que tuvo que mirar desde una televisión vieja que apenas emitía colores y la mayoría eran tonos grises y sepia. Eso no era algo que los Hyuuga pudieran entender, su percepción siempre fue igual de buena.

Caminó hasta el comedor del edificio, hace un par de meses no hubiera tenido problemas en expresar su cansancio de forma física, arrastrando los pies mientras se dirigía a su destino, pero las palabras de Hiashi ahora parecían tatuadas en su mente, por lo que su espalda recta y el andar tranquilo fue algo que se sumó a la seguridad con la que transitaba por los pasillos, y todos lo notaron.

― ¿Se encuentra bien, Sakura-sama? ― le preguntó uno de los médicos más jóvenes, el chico era un Hyuuga con talento para el ninjutsu médico que se había topado ya antes, aunque nunca se había acercado, mucho menos sentado en la misma mesa.

―Estoy bien, solo me desvelé ayer. ― respondió, recordando nivelar su voz para no terminar lastimando al shinobi.

―Supongo que hay que hacer sacrificios para poder llegar al nivel que usted tiene. ― dijo, más para el mismo que para Sakura, pero ella pudo notar en su expresión que él realmente la respetaba, y más que eso, la veía como un ejemplo a seguir, alguien digno de llevar su dojutsu y tener una tarea tan importante dentro del clan.

― ¡Frente! ―gritó a alguien, nadie en la sala necesitó voltear para saber que la heredera de los Yamanaka se acercaba a paso feliz hasta la pelirosa, ganándose la atención de la mayoría con la esperanza de saber más sobre la situación de la aprendiz de la hokage.

Para Kiyoshi Hyuuga fue difícil no mirar feo a la rubia, pues, aunque la relación amistosa de ambas fuera conocida, antes solo lo encontraba infantil, ahora era a Sakura-sama a quien se refería con un apodo molesto.

―Buenos días para ti también, Ino. ―saludó la Haruno, notando lo tenso que se volvió el Hyuuga desde la entrada de la otra médico, el sentimiento era extraño y una lucha interna.

Quería saludar a Ino, quejarse de su situación actual sin importarle que todos los oídos del comedor estaban tras sus palabras, gritarle que no le dijera "Frente" mientras usaba el clásico apodo de "cerda"

Pero algo en ella le impedía simplemente soltarse, su visión periférica jamás dejó a Kiyoshi, sintiéndose estudiada.

― ¿Cómo has estado? ― preguntó la Yamanaka, observando los ojos perla y buscando compararlos con los de Hinata, la Hyuuga más cercana a ella.

Era extraño verla así, con solo cambiar el color de los ojos su amiga parecía otra persona, pero se dio cuenta que no era así.

Su postura también cambió, la forma en que sus manos descansaban sobre la mesa, e incluso estaba agarrando los palillos en un ángulo distinto, podían ser cosas pequeñas, pero ella se enorgullecía de ser una persona observadora.

¿Qué le habían hecho a Sakura?

― ¿Sabías que hay cinco pergaminos que continúan la teoría de Tsunade-sama sobre extracción externa de venenos a nivel hepático? ―contestó con otra pregunta, sin pasar por alto el escaneo visual que le estaba haciendo la rubia. ― ¡Y apenas ayer me los prestó!

―Eso suena a algo que haría Tsunade-sama. ―rio, tomando un pedazo de pescado frito de su plato, dándose cuenta que había cosas que nadie podía cambiar de ella. ―Me alegra que hayas vuelto, Sakura.

―Tengo demasiado trabajo atrasado, así que no me puedo dar el lujo de seguir de vacaciones.

―Si quiere yo puedo ayudarle, Sakura-sama. ― intervino el Hyuuga, sonrojándose dos segundos después de darse cuenta de su atrevimiento y mala educación al meterse en una conversación donde claramente no es parte.

Pero más allá de que la Haruno ahora fuera una especie de heredera del clan, también era una de los mejores ninjas médico del mundo entero, su admiración por ella no era nuevo y los sucesos recientes solo le dieron el valor de acercarse.

―Veo que ahora tienes tu propio aprendiz. ― se burló Ino, sin saber que su comentario molestó a ambos portadores del Byakugan de forma distinta.

―Eso seria estupendo, Kiyoshi-san. ―le respondió primero al Hyuuga con una pequeña sonrisa. ―Si un día eres lo suficientemente buena, quizá tengas uno, Ino-cerda.

La sonrisa del chico de ojos perlas se ensanchó, y no solo por la afirmativa de que estaría trabajando con Sakura-sama, podía atribuirle más a la respuesta que le dio a la rubia, y eso era tonto, ya que los tres sabían que fue más una pequeña burla que un comentario malintencionado, pero le alegraba la forma en que se defendió. Nadie tenía derecho a hablar mal de ella.

El gesto del Hyuuga no se borró en el resto del día, se apuró con sus pendientes, sacando todas las notas en tiempo récord y pasando a visitar los pacientes de piso antes que sus compañeros, la intención era poder salir a la misma hora que la Haruno y poder regresar a casa con ella, quizá le contara una increíble historia de las cirugías que realizó, pero cuando creyó que lo había logrado, alguien más le ganó.

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―Sakura-san. ―la llamó una voz conocida a la salida.

―Neji-san. ―regresó el saludo de forma cordial, sin sorprenderse por encontrarlo sentado en una de las sillas de la sala de espera del hospital.

Las largas horas de entrenamiento que tenían juntos, además de compartir la mesa creó una especie de camarería entre ambos, aunque solo lo suficiente para preguntarse cómo había estado el día del otro.

―Oji-sama espera que nos presentemos con él en los bosques. ―informó, tomando el bolso que la pelirosa utilizaba para transportar sus cosas al trabajo.

El gesto la había confundido cuando Neji lo hizo por primera vez, no se guardó las palabras para decirle que ella era perfectamente capaz de cargar con un poco de peso y el Hyuuga no entendió su reacción.

Él sabía que, si de fuerza se trababa, era más probable que Sakura pudiera cargar más peso que él, pero ayudarle no iba con una intención de menospreciar.

― ¿Un nuevo entrenamiento? ― preguntó sin poder ocultar la emoción de sus facciones.

―No quiso decirme.

― ¡Buu! ―se quejó de forma infantil mientras cruzaban las puertas del hospital para tomar camino rumbo al complejo. ―Ahora solo espero que no sea un nuevo nivel de meditación. Moriré antes de poder hacerlo correctamente.

―No lo intentas como debe ser. ―la regañó, su voz salió un decibel más bajo de lo que le hubiera gustado, pero aun no podía superar lo casual que se volvió la relación entre ambos.

Él no debería de estar de acuerdo con ello. Ella no debería de ser una heredera de su clan, no debería estar aprendiendo las técnicas secretas de los Hyuuga ni estudiar con su tío asuntos de política, mucho menos llevar los ojos de su prima, pero ahora apenas podía recordar la forma en que la pelirosa se veía antes del trasplante.

Jaula (NejiSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora