Capítulo 20

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La impresión de Toni de que aquello iba a ser algo casual quedó eliminada en el mismo momento en que entró en casa de los Blossom y vio la mesa de la sala decorada con un mantel y un centro de mesa.

—Ah, ya están aquí —dijo Penélope, saliendo de la cocina.—Me alegra volver a verte, Toni. Bienvenida a mi hogar.

—Gracias, Sra. Blossom —respondió Toni —. ¿Le puedo ayudar en algo?

—De hecho, sí. Los platos están en el armario de la sala. Sé buena chica y pon la mesa.

La mesa rectangular cerrada daba lugar para seis comensales. Cuando la familia Blossom alargó las manos hacia quien tenían más cerca, Jason deslizó la silla para acercarse más a su tía y poder darle la mano. Eso de dar gracias no era algo a lo que Toni estuviera acostumbrada, y tampoco había visto a Cheryl hacerlo en casa. Aun así, tomó con cierta inseguridad su mano y la de Helen, que quedaba a su derecha. Había una diferencia evidente entre las dos, tal y como pudo advertir. La piel de Cheryl era suave y sus dedos se entrelazaron mientras la escritora le acariciaba el dorso de la mano con el pulgar. Helen, por su parte, la agarraba con firmeza y su piel era más áspera. Al ver que todos los demás habían inclinado la cabeza, los imitó, ahogando un suspiro de alivio cuando oyó hablar a Penélope, ya que temía que tuvieran que rezar algo que ella no se supiera.

—Te damos gracias, señor, por los bienes que vamos a recibir y por haber reunido a mi familia esta noche —comenzó Penélope —. Gracias por traer a mi hermana conmigo y haberme devuelto la salud. Bendice a la familia que no ha podido estar aquí hoy y vela por ellos así como velas por nosotros. Estamos felices de tener a Toni hoy y te pedimos que la cuides a ella también.

Sorprendida, Toni levantó la cabeza y sintió un leve apretón de complicidad en su mano izquierda. Después, Penélope terminó de dar gracias y todo el mundo se soltó las manos. A pesar de que sintió alivio cuando los huesudos dedos de Helen se apartaron de los suyos, encontró un frío desagradable en la mano que antes había entrelazado con la de Cheryl. Para ser alguien que odiaba eso de que la tocaran y lo evitaba a toda costa, le desconcertó la idea de que parecía no importarle que fuese Cheryl quien lo hiciera. De hecho, al imitar los movimientos de los que la rodeaban, pasando platos y recipientes por toda la mesa para servirse, Toni se encontró echando furtivos vistazos hacia su izquierda y mirando a Cheryl por el rabillo del ojo.

La escritora se encontraba interrogando a Jason en aquel preciso instante sobre qué asignaturas pensaba coger para el primer semestre, permitiendo que la morena la mirara sin que nadie se diera cuenta... aparentemente. Si hubiera echado un vistazo a su derecha, hubiera descubierto los ojos de halcón de Helen captando cada movimiento y cada mirada.

Dándose cuenta de que había pasado de lanzar miradas furtivas a mirarla fijamente, Toni se sonrojó y devolvió su atención al plato que tenía delante, escuchando la conversación que se desarrollaba ante ella.

Después de cenar, Jason se ofreció para limpiar la mesa mientras Cheryl hacía el café, Helen y Penélope se retiraban a la sala. Sin estar muy segura de qué hacer, Toni se disculpó y salió a fumar. Había asumido que las dos hermanas compartirían una agradable charla, y se sorprendió cuando Helen salió tras ella con su cigarrillo en la mano.

—¿Te importa que me quede contigo?

—Para nada.

—¿Sabes? Si pasara algo entre tú y mi sobrina, no me importaría. — Toni la miró rápidamente y abrió la boca para protestar, pero la mujer alzó una mano para detenerla—. Ya sé lo que decís las dos, y a juzgar por el aspecto de vuestras habitaciones así parece ser, pero me he dado cuenta de cómo actuáis cuando estáis juntas. —Aplastó el cigarrillo a medio fumar en la maceta que hacía las veces de cenicero y continuó—. Personalmente, creo que no estáis viendo lo que tenéis frente a las narices.

let me love you; choniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora