let me love you; choni

Capítulo 3

Cheryl estacionó su Jeep en el camino de acceso, sonrió cuando vio la luz exterior encenderse y Heather abría la puerta principal. Ellas habían terminado hace ya dos años y habían quedado como buenas amigas que compartían una relación muy especial que con solo una ex—novia se puede compartir. Heather era terapeuta y acudir a ella era un lugar seguro para Cheryl donde poder ir a desahogarse de sus cosas. — Me alegro que estés en casa. No creerías lo que me ha pasado.— Decía mientras se acercaba a la puerta.

— ¿Qué pudo haber pasado en el transcurso entre el almuerzo y ahora? — Heather preguntó mientras entraban en la casa.

— Voy a matar a Kevin. — Se sentó en el sofá, doblando su pierna debajo de ella mirando a su ex novia, quien se sentó al lado opuesto. —No creerás lo que hizo.

—Creo que te consiguió a una compañera de apartamento...

Cheryl bufó. — ¿Una compañera de apartamento? Una compañera de apartamento del infierno, tal vez. Ella fuma y toma cervezas en su dormitorio por la noche.

— ¿Una fumadora?— Heather negó con la cabeza. — ¿En qué estaba pensando? ¿No le dijiste que necesitabas a alguien que no fumara?

— Por supuesto que se lo dije. Le di una lista muy explícita de las reglas. — Pasó sus dedos por su pelo rojizo y suspiró. —Ella es una stripper.

— ¿Una stripper? ¿Quieres decir una chica "Me quito todo y colócame el dinero en la entrepierna" , ese tipo de stripper?

—Exactamente — Cheryl contestó.

— ¿Y esto es lo que te tiene tan molesta

—Es que simplemente no va a funcionar.

— ¿Y ya estás tan segura de ello con tan solo un día?

—No empieces con tus cosas de psicología conmigo, Heather — le advirtió la escritora. —Sólo me tomó algunos minutos en realidad. — Colocó su mano en la rodilla de Heather, un gesto ya común entre las ex—novias. — Nunca dice por favor y le sacas con trabajos un simple "gracias".

— Así que no es para nada "La Señorita Educada" que esperabas, ¿Sabe que eres gay?

Cheryl negó con la cabeza. — Creo que no, a menos que Kevin le dijese.

— ¿Y tiene esta compañera del infierno un nombre?

—Toni.

— Bien, ve el lado bueno de las cosas. Si Toni es una stripper, tal vez te dará una función privada. — Heather bromeó ganándose un golpe repentino en el muslo.

— No empieces. Esto es serio.

—Para mí también lo es— La terapeuta estuvo de acuerdo, rozando con la yema de su dedo ligeramente el antebrazo de Cheryl.

— Sabes que no hay una ley que diga que las ex novias no puedan dormir juntas de vez en cuando.

—Es verdad — Heather estuvo de acuerdo. — ¿Pero piensas en realidad que es buena idea?

— Oh, pienso que es una espléndida idea — Cheryl dijo con voz ronca, arrastrándose por el sofá hasta que sus labios estuvieran cerca de la oreja de su ex—novia. —Considéralo como una manera de recordar viejos tiempos.

— Debería de considerar mejor que estás excitada — Heather contestó.

— Pues bien, la falta de sexo no fue nunca un problema en nuestra relación, si mal no recuerdo.— La escritora continúo presionando y mordisqueando el lóbulo de Heather. Su voz tomó un timbre muy sensual. — ¿Qué te parece compartir tu cama conmigo esta noche, hmm?

— Diablos, odio cuando utilizas ese tono de voz — Heather contestó, contrayendo sus labios.

— Si, qué más puedo decir — murmuró, bajando sus dedos desabrochando los botones de la blusa de Heather. Pronto separó la blusa revelando una suave y blanca piel. Cheryl la estiró en el sofá y comenzó a recorrer con sus labios a lo largo de la clavícula expuesta. De pronto sintió como los dedos de Heather se enredan en su cabello guiándola hacia abajo. —¿Estas algo ansiosa no es así?

— ¡Deja de bromear... ah!— Cualquier otra cosa que la terapeuta hubiera querido decir se esfumó cuando unos labios suaves se cerraron alrededor de su pezón y comenzaron a succionar.

Cheryl gimió sobre el seno con el que estaba jugando y presionó su cadera contra el cuerpo que se retorcía debajo de ella. —Extrañaba esto — murmuró, besando el camino a través del pecho de Heather para lamer y besar el otro pezón. Sintiendo como tiraba fuertemente de su blusa, se levantó y dejó que la terapeuta vagara un poco con sus manos.

— Seguro no vas a dejar que se arrugue ¿verdad?

Cheryl dejó de desabotonarle la blusa y miró hacia abajo a su ex—novia. — Sabes que no me gustan las arrugas. — Quitándose la blusa, la plegó pulcramente y la colocó en la mesita de café. El sostén fue el siguiente, doblando las copas una dentro de la otra. Heather se quitó su ropa superior completamente y la lanzó a través del cuarto.

— Sabes que odio eso — dijo Cheryl, mirando con intención la blusa arrugada.

— Y yo odio la manera en que tú tienes que doblar todo. — Heather peinó con sus dedos el cabello rojo de Cheryl.

— Soy un poco neurótica con esto, ¿no es así?— Se volvió a recostar dejando que sus labios se rozaran. — ¿Cómo pudiste vivir conmigo?

—Bueno, pudiste haber tenido otros defectos peores que ser una compulsiva obsesiva.

— ¿Es eso como ser una adicta a escribir escenas eróticas?— La escritora bromeaba mientras presionaba su muslo entre las piernas de Heather, complacida por el gemido resultante. Plantó besos a lo largo de la mandíbula de la terapeuta hasta que sus labios encontraron una oreja enmarcada por cabello suave castaño. — Pienso que podemos encontrar algo mejor hacer que buscar los defectos de cada una. ¿No cree usted, mi pequeña analista?— Cheryl flexionó sus músculos para ejercer más presión.

— S—si, tienes toda la razón — Heather estaba de acuerdo, su aliento sonaba con jadeos entrecortados. —No más bromas.

— Creí que te gustaban las bromas.— Cheryl sonrió maliciosamente antes de bajar sus labios hasta el sexo de su ex novia. —Bromas y más bromas.

...