Capitulo 34

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[[CAITLIN]]

—¿Que hacemos aquí?—pregunto curiosa a mi padre mientras le doy un vistazo a todo, es muy hermoso; desde esos colores pasteles que decoran todo el lugar, hasta ese hermoso castillo que choca con el techo, pero no entiendo, ¿Porqué estoy aquí? ya no soy una bebe papá.

—Tu madre paso días en este cuarto vacío imaginando y crean todo—dice sonriendo—estaba tan emocionada por tenerte, ella siempre quizo una niña, compro vestidos, peluches, y muchos juegos—respira hondo mientras aprieta sus cabellos un poco con la mano derecha—sabes... fue difícil perderla, pero aun mas saber que tenia que despedirme de ti para que estés bien y que todos esos sueños que queríamos vivir contigo no iban a suceder.

Lo miro con los ojos hechos un mar lágrimas, tuve una vida feliz, los padres que tuve me dieron mas amor del que mereci, pero no puedo negar que me duele mucho saber que no tuve la oportunidad de vivir ese sueño que ellos querían conmigo y que hoy esta tan lejano ami.

—¿Como era ella?—pregunto curiosa, debió ser una mujer muy hermosa, muchas veces me sentí extraña, sentía que no era yo, que algo muy dentro de mi gritaba, y ahora entiendo porqué, ya no pienso esperar un día mas para dejarlo salir, para ser igual a ellos, para sentirla cerca de mi aunque ya no este.

Veo a mi padre caminar hasta una cuna, voltea a verme y agarra algo.

—Es ella—digo acercándome.

—Si—dice pasándome el retrato.

—Es tan hermosa—digo sintiendo un bulto en el pecho, por Dios, siento que mi corazón quiere salírseme del pecho

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—Es tan hermosa—digo sintiendo un bulto en el pecho, por Dios, siento que mi corazón quiere salírseme del pecho.

Una lágrima de felicidad cae sobre mi rostro, es mi madre, mi mamá.

—Ella hizo esta muñeca para ti—dice agarrándola con su mano izquierda y organizando sus cabellos con la derecha.

La observo, es hermosa.

Mi padre me la pasa, toco ese hermoso vestido morado pastel con encajes blancos, la acerco a mi y empiezo a respirar su aroma.

«toso»

—¿Estas bien?—dice mi padre cogiendo la muñeca y poniéndola en su puesto.

—Si, es que hay mucho polvo—digo llevando mi vista a la muñeca, no puedo creer que mi madre lo hiciera, era artista, oh madre, gracias por dejarme esta cualidad de ti.

—Espera—digo agarrando el brazo izquierdo de mi padre al verlo caminar a la puerta.

Respiro hondo.

—¿Quiero que lo hagas?—digo desesperada, necesito ser quién realmente soy, cada parte de mi cuerpo grita que ya es tiempo, ya no tengo miedos, ya no.

—¿Estas segura?—pregunta volteando su vista ami.

Asiento, lo veo acercarse hasta mi cuello.

CONTIGO A LA FUERZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora