Capitulo 30

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—Ah—grita un hombre detrás de mi.

Volteo mi cabeza.

—Ah—grita otro, dos menos, faltan 3.

¿Que extraño?

Llevo la vista a uno de ellos, esta nervioso mirando a todos lados, de pronto veo una sombra, "Sariel", negó, se supone que esta en Italia, lo veo detrás del hombre, es el, le agarra el cuello, ouch, se lo retuerce.

—Ah—el hombre grita y cae al piso.

Rápidamente se acerca ami.

Me suelta las manos.

Uno de los hombres corre hasta el, el otro lo observa detenidamente.

Me desato los pies y agarro la madera de mi cuerpo.

—Ah—me quejo. Joder, cuanto tiempo que no experimentaba este dolor de mierda.

La saco y respiro aliviado.

Veo al otro hombre correr—no lo
creo—digo y lo sigo.

—¿Ya te vas?—pregunto con sarcasmo.

No dice nada.

Empiezo a correr de un lado a otro, de repente una estaca viene hasta mi, otra, las agarro, otra, la esquivo, el sonríe, me muevo, me coloco frente a frente a una distancia alejada, pongo mi rostro en vertical al verlo tan sereno, su mirada oscura se fija en mi, es como una maquina sin sentimiento, esto sera emocionante, cuando me preparo para empezar el show, veo como su cabeza cae al piso, y luego su cuerpo.

—Joder, pensaba divertirme un poco—digo mirando a Rasiel.

No dice nada, me guía hasta su coche, un hombre al vernos abre la puerta derecha de atrás y entramos.

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[[CAITLIN]]

—Liam deprisa—grito con los nervios de punta.

Ya casi es hora de salir y aun nada que se digna a bajar, ¿Acaso lo hace a propósito para que perdamos el vuelo? No lo creo, si es así no se lo perdonare jamas.

—Ya voy princesa—grita desde la habitación.

—Ya voy princesa—lo trico irritada.

Siento la presencia de alguien en mi espalda, rápidamente volteo, un hombre alto, de cabellos marrón oscuro y ojos cafés esta parado frente a mi.

—Dios—grito muerta del miedo retrocediendo un poco.

—Tranquila princesa—dice Jorge tocando mi hombro.

Doy un pequeño brinco.

—Jorge—digo algo en shock, luego respiro hondo y me tranquilizo.

—Cuanto tiempo Liam—dice el hombre, volteo y veo a mi imbécil, el se acerca y rodea mi cintura con su brazo izquierdo, el hombre hace una mueca de molestia y camina hasta el mueble—¿puedo?—pregunta sentándose.

CONTIGO A LA FUERZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora