Liam Boldini es un vampiro arrogante que cree que todo lo que desea le pertenece, Caitlin Cruz por otro lado es una chica soñadora que solo desea ser independiente, pero que pasara cuando el destino los ponga en el mismo lugar, ¿Podrá Caitlin domar...
Me encuentro sentada en el mueble de la sala desde hace una hora esperando por Margo.
Liam me dijo esta mañana que iremos a una gala mañana y necesito un vestido. Así que las chicas y yo decidimos ir de shopping.
«piiii»bocina de un carro.
—Por fin—digo levantándome, un minuto más y quedaba pegada a la silla.
—Caitlin—dice Liam agarrándome por la cintura.
Le he dicho lo sexy que me parece eso.
Creo que aún no me impongo a su contacto, cada vez que me acerca a su cuerpo una corriente me recorre y provoca que mi corazón se descontrole.
Es mi debilidad y me da miedo, porque eso significa que tiene el poder de destruirme. Sé que ya debería estar confiada, pero aveces tengo miedo de que este no sea él, si no una máscara que utiliza para engañarme.
—Princesa—dice mirándome a los ojos.
—Si—digo abrazándolo y dándole un pequeño beso en la boca.
—Estaré en el restaurante de mi tío, nos vemos allá—dice algo demandante, sé que trata de lucir relajado, aveces lo logra, otras veces digamos que le cuesta un poco.
Asiento y nos damos otro pequeño beso en la boca.
Lo abrazo fuerte y él hace lo propio.
.........
—Odio este tráfico—dice Margo enojada.
No me contengo y exploto—Jajaja—es que su cara de enojo es un poema.
Ella me mira con una de sus cejas levantada.
Uff parece que el enojo es en serio.
Vamos Caitlin compostura.
—Jajajaja—Dios no puedo.
—¿Qué te divierte tanto Caitlin—dice Margo en tono fastidiada.
—Nada, tenemos que pasar por una amiga—digo algo nerviosa, Margo es linda y todo, pero si digo que no me intimida estoy mintiendo.
Vamos es un vampiro, mi único consuelo es que parezco agradarle.
—No sabía que tenías más amigas—dice entre risas.
—De que hablas, si soy genial—digo con mis aires de yo si me lo creo aunque no sea tan cierto.
Se ríe.
Bueno al menos su humor cambio.
Le escribo la dirección en el celular que me pasa y nos vamos rumbo a la casa de Elena.
—Hasta que llegan—dice Elena abriendo la puerta de atrás y entrando.
—Margo, Elena; Elena, Margo—Las presentó.
—Pensé que era tu única amiga—dice Elena con sarcasmo.
—Yo pensé lo mismo—dice Margo y se ríen.
Negó y choco mi cabeza con mi mano.
¿Acaso parezco antisocial?
—Bien llegamos—dice Margo.
Salimos del coche y nos acercamos a una tienda.
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