Noventa y uno

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Llegaron a un centro comercial cercano a la zona, era un lugar pequeño para tener tantos locales.

Se sentaron en el comedor público compraron dos sundaes.

— ¿Porque faltase a clases? — preguntó Fred.

Su acompañante comía dudoso de la respuesta; — No sé, yo...

El lugar estaba bastante vacío, aquel lunes por la mañana. Nadie los vería sí se tomaban de las manos, o sí se repartían unos cuantos besos. Fred esta ansioso por hacerlo. Pero no le parecía que fuese el momento correcto.

— Freddy. Puedes contarme lo que quieras.

El castaño le miró con una expresión de tristeza inocente y habló, con su propia voz; — Me gustas... — susurró.

A Fred se le aceleró el corazón, porque no esperaba escucharlo de él después de no haberlo besado; — Freddy...

— Yo sé que tienes novio. — dijo Freddy en señas —, Pero quería que lo supieras, porque tu linda forma de tratarme me confunde, y me duele que me mires como sí me amarás cuándo estás con alguien más...

— Freddy yo no...

— ¡No me mientras más por favor! — respondió con movimientos bruscos y exagerados, con esa expresión que te dice; no me mires, estoy a punto de llorar.

Sordera (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora