Trece

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Llegando a casa se encontró a su madre, tenía un cigarrillo en la boca y la casa olía a que no era el primero.

No se llevaban bien.

Así que al llegar siempre volvía a salir, o se encerraba en su habitación a hacer cualquier cosa que lo mantuviera ocupado.

— ¿A dónde vas? — preguntó Fridda golpeando suavemente la orilla de su cigarro dejando caer la colilla quemada en un cenicero.

— A mi habitación.

— ¿Te pagaron?

— Aún no.

Ella suspiro fuertemente, tomó símbolo y sacando un billete se lo entregó; — Usalo bien.

Él lo tomó, era una cantidad bastante grande. Lo guardó y de a su habitación.

Sordera (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora