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.La deseaba. Había estado soñando con ella día y noche. Soñaba con su fragancia, con recorrer esa piel morena y que sus ojos verdes sólo se concentraran en él cuando la penetrara. Malditas fantasías.
No la a podido olvidar desde su primer coqueteo a muerte. Su olor lo dejó tan trastornado que ella casi le quita la vida en esa ocasión, todo con tal de que ella lo tocara. Porque uno hace locuras por amor.
Y está era su locura.
Su envidia y celos lo habían llevado a este punto.
Le arrancó la ropa a la adolescente que había secuestrado hace una semana. La encontró casualmente en su bosque. Parecía buscar a alguien, que pena que se encontró con él o quizás suerte, de ser otro Proxy estaría tres metros bajo tierra. Entonces llamémoslo piadoso de salvar a esta niña de su muerte y como pago la violaría y gemiría el nombre de su mujer deseada.
Este escuálido dulce consolaba los deseos del caramelo que deseaba.
Lyra, así la llamó porque nunca tuvo la oportunidad de saber el nombre de la proxy que atormentaba sus sueños.
Mientras ella gritaba desgarrada, él recuerdo con satisfacción. Cuantos celos e envidia lo comían por dentro a causa de sus dos colegas. Masky la había saboreado hasta el último centímetro (claro que tuvo un precio alto) y de seguro el mudo de Hoodie también debía estarla disfrutando ahora que se la llevó con él.
Claro. Siempre la mano derecha e izquierda se peleaban por los mejores festines. ¿Y qué quedaba para él? Las malditas sobras. Siempre apartado y comiendo de las migajas. Siempre era el último en todo. Que agobiante.
Hasta que encontró a esta niña muy similar a la deseada.
Si Toby tiene 18 ella seguramente rondaba los 15.
Qué más daba, se parecía bastante.
La misma piel morena, pelo ligeramente ondulado de color chocolate, había que conformarse con un cuerpo con menos curvas y a medio desarrollar y lamentablemente con ojos miel en vez de los icónicos verdes.
No importa. Si entrecierra sus ojos ella era su deseada Lyra. Y la gozará hasta la última gota.
Al terminar volvió a encadenarla contra los barrotes de un viejo catre. Y se fue. Dejándola encerrada en un sótano de una vieja casa, muy, muy lejos de cualquier ayuda humana.
Bendita suerte la de esta niña. Su imprudencia estaba cobrando un cruel castigo. Lloró cómo todas las noches, con las piernas sangrando y su cuerpo sintiéndose asqueroso. Buscaría escapar hasta que el cansancio le cerrara los ojos y los volviera a abrir gracias a una pesadilla.
Ella tenía hambre, sed y frío. Toby vagamente recordaba que la había secuestrado para su placer y cada dos o 3 días aparecía con comida y agua. Claro está, primero abusaba de ella. No parecía importarle que estuviera asquerosa. Que todo estuviera cubierto de su orina y excremento a falta de un lugar donde hacerlo. Este hombre no conocía el asco. Claro, era un Proxy.
Gritó cómo de costumbre un ronco “¡Lyra!” y ella un obligado “Toby” y anda que ella se negara. Si ella llegaba a quedarse callada vería como el mismo diablo encarnaría en el rostro de Toby y le haría cosas horribles. La falta de uno de sus dedos meñiques le enseñó eso. Para variar estaba amenazada a reírse de sus escalofriantes y molestos chistes. Había de todo en ese show de humor, desde bebés atropellados y toda la blasfemia junta, hasta chistes tan inocentes como los de un niño de 5 años.
Ella pedía todas las noches disculpas a sus padres y a Dios. Ella solo quería encontrar a su hermana. Nadie quería buscarla, solo ella. Cuando el ejército reportó que su cadete de apenas 6 meses y otros 8 hombres junto a ella desaparecieron. Todos en casa temieron lo peor. La buscaron, la buscaron incontables veces pero no encontraron nada. Todas las pistas apuntaban al bosque, absolutamente todas y era ridículo que una maldita superstición impidiera a todo el pueblo a buscarla dentro del bosque, todos salvo ella.
Y ahora pagaba el precio.
Toby siempre se encargaba de dejarla bien oculta y callada. La encadenaba a la cama, le llenaba la boca con calcetines o algo, para que no emitiera ruido, cerraba con candado la única salida del sótano de la casa y se iba dejándola a oscuras y desamparada.
Más le valía ocultarla bien. Si la llegaban a encontrar alguno de los Proxys o aún peor el mismo Slenderman, iba a pagar un precio más caro que masky.
Por ahora se divertiría con ella. Desearía que apostar con algún Proxy cuanto viviría la pobre chica. Estaba seguro que Masky más que apostar, lo delataría con el Operador porque era un maldito boca suelta.
Tener a alguien comiendo de tu mano y hacerle lo que quieras sin matarlo, viendo como se retuerce de sufrimiento y agonía comenzaba a gustarle.
Pero después de dos semanas ya empezaba a perder su paciencia. La maldita perra ya no era capaz de quitarle estas duras erecciones. Que descaro. Ahora él mismo se veía obligado a jalársela mientras imaginaba a su linda Lyra cabalgando sobre él, gimiendo su nombre con esmero y viéndola perder el aire mientras él la estrangulaba hasta matarla. Que preciosa fantasía.
Pero en cambio tenía que contentarse con esa niña. Finalmente acabó, se levantó los pantalones y miró su Hacha. Unos tics en su cuello lo atacaron cuando pensó en cómo gritaría esa niña si le cortaba un pie o una mano o si la cortaba completa.
Se vio tentado a matarla y dejar de correr peligro por ser descubierto, pero se arrepintió a último minuto.
¿Quién más sacaría el hambre que tenía por Lyra si no era ella?
Al menos por ahora la perra iba a vivir.
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Ten Cuidado Con Slenderman.
FanfictionSer un proxy no es ningún privilegio, ni lo mejor que te puede pasar en la vida. Ser un proxy significa ser el esclavo de un ente sobrenatural que sólo podrías llegar a ver en tus pesadillas. Eres la cosa, el juguete, la herramienta. Serás marcado p...