[9°] El Gran Final.

801 92 55
                                    

Caz abre los ojos luego de un largo sueño y se despierta en un lugar diferente, mira por todos lados a su alrededor confundida hasta los pies. Su cuerpo descansaba sobre las cenizas del pueblo en donde debería estar la plaza y la casona que ella misma quemó.

Unos metros más allá el cuerpo de Toby también parecía despertar de un largo sueño y se veía tan aturdido y confundido como Caz.

Ambos se miran sin entender un carajo, pero Caz llora de saber que el maldito infierno en el paraíso había terminado o eso creía.

Caz se mira el cuerpo, toda su ropa está rota por culpa de los arañazos y mordidas, también sucia por su sangre, pero todo su cuerpo volvió a estar en una pieza. Toby se encuentra igual.

El aspecto lúgubre del bosque fue disfrazado por uno más verde y amigable. Como dijo alguna vez Masky, solo era una ilusión.

Dos siluetas muy desorientadas se abrazan, Caz tiene que achinar los ojos para distinguir que eran los mismísimos Masky y Hoodie, que también estaban aquí.

Masky...

Caz no duda en ponerse de pie, le cuesta, pero pronto se encuentra corriendo hasta extender ambos brazos y abrazar a Masky con fuerza hasta hacerlo caer al suelo cubierto de ceniza y esta se levanta un poco por los aires hasta caer encima de sus cuerpos.

lo lograste, hermosa — Masky acaricia la mejilla de Caz de la cuál caían lágrimas.

te-e dije... ¡Te dije que no iba a dejarte morir, tonto! — Caz golpea su pecho.

Masky solo puede admirarla con dulzura. Hasta dónde había llegado por cumplir sus deseos egoístas, solo por ganarle en la carrera de la vida y quedarse junto él. Caz siempre a sido una mujer terca y agresiva, pero fiel como perro a las personas que considera suyas.

Ya sea en esta fatídica realidad de sufrimiento de Proxy o una realidad alterna donde tuvieran una vida normal, estos dos parecían empeñados a cruzarse para domar los demonios del otro, sin importar que tan loca o tóxica fueran las circunstancias que los forzaba a estar juntos.

Caz no podía soportarlo más, estaba tan llena de sus emociones hasta colapsar, así que lo besó sin darle tiempo a preguntar.

Hoodie y Toby eran espectadores de esto y Masky inflaba el pecho triunfante por lo demostrativa y clara que era esta interacción.

Una presencia imponente muy conocida se hizo presente frente a todos los Proxys. Dios había vuelto al paraíso y devuelto el infierno a donde pertenece, a su sótano.

Todos se arrodillan como fieles ciervos sin opiniones. Serían herramientas y marionetas hasta el final de los tiempos.

Masky piensa en Caz. Ahora que todo parecía volver a la normalidad ¿que sería de ella? ¿El operador volvería a alejarla de los Proxys y la conservaría sólo para él?

Él no quiere que se la lleve de nuevo, pero tampoco es como si él tuviera alguna influencia ante las decisiones de semejante ente todo poderoso.

Una pequeña parte de su pecho arde en rabia deseando que de alguna forma hubiera sido mejor que Ben ganara sobre este caos.

Y no está del todo equivocado.

El cielo se tornó de gris por culpa de unas pesadas nubes y de estas llovió un líquido negro viscoso.

Una risa malévola es escuchó por cada rincón de la zona y las entrañas de Caz hormiguearon prediciendo un peligro viniente.

La sustancia viscosa que se estaba acumulando en posas empezó a moverse por el suelo hasta unirse por si sola y convertirse en un ser humanoide tan alto como el mismísimo Slenderman y tan aterrador de mirar que daban ganas de sacarte los ojos, antes de siquiera ver su anatomía.

Ten Cuidado Con Slenderman. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora