[3°] Mi Culpa.

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El grito de alerta no duró mucho antes de que Toby tomara hábilmente su hacha del mango y la ensartara en la cabeza de la anciana que nos había delatado, rápidamente todos quienes no consumió el fuego gritaron horrorizados y supe que era el momento de correr porque esto no iba a pasar por alto Jack y su banda de hombres armada hasta los dientes.

—     ¿A dónde vas? — reclamé cuando lo vi irse en un sendero diferente al momento de bajarnos del árbol.

—     A recuperar mi hacha —

¿Era una broma?

Sacó su hacha de la cabeza de la anciana con esos llamativos tics en su cuello, las madres y niños gritaban horrorizados viendo a Toby como un monstruo y este los miraba como si pareciera disfrutar eso.

—     ¡hasta aquí llegaste maldito, loco!

Lila apareció montando escándalo con un arma que le había robado al viejo machista de Jack y amenazó a Toby con que iba a disparar.

Rápidamente también le clavó el hacha en la cabeza antes de que esta se atreviera a disparar, haciendo gritar aún más a las personas.

Nadie hacía nada, solo gritaban y huían de Toby como si un zorro entrara al gallinero.

Tomé a Toby del brazo antes de que empezara a matar más gente, ya veía a Jack queriendo ver rodar nuestras cabezas.

Para mí suerte hizo caso.

Me miró nervioso cuando agarré su brazo con una cara de incomodidad que apenas podía tolerar y con las mejillas más rojas que la sangre de la vieja y el cabello de Lila.

El incendio de la casona salió de control y estaba tomando la vegetación y consumiendo las demás estructuras a su alrededor.

No faltó mucho para que todo el pueblo ardiera en llamas y escuchara el motor de las camionetas de Jack, junto a sus gritos iracundos en nuestra búsqueda.

¿En que nos habíamos metido?

No medí bien mis actos.

Miré a Toby, sus ojos brillaban de alegría al ver todo el fuego y caos que habíamos creado juntos.

Y yo no puedo decir lo contrario.

También me encantaba.

Quiero que todo arda hasta dejar polvo.

Seguía escuchando los gritos de cólera del viejo por encontrarnos desde nuestro escondite.

El humo, el caos, los gritos y los llantos. Todo una dulce sinfonía que quería escuchar hasta el final y mi acompañante también.

Siento que puedo bailar al ritmo de las cenizas del fuego.

Ardan, ardan, ardan.

Pero entonces algo dentro mío dijo que quemamos algo que no debimos, la última cosa que nos mantenía a salvo del bosque.

De forma instantánea la neblina bajó al pueblo y llantos y gritos lúgubres inhumanos se oían de todos lados.

Apenas podía ver más allá del humo del fuego. ¿De qué está hecha esta neblina? No parece evaporarse con el fuego.

Entre todo este caos solo pude recordar un nombre.

—     Masky — dije muy preocupada.

—     ¿qué pasa con él? — Toby no parecía estar midiendo todo el peligro de esta situación. Su cara sólo luce fascinada por las ondas del fuego.

Ten Cuidado Con Slenderman. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora