Capitulo 3

4.1K 165 1
                                    

La ignorancia es una peligrosa causa, aveces se decide en el momento menos oportuno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La ignorancia es una peligrosa causa, aveces se decide en el momento menos oportuno. Trae consecuencias arrastra oscuridad, a veces solo a veces te salva, pero en este caso no lo sera.
^Fingir que no te he visto^

Narrador: Massimo
No regrese al día siguiente a ese lugar que no tenía ni una estrella, no podía obsesionarme con una chica, no de nuevo aunque me atraía y quería tenerla para mi, la anhelación que me hizo tomar paso tras paso hacia ella era una inconsciencia tan estupida e irracional que solo me pude gritar a la conciencia "carajo, en qué estás pensando".
Para distraer mi mente de ese lugar me la tomé con calma, realizaría todo tipo de acciones que me llevaran a lo más alto de la adrenalina, opacara en sentimiento ciego que ella despertó como ningún otro ser en mi.
Realice muchas aventuras turísticas en brazil, tantas como para regresar a la casa alquilada, pequeña para mis gustos, tendría que bajar mis expectativas para no levantar sospechas, realizaba cada tarea con ejercicios, en cada excursión, y regresaba tan agotado como para sólo llegar a la cama y caer en ella.

Narrador: Duna
Estuve como siempre en el escenario del bar de una amiga, trabajando para ella aunque el dinero no lo necesitara, me encantaba cantar y sentirme segura arriba de uno, hasta que un día divise a un hombre, extraño con porte elegante, demasiado para las regiones tan calientes y sencillas de brazil. Tengo a mi hermano mayor Bates, hijo mayor de Guillermo ojeda, heredero del negocio familiar ojeda, narcos y inversiones mal habidas.
En esa noche esperaba verlo aunque solo había lo había visto una vez, no llegó.
Triste y decepcionada cante una canción sin ánimos.
—Duna, que sucede? Tienes ese semblante decaído y tu no eres así ! — mi amiga, la dueña del local, Lizz con una sonrisa en su boca pero dudas en sus ojos.
—No, que va ! — no podía ser tan obvia, o si?.
—No estarás buscando con la mirada al italiano de ayer, verdad?— con una mirada regañona, me soltó.
— italiano? — como saber si era italiano, no había salido nunca de brazil aunque tuviera el dinero para darle vuelta al mundo.
—Si, después de que terminaras tu canción ayer, te siguió a los camerinos pero por juzgar por tu rostro, veo que no dio contigo— me soltó lizz, eso si me dio esperanza.
La noche terminó temprano y mi hermano y yo cenamos con mi abue, en nuestra casa, una mujer fuerte que crió dos niños, nietos de su único hijo, pero de diferente madre.
Mi padre cuando se casó con la madre de Bates eran felices hasta su nacimiento donde su mujer perdió la vida en el parto, mi padre infeliz dejó a mi hermano al cuidado de mi abue Rosa, y él por negocios fue a España o más bien Islas Canarias, conoció a una mujer Rusa casada con un español mafioso, tuvieron una aventura y mi padre regresó a brazil, está mujer viajó con una bebe recién nacida tiempo después y me entregó en sus brazos a mi padre, ella jamás volvió y él tampoco la buscó, y así mi abue Rosa nos crió como hermanos y era todo lo que tenía después de que papá tuviera un accidente de avioneta y falleciera cuando tenía 12.
Soñé con volver a ver a ese italiano, sentir ese cosquilleo de adolescente no era raro de esperarse en mis 25 y con una virtud intacta.
Al día siguiente solo me preparé para seguir con la tarea de ayudar a mi abue con su panadería, eh estado descuidando mi turno con ella. La tienda era súper conocida en todo brazil, pero dudaba que ese italiano gustara de un pan dulce.
Hasta que lo vi entrar, por la puerta mientras yo atendía a una cliente, esté espero en fila su turno, me ahogada mentalmente para hablar, me quede muda cuando su turno llego.
—Hola, pase por aquí y quisiera una recomendación de pan— me soltó en inglés con mirada fija en mi.
— hola....— me callé, no sabía que más decir y para variar había más gente esperando su turno.
— jovencito, le recomendamos muchos, pero usted deberá elegir al final— mi abue apuntó los que le ofrecía, ayudándome en mi mudes repentina.— pero si quiere saber cual sería su favorita en esta tienda deberá comparar uno por día para degustarlo, para eso mi nieta Duna estará encantada para ayudarle—eso si me dejo pasmada, mi abuela era cazamentera pero nunca había echo nada igual conmigo, sobre todo con un extranjero.
—No será necesario— se dirijo a mi, cuando mi abue atendió a alguien más— pero no voy a fingir que no te eh visto— con sonrisa petulante, me corto lo poco que respiraba, y se fue con una compra, que claramente nunca me di cuenta en que momento sucedió todo.

Pasmada, sorda y quieta como piedra estaba, los clientes aun seguían su turno de ser atendidos, me miraban de una forma que parecía que podían leer mis pensamientos.. a decir verdad, siempre parecía que era un libro abierto y todo aquel que me mirara una vez parecía saber lo que pensaba.
Era un asco para ocultarme, parecía que era tan transparente.

30 Días, arriésgalo todo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora