Jimin le ama de forma ciega y da todo de sí para ser amado de vuelta aunque lo lastime de mil maneras posibles.
Yoongi nunca ha sido capaz de aceptar sus sentimientos y tampoco le importa mucho destruir su corazón una y otra vez.
Él no contó con l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba en ese parque de diversiones sintiendo mil emociones recorrer su cuerpo, desde nervios, ansiedad, miedo y felicidad.
Agust estaba a su lado llevando una soda en una mano mientras con la otra sujetaba fuertemente su antebrazo.
Le sonrió brindándole tranquilidad -Todo estará bien Jimin. Solo vamos a divertirnos tú decides que hacer y que no, pero si quieres podemos regresar y buscar algo mejor que hacer-
Negó mientras sus ojos curiosos recorrían cada juego del lugar, desde el más pequeño hasta el más grande, Agust tenía razón debía divertirse hacía mucho que no se daba un tiempo para él mismo.
Sujetó fuertemente la mano de su cuñado y entraron al lugar, decidió que probaría todos los juegos que pudiera aprovechando la ocasión y la compañía, puesto que con Yoongi jamás salía.
Empezaron por juegos pequeños en los cuales se divirtió como nunca lo había hecho, al llegar al tiro al blanco Jimin decidió intentarlo, pero no era muy bueno en ello y falló en repetidas ocasiones, estaba muy frustrado y a punto de hacer una rabieta -¡Es que no es posible! No puedo ser tan malo, ese juego está arreglado- mencionó molesto, ganándose una carcajada por parte del pelirrojo que hasta el momento se había mantenido a su lado viéndolo jugar sin interferir.
El pequeño le miró molesto -¡No te rías Gust! Esto no es gracioso, ¡Necesito ganar ese osito!- Habló haciendo un puchero que solo lo hizo ver adorable ante los ojos del contrario que no se negó a apretar esos cachetitos rojos y rellenos ganándose una mala mirada del peliplata que insistía en su berrinche.
-Vamos Jimin no puedes ponerte así por un osito que puedes comprar en una tienda- dijo sin soltar sus cachetes.
Jimin apartó bruscamente sus manos empecinado en su berrinche -¡No quiero comprarlo! ¡Quiero ganarlo y este juego no me ayuda!-
Agust volvió a carcajearse por la actitud que había tomado -Bien te ayudaré-
Jimin sonrió con emoción -¿En serio?- preguntó ganándose un asentimiento de cabeza por parte del pelirrojo. Minutos después lo tenía en su espalda, muy cerca de él.
-Relaja tus hombros y abre las piernas. Justo así- dijo colocándolo como le pedía, llevó sus manos a las más pequeñas rodeándolo con sus brazos y colocó el arma de juguete en la posición correcta -Ahora apunta el objetivo- Jimin hizo lo que le pidió sintiéndose un tanto extraño por la cercanía que tenían -Inhala y exhala sin perder de vista el blanco y... Dispara- habló justo en su oído, provocando que Jimin se pusiera más nervioso de lo que ya se encontraba.
Segundos después estaba disparando dando justo donde quería. Jimin saltó emocionado dándose la vuelta para quedar frente a su cuñado -Gracias Gus- agradeció extendiendo el pequeño osito que en realidad era un llavero hacia él -Yo... te quiero dar esto-
Agust le miró perplejo sin poder evitar que una pequeña carcajada escapara de su boca -¿Esto siempre fue para mí?-
El más pequeño se encogió de hombros restándole importancia y le sonrió afirmando con la cabeza -No es la gran cosa, pero es para tí-
-Vaya... Gracias Jimin, es muy considerado de tu parte- lo envolvió entre sus brazos y besó su mejilla con dulzura -Ahora yo ganaré uno para ti-
Jimin sonrió emotivo viendo como Agust tomaba el arma y ganaba en el primer intento. Un rato más tarde un suave y esponjoso pollo de peluche fue entregado en sus manos -¡Está hermoso Gus! Muchas gracias-
-Se parece a ti, es muy bonito y adorable- aseguró con suavidad viendo la bonita imagen del más joven abrazando su nuevo peluche.
Jimin le miró fingiéndose ofendido -¡Oye yo no soy un pollo!- resopló inconforme por la comparación.
El de hebras rojizas se carcajeó totalmente enamorado de la linda imagen frente a él -No, solo te pareces a uno- habló manteniendo su sonrisa y tomando su mano para después dirigirse a los demás juegos.
Al finalizar el día ambos estaban cansados, pero se habían divertido mucho, Agust no paraba de reír por la actitud de Jimin al subir a la montaña rusa, gritó y lloró en cada bajada, mientras aferraba fuertemente de su mano y con la con la otra apachurraba al pobre pollito sin soltarlo.
-¿Te divertiste hoy?- Preguntó mientras subían al auto.
Jimin sonrió asintiendo frenéticamente -Gracias por traerme Gus... ¡Fue increíble!-
-No hay de que... ¿Ahora podemos ir a cenar? Muero de hambre y los dulces que comimos no cuentan como cena- puchereó sobando su estómago.
-¡Está bien, vamos!
Condujo el auto hasta un restaurante tranquilo y hogareño, donde cenaron entre chistes y bromas. Ambos se sintiéndose felices al lado del otro; sabiendo que había algo innegable y era la conexión tan natural que habían desarrollado. Agust estaba tan feliz de verlo sonreír cosa que casi nunca pasaba cuando estaba con Yoongi.
Al terminar eran ya las ocho de la noche, Jimin pidió algo para Yoongi y subieron nuevamente al auto con rumbo a su casa. Una melodía relajada los acompañaba, Jimin miraba por la ventana la leve llovizna que caía lentamente impactando en los vidrios del auto; suspiró sintiéndose feliz y completo en ese momento, sintió como la mano de Agust se posaba en la suya y apretaba gentilmente provocándole algo imposible de describir con palabras, su corazón latió frenéticamente mientras se giraba para verle directo a los ojos y darle una suave sonrisa cargada de emociones.
-Te quiero Gus- susurró... Esas tres simples palabras encendieron una llama en ambos que quizá nunca se apagaría.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
