Treinta

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Escuchen esa cancion describe esta historia.

-Se encontraba de espaldas mientras cocinaba el desayuno, pese a los problemas y a la maraña de sentimientos revoloteando en su interior era una costumbre cocinar para ambos, siempre fue responsable y se preocupaba por la salud de Yoongi pese a las circunstancias.

Escuchó los pasos bajando por las escaleras y luego la presencia tras suyo, no se volteó, siguió en lo que estaba sin tomarle importancia al asunto hasta que sintió unos brazos rodearlo por la cintura, giró su rostro y sus ojos se toparon con los oscuros de Yoongi.

Se movió nerviosamente liberándose de su toque y siguió en lo que estaba, sentía la mirada en su espalda y eso sólo lo ponía más tenso. Yoongi ignoró su gesto y sacó un poco de jugo el cual sirvió en dos vasos llevándolos luego al comedor en el momento justo en el que Jimin llevaba el desayuno y lo colocaba frente a él para desayunar.

El silencio era incómodo, ninguno sabía cómo actuar, Yoongi carraspeó llamando su atención -Y bueno... ¿Cómo amaneciste?

-Bien supongo- Respondió encogiéndose de hombros con la mirada perdida.

El rubio le miró con ojos curiosos como esperando algo en la mirada ajena que le dijera que las cosas volvían a ser como antes, una pequeña sonrisa titubeante o un pequeño saludo sincero, cualquier cosa que le diera una señal, no sabía si hablar y preguntar o simplemente quedarse callado y esperar, pero la incertidumbre lo estaba matando.

-"No confundas las cosas Yoongi" "todo sigue igual entre nosotros" "Fue solo un revolcón" -Mencionó cuando por fin sus ojos se fijaron en él y sus labios se abrieron diciendo las mismas palabras que una vez salieron de su propia boca.

Esto lo tomó por sorpresa, si bien era cierto que no podía esperar que las cosas se solucionaran tan rápido, siempre pensó que Jimin recapacitaría y volvería a ser el mismo de antes.
Sus ojos curiosos escudriñaron unos segundos los ajenos y luego su mirada se volvió fría nuevamente, le dolió ser rechazado, cada palabra fue un golpe directo a su pecho, pero no sé mostraría débil, su orgullo era más fuerte que cualquier otra cosa que quisiera quebrantarlo, la leve mueca que se quiso formar en su rostro desapareció y rápidamente su mirada se volvió fría y dura, llena de rencor y arrogancia.

-Me estás cansando Jimin, he sido paciente contigo, pero me estás hartando.

Esa mirada lo atemorizó sin embargo no se callaría y le dio una sonrisa irónica -¿Y que esperabas? ¿Que por arte de magia hoy todo volviera a la normalidad?

El rubio apretó la mandíbula furioso por el rechazo, dejó los cubiertos en la mesa y se levantó sin probar bocado.

-Hoy es la cena- mencionó antes de retirarse del lugar.

Jimin dio un suspiro de resignación -Estaré listo a la hora indicada.

Yoongi entró a su despacho azotando la puerta con rabia ¿En serio las cosas serían así? ¿Que no le había bastado con que se mostrará débil ante él y confesara sus sentimientos?

Llevó sus manos a sus rubias hebras y tironeó con enojo, el era Min Yoongi ¿Desde cuando necesitaba la aceptación de alguien más para sentirse bien? No, él no permitiría caer tan bajo por alguien y estaba dispuesto a darle una lección a su pequeño esposo para que de una vez por todas comprendiera que las cosas eran a su manera y para que entendiera que a quien amaba aun era a él y solo a él.

Sonrió para sí mismo pensando en que las cosas en la cena quizá serían entretenidas.





El día transcurrió, Yoongi no había salido del despacho y él lo prefería de ese modo, no quería abordar el tema de su relación, al llegar la noche se arregló presentable para asistir a la dichosa reunión a la que no quería asistir, pero debía hacerlo, ante los ojos del mundo seguían casados y era su deber acompañarlo.

Broken || YoonMin/AgustMin +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora