Diez [Editado]

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Estacionó el auto frente a la gran mansión que fue su hogar durante veintitrés años, abrió con la llave que aún conservaba y entró embriagándose con el aroma tan familiar del lugar; todo seguía como antes, el viejo sillón de su papá aun permanecía...

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Estacionó el auto frente a la gran mansión que fue su hogar durante veintitrés años, abrió con la llave que aún conservaba y entró embriagándose con el aroma tan familiar del lugar; todo seguía como antes, el viejo sillón de su papá aun permanecía frente a la chimenea aunque Sandara amenazó miles de veces con que tiraría a la basura ese feo vejestorio según ella. Sonrió al recordar las múltiples discusiones que tuvieron sus padres por que dicho sillón no combinaba con la decoración de la sala, mismas que terminaron en risas al final.

El señor Kang quien era el mayordomo le sonrió cariñosamente, ese viejo hombre llevaba años de servicio en esa casa, le vio crecer y fue una figura muy importante para él.

Jimin se acercó y lo abrazó recibiendo el mismo gesto de vuelta -¿Pequeño revoltoso haces tanta falta en esta casa- acarició su espalda con suavidad.

Jimin sonrió de vuelta -Yo también lo extraño señor Kang ¿Donde esta mamá?-

-Está en el jardín pequeño, ve. Te llevaré algo de comer estás muy delgado- dijo en tono un tanto reprobatorio.

Jimin asintió sabiendo que no podía negarse -Gracias- sonrió y se dirigió al jardín, su mamá se hallaba regando las plantas dándole la espalda. El jardín se conservaba hermoso y colorido Sandara amaba las flores y cuidaba de ellas como si fueran un tesoro.

Se acercó sigilosamente y la abrazó por la espalda sobresaltándola e inhalando el familiar olor mezclado con el de las flores, rió enternecida por la costumbre de su hijo -Mi pequeño bebé por fin se acordó de su madre- murmuró dándose la vuelta y tomando su rostro entre sus manos, besó dulcemente sus mejillas y frente como solía hacerlo siempre -¿Porqué no avisaste que vendrías?-

Jimin la abrazó cariñosamente y dejó un suave beso en su mejilla, su madre era hermosa, tan sofisticada pero también hogareña, con ese toque de elegancia y ese carácter fuerte que pudo doblegar hasta al mismísimo Seung, cosa que Jimin admiraba.

Jimin siempre recibió amor de sus progenitores, en más medida de su mamá que era con quien mas tiempo pasaba, su padre pese a ser una persona muy seria y ocupada siempre trató de dedicar algo de tiempo para él.

El ser hijo único tenía sus ventajas, pero muchas veces se sintió muy solo en esa enorme casa.

-Quería sorprenderte- respondió al fin.

-Pues pogámonos al día amor-

El señor Kang y una empleada más llegaron llevando consigo el desayuno. Jimin y Sandara tomaron asiento en una de las mesas del jardín y se sirvieron, aunque no tenía hambre sabía que sino comía recibiría una reprimenda.

Y a decir verdad en ciertas ocasiones extrañaba la comida de la señora Jung al haber crecido comiendo todo lo que ella preparaba lo volvió adicto a sus platillo así que no desaprovechaban cada oportunidad que tenía al ir a casa. También le agradecía que le hubiera enseñado a cocinar, porque desde que se casó él era el encargado de hacerlo aunque bien podrían contratar a alguien, prefería hacerlo con sus propias manos, con la idea de conquistar a Yoongi con ese detalle.

Broken || YoonMin/AgustMin +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora