Jimin le ama de forma ciega y da todo de sí para ser amado de vuelta aunque lo lastime de mil maneras posibles.
Yoongi nunca ha sido capaz de aceptar sus sentimientos y tampoco le importa mucho destruir su corazón una y otra vez.
Él no contó con l...
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Se encontraba sentado en esa modesta cafetería, con la segunda taza de cafe frente a él, estaba sumido en sus pensamientos y confundido muy confundido.
Salió de casa de sus padres después del medio día, sin embargo no quiso llegar a casa de su hermano; decidió ir por ahí a despejar su mente.
Últimamente había estado tratando de evitar a Jimin, desde la discusión que había tenido con Yoongi se había dado cuenta que sus sentimientos hacia él iban más allá del simple afecto que debería sentir y eso lo tenía realmente ansioso, le gustaba tanto tenerlo cerca y pasar tiempo a su lado. La atracción que sentía hacia él era tan notoria que hasta Yoongi se había dado cuenta desde hacía un tiempo.
Trataba de convencerse de que era incorrecto, sin embargo cuando miraba la forma tan injusta y fría en la que su hermano lo trataba pensaba que no estaría cometiendo ningún pecado si decidiera dejar salir ese afecto amoroso que había descubierto que sentía por él.
Solamente deseaba darle ese amor que su hermano le negaba, quería demostrarle que aún habían personas buenas en el mundo y que él era una de ellas, alguien que lo trataría como se lo merecía, alguien que podría amarlo.
Aún así pensaba que Jimin no lo aceptaría, se notaba realmente enamorado y le molestaba tanto el ver como se dejaba pisotear, era realmente incómodo saber que su hermano solamente lo utilizaba sin más y él lo permitía. No podía comprender cómo era posible que Yoongi no se diera cuenta de la persona tan hermosa que tenía a su lado, no podía entender la manera en la que lo humillaba.
La noche en que sus padres los visitaron MinHo le había propuesto quedarse en Corea y formar parte de la empresa, había rechazado la oferta, pero analizando las cosas, si quería estar cerca de Jimin debía quedarse y partir de ahí, pero aún había algo que se lo impedía y era el simple hecho de que Yoongi era su esposo y es que independientemente de la forma en la que lo trataba aún así seguía siendo su hermano y era inmoral el solo hecho de pensar en intentar algo con él.
Suspiró cansado, sus pensamientos eran un total caos y realmente no sabía que hacer. Yoongi era su hermano y Jimin parecía no querer abandonar el estilo de vida que llevaba a su lado. Analizó otro largo rato las cosas con la cabeza fría llegando a la conclusión de que lo mejor era volver a Estados Unidos una vez hubiera terminado sus vacaciones y olvidar el asunto, para evitar una guerra entre ellos dos.
Se levantó de su lugar y se dirigió a la caja para pagar su consumo, una vez allí decidió llevar unos pastelillos para Jimin, pensando en que le gustarían, salió del lugar con rumbo a casa, al llegar abrió con la llave que se le había dado, quitó su abrigo y zapatos buscando a Jimin con la mirada por todo el lugar, al no divisarle subió a su habitación, la puerta se encontraba entre abierta por lo que tocó suavemente sin recibir respuesta.
—¿Jimin?... ¿Jimin puedo pasar?— aún así no le respondió por lo que preocupado abrió metiendo únicamente la cabeza para no invadir su espacio personal.
Desde su lugar pudo verle envuelto en las sábanas —¿Jimin estás bien?— su voz denotaba su preocupación.
—S-sí— murmuró no pudiendo evitar que su voz se quebrara acto que alertó a Agust quién se apresuró a acercarse a la cama y tomó asiento a su lado
—¿Jimin qué pasa? ...Me estás asustando— musitó en una súplica desesperada.
Jimin se enrolló lo más que pudo en las sábanas no queriendo dar la cara —¡Nada, es solo que no me siento bien!... ¿Podrías dejarme solo por favor? — pidió liberando un suave sollozo que no logró más que preocupar más a su cuñado.
Agust trató de removerlo con suavidad —Jimin por favor dime que sucede— insistió —Jimin mírame por favor— suplicó en un intento desesperado.
—¡No quiero!— respondió cual niño pequeño en un berrinche.
—Por favor— insistió nuevamente —Prometo que te dejaré en paz luego—
El chico pequeño se removió indeciso y segundos después de manera muy tímida se desprendió de la fina sábana que lo cubría y lentamente subió el rostro totalmente apenado.
Agust frunció el ceño confundido, su corazón se apretó en su pecho y la furia quiso brotar al mirarle —¿Que te pasó?— preguntó con delicadeza llevando su diestra a la mejilla inflamada y colorada.
Jimin bajó la mirada, sus labios temblorosos se abrieron tratando de explicar lo sucedido sin éxito —Yo...— se interrumpió al no poder continuar por las lágrimas y el nudo que se había formado en su garganta.
Agust comprendió todo rogándole al cielo que no fuera lo que se estaba imaginando —¿Yoongi te hizo esto?— preguntó con la mandíbula apretada.
El peligris apartó el rostro dolido por los recuerdos que volvían a su mente, reviviendo ese momento que quisiera borrar donde la persona que amaba lo había lastimado ahora físicamente y dolía, dolía como el infierno —Nosotros discutimos, yo lo insulté, forcejeamos y él... Él...— sollozó sin poder completar su explicación, sintiéndose tan avergonzado de que su cuñado tuviera que verlo de esa forma tan terrible.
Más no fue necesaria una mayor confesión, eso fue suficiente para confirmarle a Agust lo que había sucedido. Y sintió tanta rabia al comprender lo que había sido capaz de hacerle, siempre supo que Yoongi era una persona impulsiva, pero jamás pensó que llegara a tanto, envolvió el tembloroso cuerpo entre sus brazos y acarició suavemente su espalda —Ya pequeño, todo estará bien— susurró mientras besaba su cabello —Te juro que mientras yo esté aquí jamás te pondrá una mano encima de nuevo... No se lo permitiré—
Jimin se separó del abrazo y le miró con sus ojitos llenos de lágrimas y súplica —Por favor Gust, no pelees con él, no quiero un escándalo ahora—
—¿Piensas callar? ¿Le permitirás esto ahora?— preguntó incrédulo —¿Que seguirá después Jimin?—
—No se trata de que permita o no, simplemente no quiero que discutas con él por favor, ni siquiera debí haberte dicho esto... Yo... Lo lamento... Lamento involucrarte en esto Gus—
El pelirrojo suavizó su expresión al verle tan triste y preocupado —Shhhh... Tranquilo, no pasa nada— dijo suave abrazándolo nuevamente.
Un rato después, cuando Jimin se encontraba tranquilo lo obligó a levantarse, preparó algo rápido para cenar y esperó hasta que terminara todo, al finalizar lo acompañó a su habitación y se recostó a su lado, abrazándolo.
—¿Porque haces esto?— preguntó en un murmullo.
—Porque te quiero y no voy a permitir que nadie te lastime— respondió con convicción.
Después de todo su hermano se podía ir a la mierda ya estaba decidido...
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