Esta historia se remonta a los tiempos antes de todo lo ahora conocido, a aquél momento en que existía todo y a la vez nada... este es el origen y les contaré la historia de como comenzó todo.
¿Han visto el lirio cuando florece en su níveo blancor? ¿La nieve más pura? ¿La limpia lana? Pues ante el blanco resplandeciente que había en ese lugar no existía cosa alguna que se le pudiera equiparar. Todo era perfecto, así como su creador; quién ahora se encontraba dando el toque final de lo que sería su morada, pero todo hogar necesita de seres que alegren y embellezcan los días; así fueron creados esas peculiares existencias: los ángeles.
Con el más fino cuidado fueron formados, siendo sus rostros el reflejo del cielo mismo, su presencia transmitía paz y sus alas eran de elegantes y suaves plumas que emitían una bella luz. Así fueron asignados los deberes de cada uno y cumplían con ellos diariamente.
Había algunos ángeles que resaltaban por diferentes cosas, pero uno de ellos era Lucifer, el más hermoso de todos por lo que se había ganado la admiración de todos, de él se hablará más adelante con mayor detalle.
Sin embargo había otros que aunque no resaltaban de la misma manera eran igual de importantes para su creador, entre ellos estaban un pequeño pelirrojo (rasgo sobresaliente ya que el resto de los ángeles eran rubios) y un pequeño y amable angelito que parecía ser bastante curioso, cuyo nombre es Aziraphale.
Un día mientras todo corría como normalmente estos dos pequeños se encontraron, al pequeño Aziraphale le llamó mucho la atención el cabello bermejo de el ángel que todos los días pasaba frente a él, seguramente el camino al lugar donde eran instruidos quedaba de paso por lo que diariamente sus sendas coincidían por un breve periodo de tiempo. Nunca se había atrevido a dirigirle la palabra pero si la mirada, solía ser indiscreto así que en cuanto sentía que el otro ser se percataba, este desviaba la mirada rápidamente. No entendía muy bien la razón por la que hacía esto pero se había vuelto una reacción natural e Inconsciente.
A pesar de que los ángeles habitaban en el mismo sitio, eran demasiados como para conocerse muy bien, a algunos incluso solo se les conocía de nombre. Razón por la cual era perfectamente normal que estos dos infantes aún no se conocieran.
La jornada corría como era común, todos los pequeños ángeles se disponían a acudir junto a sus mayores que hacían el papel de maestros para recibir de ellos la enseñanza diaria. Ese día Aziraphale estaba esperando a que su maestro llegara, entre tanto se dispuso a leer un curioso libro, este era blanco como todo lo que les rodeaba y estaba adornado con agradables decorados y grabados de oro; había desarrollado una extraña fascinación hacia la lectura, por lo que era cuestión de leer un par de líneas para lograr sumergirse en cada palabra allí escrita. De pronto un ángel mayor levantó el vuelo provocando que el distraído Aziraphale dejara caer el libro; había vivido con la enseñanza de que el poder que le había sido otorgado no debería ser usado con egoísmo, así que dicho mandato interfirió para que usara sus poderes para recuperar su "tesoro", mientras tanto se quedó inmóvil pensando en como ir en su rescate sin hacer uso de sus habilidades.
Antes de poder decidirse a ir tras el, una silueta rápidamente pasó frente a sus ojos.
Un apenas visible reflejo carmesí era todo lo que logró distinguir, ante ello se quedó perplejo.- Deberías ser más cuidadoso o al menos reaccionar un poco más rápido...aquí tienes.-
No había levantado la vista, únicamente apreció aquella voz que trajo a su ser una sensación apacible, algo totalmente nuevo.
Extendió las manos para recibir el libro y con lentitud fue alzando sus ojos hasta poder vislumbrar con toda claridad a quien ahora se encontraba justo en frente.- Hmm, Debo irme, mi maestro se volverá loco si no me doy prisa ¡Hasta luego!- Dijo el joven que acababa de ayudarlo dándose la vuelta casi al instante sin dejarle ni siquiera espacio para agradecer.
Dudó por un momento pero posiblemente esta era la oportunidad que había estado esperando, así que finalmente se atrevió a mover sus labios.
- ¡Espera! ¿Cómo te llamas?-
- Aiwass, mucho gusto.- Respondió el ángel pelirrojo devolviendo a medias un rápido vistazo y sin esperar respuesta rápidamente se marchó.
- Aiwass... Aiwass.-
Ese fue el primer encuentro que experimentaron, sin saber que ese pequeño momento desencadenaría muchos más acontecimientos; los cuales en algún momento harían que sus vidas cambiaran para siempre, sin embargo hay lazos que nadie es capaz de romper y ellos serán un gran ejemplo de ello...pero aún no tenían ni la menor idea de lo que les esperaba.
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Sempiterno [Good Omens]
FanfictionLa historia que aquí se cuenta comienza desde el principio de los tiempos, cuando existía todo y nada. La creación de los ángeles y la gran guerra, el origen de todo lo que ahora conocemos. Pero en especial, el origen de la peculiar relación entre u...