Primera reunión.

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Justo como había dicho, la frecuencia de las visitas por parte de Aiwass a Aziraphale se vió disminuida drásticamente, sin embargo, a pesar de su ausencia el pequeño no perdía los ánimos, había una promesa que le daba seguridad, por ello sabía que aunque su amigo tardara, en algún momento volvería.

* * *

El día había llegado, debía reunirse con Lucifer en el centro de la ciudad como le había indicado en otra oportunidad que tuvieron para intercambiar palabras. Aiwass iba avanzando pero el sentimiento de que algo no estaba bien se hacía cada vez más presente, sin embargo debía acudir, no había otra opción. Después de un tiempo de vuelo se encontró ante el recinto donde iba a encontrarse con el ente, no parecía haber nada fuera de lo común, incluso frente al lugar se encontraban 3 ángeles jugando tranquilamente. Quizá al final sólo era una exageración el preocuparse por el encuentro. Se dispuso a caminar algunos pasos hasta la entrada.

— Disculpen ¿Saben si Lucifer está por aquí? Me pidió que viniera pero no sé exactamente dónde — Se dirigió a los ángeles que había visto previamente.

— Seguramente te invitó a una de sus reuniones, entra ahí están todos.—

— Te lo agradezco.—

Con un poco de duda atravesó aquella puerta que conducía a un gran salón vacío, justo en el centro estaban los ángeles sentados al rededor de Lucifer escuchando con vívida atención cada una de sus palabras. Para su sorpresa no estaría solo, había muchos ángeles pequeños al igual que él.

— Aiwass ¿Verdad? Bienvenido, ven a sentarte.— Indicó el mayor de los ángeles mientras señalaba un lugar en el piso donde todos se encontraban.

— Gracias.— Respondió e hizo como se le había indicado, se sentó junto a otro pequeño y le ofreció una sonrisa mientras se acomodaba.

— ¡Entonces vi los otros mundos y me di cuenta que hay toda clase de cosas sorprendentes allá afuera! Algún día ustedes podrán ver todas ellas, tendrán libertad, algo que seguramente les gustará. Sentir curiosidad no está mal, no tengan miedo de querer saber. ¡El conocimiento es lo que nos hace sentirnos vivos!—

Durante toda la reunión Lucifer estuvo contando todo tipo de historias sobre las experiencias que había vivido hasta ese momento, era favorecido por Dios así que había podido ir de lugar en lugar y ahora a través de historias enseñaba a los más jóvenes.

El ángel pelirrojo estuvo escuchando cada palabra que el mayor pronunciaba, mantuvo sus labios sellados tratando de entender por qué lo había citado, quizá era así, simplemente llamaba a los pequeños para contarles sobre todo lo que había más allá de su morada actual.

— Recuerden, estas reuniones son para prepararlos para el futuro, solamente que todo esto será una sorpresa para sus maestros así que no deben mencionar que vienen aquí ¿De acuerdo? Los altos mandos me encargaron esta misión así que espero que me ayuden a cumplirla ¿Puedo contar con ustedes?—

— ¡Claro que sí, señor!— Respondió la mayoría al unísono.

Era innegable el hecho de que el carisma de Lucifer era abrumador, hasta ese momento tenía a 15 ángeles menores reuniéndose con él, había días que llegaba a tener grupos de hasta 50 seres, hecho que resultaba sorprendente. Sin hacer comentario alguno Aiwass se retiró en cuanto la reunión terminó. Sentía la necesidad de hablar con su amigo y maestro al respecto.

* * *

— Recordaste que existo, que inesperado.—
Dijo una voz desde el interior de una habitación. En la distancia se podía vislumbrar una silueta sentada junto a un ventanal con un libro en la mano.

— Necesitaba hablar con alguien.—
Con voz desanimada una silueta un poco más baja iba entrando al mismo lugar.

— Aiwass ¿Estás bien?— Preguntó un tanto preocupado.

El pelirrojo siguió su camino sin responder a la pregunta anterior. En su mirada podía leerse la profunda turbación que estaba experimentando. Detuvo su avance al encontrarse con el ángel mayor frente a él, tomó un asiento y se acomodó con cierto aire distraído.

—   ¿Seguiste viendo a ese amigo tuyo? —
preguntó Salem atreviéndose a tomar primero la palabra y sin apartar la vista de su libro. Sabía cuánto amaba Aiwass hablarle de Aziraphale, así que fue la mejor opción que se le ocurrió para iniciar una conversación.

— Hace un tiempo que no lo veo...—

— ¿Razón?—

— No lo sé.—

Ambos guardaron silencio por un momento, Salem echó un vistazo hacia el pequeño, nunca lo había visto de esa manera. Se encontraba con la cabeza agachada y parecía muy triste. Cansado de ver ese semblante bruscamente cerró el libro haciendo que el menor diera un salto debido a la sorpresa.

— No te obligaré a decírmelo, pero te diré una cosa; cada vez que venías y pasabas horas y horas hablando de él, solo bastaba con ver la cara que ponías mientras lo hacías para saber lo importante que es. Así que es mejor que no te alejes repentinamente, estoy seguro que él piensa de la misma manera cuando se trata de ti.—

El pequeño enmudeció, en sus adentros era consciente de que esa no era del todo la razón principal de su preocupación. El hecho de no poder ver a su amigo ciertamente le entristecía, pero lo que realmente le estaba atormentando era la idea de que pudiera correr peligro.

— Salem... ¿Crees que los ángeles podemos hacer algo malo? ¿Es posible que alguien esté regando ideas de maldad?—

Sabía bien que no debía decir nada, siempre se le había enseñado a obedecer y Lucifer había hecho especial énfasis en el hecho de que no debían mencionar esas reuniones a sus maestros, pero no lo estaba diciendo directamente... eso no contaba como desobediencia ¿O sí? Sea como fuere, necesitaba dejar de hablar de ello, no podía arriesgarse a hablar en contra de uno de sus superiores. Un falso testimonio representaría el fin.

— Olvida eso, creo que estar lejos de él me hace decir cosas raras.— Fingió una risa y sin esperar respuesta de su maestro, salió rápidamente de allí.

Sempiterno [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora