Clasificación.

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Desde otro extremo Aiwass estaba presenciando el evento, poniendo toda su atención al turno de su amigo. Estaba mucho más tranquilo que antes, aunque le costara admitirlo las palabras de Salem habían ayudado mucho, más aún cuando vió que Aziraphale actuó perfectamente.

Al verlo ya transformado se sorprendió mucho, su altura había aumentado considerablemente, su cabello era aún más hermoso, esos ojos azules resplandecían haciendo que quién los viera se perdiera fácilmente en ellos; ese rostro angelical había cambiado tanto pero en el fondo sabía que aún era él, aunque por alguna razón que no comprendía no podía dejar de admirarlo. Esperaba que la ceremonia terminara pronto y así poder verlo más de cerca y felicitarlo, había hecho un gran trabajo.

— El ángel Aziraphale es un principado, se les darán los detalles personalmente cuando todos conozcan sus categorías.— Dijo Miguel desde el estrado.

En el cielo como ya se ha mencionado, cada ser que habita allí tiene una tarea especial. Estos están repartidos en diversas clasificaciones y se dedican únicamente a ello. Cada categoría tiene un "objeto o símbolo" que los representa; en el caso de Aziraphale, por ejemplo, las llaves son el símbolo de los principados.

Al igual que con el ángel rubio, el resto de sus compañeros le siguieron recibiendo sus categoría y siendo transformados. Después de un rato llegó el esperado turno de Aiwass, quien estaba seguro de que recibiría algo especial. Realizó su recorrido de vuelo y al terminar se posicionó para esperar a que la luz llegara hasta él.

Sus amigos y Salem observaban ansiosos esperando saber el resultado que finalmente estaba siendo mostrado. En un costado sobre la mejilla derecha del ángel, se estaba dibujando un cometa dorado.

—Aiwass es del tipo creador.—

Un creador menor, esa era uno de las mejores categorías si se quería vivir viajando entre mundos. Era justo lo que Aiwass había deseado.

Así continuaron hasta terminar con cada uno de los ángeles. La felicidad estaba en el interior de cada uno de los presentes, era un día de fiesta para el cielo, finalmente la espera había llegado a su fin y los ángeles estaban completos y listos para trabajar en sus respectivas misiones.

Desde el estrado Lucifer había permanecido prestando toda su atención al evento, ese mismo día se habían elegido los 7 Sagrados Arcángeles y también los pequeños habían ascendido en la jerarquía ¿Qué más podía pedirse? Todo marchaba a la perfección.

Un tiempo después ee dió el discurso final, la ceremonia había concluido y ahora todos podían marcharse.
Por lo que Aiwass iba presuroso para felicitar a su querido amigo, pero cierto ser se interpuso en su andar.

—¿Tienes prisa? Aún no me has dejado felicitarte cuando soy como tu segundo maestro.— Mencionó la voz de aquel ser.

—Disculpe, con todo lo que sucedió hoy estoy algo distraído, no es que haya querido olvidarme de usted.— Declaró el pelirrojo que parecía buscar a alguien en la distancia.

—Eres afortunado, siendo un creador tendrás muchas oportunidades de conocer la creación entera, a diferencia de tu pequeño amigo.—
Dijo ignorando la obviedad de la prisa del más joven.

Aiwass se sorprendió por aquello, debido a que en la ceremonia no se dieron detalles desconocía que era exactamente lo que cada uno debía hacer.
— ¿A qué se refiere con eso? ¿Cuál es la tarea real de un principado?—

— Oh, ¿No lo sabías?— Respondió con sorpresa claramente fingida. — Los principados son entrenados en varias áreas, en especial en defensa. Cuando están listos se les asigna un territorio donde tienen que permanecer todo el tiempo, son una especie de guardianes o representantes si lo quieres ver de esa forma. Así que una vez se les asigna el lugar no los veremos por aquí.—

— Entiendo, usted parece saber mucho. He tenido mucha curiosidad hasta ahora, así que si me permite preguntar ¿Que es usted en realidad y que busca?— Había estado esperando por un tiempo considerable para hacer esa pregunta, a pesar de que parecía que sus intenciones eran buenas algo no terminaba de tener sentido. También le preocupaba la cuestión de Aziraphale, pero ya lo hablaría con él en otro momento.

El mayor soltó una risita ante la pregunta, hecho que desconcertó al otro ángel.
—Soy un serafín, y mi misión no es muy difícil de entender, si piensas un poco en ello podrías darte cuenta rápidamente.— Guardó silencio un momento mientras posaba una mirada fija hacia Aiwass.

—Fue agradable hablar contigo, a partir de ahora seguramente nos encontraremos con más frecuencia durante tu entrenamiento.—

Nuestro querido pelirrojo estaba en shock al oír la respuesta que ni siquiera prestó atención a las últimas palabras del serafín.

¡¿Un serafín?! ¿Que hacía alguien de un rango tan alto reuniéndose con el último nivel de la jerarquía? Jamás creyó conocer a uno de estos seres de los cuales solo había escuchado en rumores, en especial de Salem, le encantaba hablar sobre ellos y decirle que debía llegar a ser igual o mejor.

De pronto volvió a la realidad.

—¡No puede ser! Me distraje y ahora quizá ya no lo encuentre...— Se regañó a sí mismo por ser tan distraído, de pronto una mano tocó su hombro derecho causando un repentino sobresalto en el ya mencionado.

— Disculpa pero podemos hablar en otro momento, ahora debo encontrar a alguien.—
Pronunció sin siquiera mirar al desconocido que le llamaba.

— Entonces nos vemos después, querido.—

Sempiterno [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora