Confía en mí.

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Aziraphale se estremeció en el momento que escuchó su nombre, es verdad que había practicado mucho durante todo ese tiempo, pero aún así jamás esperó ser quién abriera la ceremonia, ese era un acto demasiado importante, si hacía algo mal todo quedaría arruinado. Todos los esfuerzos de su maestro, quién había ayudado mucho al guardar su secreto, además todo lo que Aiwass le había enseñado no podía ser en vano, había puesto tiempo y esfuerzo en él...

* * *

Desde otro extremo se encontraba Aiwass no menos sorprendido que su pequeño amigo. Sabía que estaría nervioso, por eso le había propuesto llegar juntos pero las circunstancias no habían ayudado y ahora ni siquiera había tenido tiempo de decirle al menos un par de palabras.

Conocía la poca confianza que tenía en sí mismo, más no podía estar ahí para ayudarlo. Esto era un gran pesar para Aiwass, desde lo más profundo de su corazón deseaba ir a apoyarlo pero no era posible hacer algo que pusiera en peligro el avance de la ceremonia (pues tenían prohibido moverse del lugar asignado, hacerlo implicaba desobediencia y eso causaría un gran alboroto) o peor aún, no podía dejar que nadie sospechara de la razón por la que Aziraphale temía que su turno llegara, comenzarían a cuestionar y si se llegaba a descubrir no sólo ellos estarían en problemas sino también Sariel... y ¡Lucifer! Seguramente no se quedaría conforme ya que sería una cuestión de mayor gravedad.

— Salem, quiero pedirte perdón por lo que haré, me aseguraré de que quedes fuera de esto así que no te preocupes.— Declaró el pelirrojo tomando una posición que indicaba que estaba a punto de levantar el vuelo.

— ¿Piensas hacer siempre esto?
¿Que pasará si un día no estás cerca de él?—

— Eso no pasará, me aseguraré de estar siempre a su lado.—

— Sigues siendo sólo un niño ¿Crees que eso que haces es por su bien? Quieres protegerlo, me has dicho que él no tiene ni una pizca de confianza en sí mismo pero viéndolo de esta forma creo que eres tú quién no confía en él.—

Aiwass enmudeció al instante, eso era verdad, en realidad no lo había visto hasta ese momento pero creía que Aziraphale siempre iba a depender de él y había pasado por alto el verdadero valor y potencial de su amigo. Las palabras de Salem fueron directas pero eran totalmente ciertas. Además al reflexionar en ello sintió como si fuera Aziraphale quién le reprochaba su poca confianza, incluso mientras Salem hablaba podía oír como el pequeño rubio decía una y otra vez « Confía en mí »

— Aún así...quiero estar junto a él y verlo crecer.—

— Sé que es importante para ti, pero no dejaré que por esta decisión arrastres al resto contigo, piensa en lo que tu amigo desearía. No sé por qué intentas tan obstinadamente ir hacia él, pero deja que las cosas tomen su curso, al menos solo esta vez.—

Una vez Salem terminó de hablar sostuvo el brazo de Aiwass para no dejarlo ir. Sabía muy bien que esa acción le traería el desprecio de su querido alumno pero estaba más preocupado por su futuro. Quizá no lo había mencionado antes pero todo el tiempo fue consciente de que el pequeño había estado llevando sobre sus hombros una carga demasiado pesada, por lo que esta era la mejor manera en que podía ayudarlo.

— Ánimo y espero que me perdones, he decidido confiar en ti.— Susurró Aiwass.

* * *

En su cabeza se reprodujo el recuerdo del momento exacto cuando conoció a ese ser especial, acompañando esta dulce memoria las palabras de aquella promesa hicieron eco. No podía vivir dependiendo siempre de su amigo, además esta era la oportunidad para agradecerle dando su mejor esfuerzo.

En ese momento fue como si ese pensamiento lo hubiera hecho reaccionar ¿Por qué estaba dudando? Su querido amigo había hecho todo lo posible para llevarlo hasta ahí, así que no debía temer, iba a demostrarle a cada espectador los frutos de todo el apoyo que recibió.

Sariel no lograba entender que pretendía Gabriel al haber hecho eso, pero pensar demasiado en ello no sería bueno, es decir, eventualmente hubiera llegado el turno de Aziraphale. Así que postergarlo no hubiera servido de nada.

El ángel notó que su pequeño alumno parecía preocupado, así que puso la mano en su hombro. —Esta es una gran oportunidad para mostrar todo lo que has evolucionado, saldrá bien, te estaré apoyando.—

Aziraphale asintió a las palabras de su maestro y se preparó para levantar el vuelo.

«Mira atentamente, Aiwass, esto es gracias a ti. Gracias por estar a mi lado, gracias por ayudarme, gracias por haber rescatado mi libro en aquella ocasión... gracias por todo.»

Con esas palabras repitiéndose una y otra vez, se elevó con elegancia y notable habilidad haciendo perfectamente el recorrido que se les había pedido. Mientras se mantenía en el aire sintió como si de pronto alguien estuviera sosteniendo su mano, podía reconocer a quién pertenecía, incluso en la distancia la promesa que se habían hecho el uno al otro siempre los uniría. Este hecho aumentó su seguridad.
Giró un par de veces hasta finalmente descender.

Estando ahí cerró los ojos y esperó pacientemente. De un momento a otro una luz cayó como una cascada, envolviendo por completo el cuerpo del pequeño, en medio de esa luz podía apreciarse como la silueta que estaba dentro iba haciéndose más grande. Poco a poco la luz se desvaneció y dejó expuesta una llave, la mano del ángel la sostuvo y al instante todos pudieron ver su nueva apariencia.

Sempiterno [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora